El papa Francisco envió hoy "buenos deseos" y bendiciones de "unidad y paz" al presidente chino Xi Jinping y al "pueblo" del país asiático, al tiempo que le aseguró sus oraciones por "el bienestar de la Nación" al enviar un telegrama cuando sobrevoló China en su viaje a Mongolia.
El Vaticano y China no tienen relaciones diplomáticas tras la proclamación de la República asiática en 1949, mientras la Santa Sede es el único Estado europeo que reconoce la independencia de Taiwán, una isla sobre la que Beijing reclama soberanía.
"Envío saludos de buenos deseos a Su Excelencia y al pueblo de China al pasar por el espacio aéreo de su país en ruta a Mongolia", dijo el pontífice en un telegrama enviado en inglés desde el avión que lo transportaba en su viaje a Ulán Bator.
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"Asegurándole mis oraciones por el bienestar de la Nación, invoco sobre todos ustedes bendiciones divinas de unidad y paz", agregó el pontífice, que despegó desde Roma a las 18.30 (las 13.30 en la Argentina) para iniciar un viaje de cerca de nueve horas y media a Mongolia.
Francisco sobrevoló el espacio aéreo chino por primera vez en 2014, durante la ida a Corea del Sur, luego de que Juan Pablo II nunca haya tenido la autorización de Beijing.
"Al ingresar a espacio aéreo chino, le extiendo mis mejores deseos a su excelencia y a sus conciudadanos, e invoco las bendiciones divinas de la paz y el bienestar para su nación", dijo Francisco en el telegrama que envió entonces a Xi al convertirse en el primer pontífice de la historia en sobrevolar el gigante asiático.
Luego, en noviembre de 2019, Francisco volvió a tener un fuerte gesto hacia Beijing durante un vuelo de Bangkok a Tokio, al enviar tres telegramas en los que llamó "Nación" a China, "territorio" a Hong Kong y solo habló de "pueblo" en Taiwán, pese a que esta isla es la única de los tres que mantiene relaciones diplomáticas con la Santa Sede.
El marco general de las relaciones entre China y el Vaticano, en un acercamiento constante desde las elecciones casi contemporáneas de Francisco y Xi con apenas horas de diferencias entre el 13 y el 14 de marzo de 2013, tuvo un impulso definitivo a partir de la firma en 2018 de un acuerdo para la designación bilateral de obispos.
El acuerdo, que aún se considera "provisorio" y se renueva cada dos años, buscó poner fin a las divisiones que había entre Roma y Beijing a partir de la coexistencia de obispos que tenían el aval de la Santa Sede y no de China y otros que en cambio solo habían sido designados con el visto bueno de la Iglesia local, denominada Asociación Patriótica, sin aval vaticano.
Desde la firma del acuerdo en 2018 y con las renovaciones de 2020 y 2022, China y Vaticano han nombrado seis obispos de forma conjunta. En 2020, durante la presidencia de Donald Trump en Estados Unidos, Washington buscó de forma activa impedir la primera renovación del convenio con una gira de su entonces secretario de Estado Mike Pompeo.
Esta semana, fue el obispo de Beijing, Giuseppe Li Shan, quien durante la ceremonia de apertura del año académico diocesano rezó "por la rápida instauración de relaciones diplomáticas entre China y el Vaticano".
En diciembre pasado, en ese marco, Francisco dio otra señal del acercamiento a China que mantiene desde el inicio de su pontificado al declarar "venerable", primer paso hacia la beatificación, al jesuita misionero en el gigante asiático Matteo Ricci, uno de los occidentales más valorados por Beijing.
El pontífice autorizó al cardenal italiano Marcello Semeraro a hacer oficial el decreto vaticano que reconoce las "virtudes heroicas" del misionero nacido en la ciudad italiana de Macerata en 1552 y muerto en Beijing en 1610.
Para llegar a la declaración de "venerabilidad" fue necesaria la aprobación de la comisión teológica que determinó la heroicidad de las virtudes, y luego la aprobación del voto de los cardenales y obispos miembros del dicasterio para las Causas de los Santos, encargado de las causas de canonización.
Luego de "venerable", los pasos que le quedan al jesuita en su camino a la Santidad son "siervo de Dios", "beato" y "santo", en un proceso que puede durar años y depende de la aparición de milagros confirmados por su intercesión.
Si bien las causas de beatificación se inician en las diócesis de fallecimiento de la persona, en el caso de Ricci el proceso es impulsado desde 1982 en Macerata por los cruces existentes entre Beijing y Roma hasta la firma del acuerdo de 2018.
Antes de la firma del convenio de 2018, el Papa había promovido una "diplomacia de la cultura" a partir de acuerdos entre instituciones chinas y los Museos Vaticanos, que incluyeron una muestra de obras llevadas desde Roma a Beijing.
Por otro lado, el enviado del Papa para lograr la paz en Ucrania, el cardenal Matteo Zuppi, prepara un viaje a China en la que será la cuarta etapa de su misión que ya incluyó encuentros en Kiev y en Moscú en junio y una visita al presidente de Estados Unidos Joe Biden la semana pasada, informaron fuentes vaticanas.
Con información de Télam