El Senado francés inicia hoy el difícil examen de una reforma clave para el presidente centrista, Emmanuel Macron, que busca endurecer la acogida de migrantes y regularizar a aquellos que trabajan en sectores clave.
El ministro del Interior, Gérald Darmanin, dijo que la legislación "trata de ser firme" con la inmigración.
El proyecto de ley apunta especialmente a ser más "estrictos con los extranjeros que cometan delitos, expulsándolos a todos", declaró anoche en el canal televisivo France 2.
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El Gobierno dijo que la medida endurecería y aceleraría el proceso para deportar a extranjeros que sean considerados como "una grave amenaza al orden público".
Al mismo tiempo, Darmanin, uno de los miembros más ultraderechistas del Gobierno centrista de Macron, dijo que el proyecto de ley reconoce a quienes hayan ingresado a Francia sin autorización y quieran "regularizarla".
"Encontraremos la manera de que el Parlamento lo apruebe", sentenció Darmanin.
La oposición de izquierda rechaza las medidas para expulsar a más personas y endurecer las condiciones de acogida, mientras que la derecha combate la regularización temporal de migrantes trabajando en sectores con falta de mano de obra.
El Gobierno busca sobre todo el voto favorable de la oposición de derecha Los Republicanos (LR), que ya apoyó su controvertida reforma de las pensiones, pero que en esta ocasión se mantiene firme en su rechazo si se mantiene la regularización.
"No podemos tener un texto que busca expulsar a más gente y al mismo tiempo regularizar a más", dijo a la agencia de noticias AFP Bruno Retailleau, el líder de LR en el Senado, donde su partido y sus aliados son mayoritarios.
En un guiño hacia la derecha, Macron propuso ayer una eventual reforma de la Constitución para poder someter a referéndum temas sociales, como la inmigración.
Un 87% de los franceses consideran, según un sondeo de la consultora Opinionway, que hay que cambiar las reglas relativas a la inmigración, en un contexto de progresión de la ultraderecha en la opinión pública.
Unos cinco millones de extranjeros residen legalmente en Francia, que acoge a más de medio millón de refugiados. Las autoridades cifran entre 600.000 y 700.000 el número de migrantes en situación irregular.
Las asociaciones de defensa de los migrantes llamaron a votar contra un proyecto de ley que, en su opinión, "acumula las medidas represivas" y es contrario a los "principios humanistas".
La reforma prevé la instauración de una política de cuotas migratorias anuales y limitar las condiciones para la reagrupación familiar. La derecha y la ultraderecha piden además la supresión de la ayuda médica para los migrantes irregulares.
Con información de Télam