Alemania anunció hoy el refuerzo de los controles fronterizos con Polonia y República Checa en medio de un aumento de las solicitudes de asilo y de las entradas irregulares en Europa.
La ministra del Interior, Nancy Faeser, precisó que el refuerzo, que entrará en vigor "esta semana", consistirá en controles policiales "flexibles y móviles en lugares cambiantes".
El objetivo es "ejercer la máxima presión en la búsqueda de los traficantes" de personas y "proteger a quienes a menudo cruzan clandestinamente las fronteras, sin agua y casi sin aire", expresó la funcionaria, citada por la agencia de noticias AFP.
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Según un comunicado del Ministerio del Interior, la policía registró cerca de 71.000 entradas ilegales este año.
"Los principales países de origen son Siria, Afganistán, Turquía e Irak", precisa la misma fuente.
La oposición conservadora de la CDU pedía controles fijos, una medida excepcional en el territorio de la Unión Europa, que debía ser informada a Bruselas.
Hasta ahora, los únicos puntos de control fijos para entrar en Alemania se encuentran en la frontera austríaca, un legado de la crisis migratoria de 2015-2016, cuando la primera economía europea acogió a más de un millón de refugiados.
Con el auge del partido de ultraderecha AfD, que está batiendo récords en intención de voto, la cuestión de la recepción de refugiados volvió a copar el debate político.
El ministro de Finanzas, Christian Lindner, consideró hoy ante el Bundestag (Cámara Baja del Parlamento) que Alemania "perdió parcialmente el control del acceso" a su territorio y que esta situación "no debía prolongarse".
Desde la oposición conservadora, Markus Söder pidió que se establezca un tope de 200.000 solicitantes de asilo por año, una idea que el gobierno rechazó.
Desde el exterior, el gobierno alemán también está siendo criticado.
Italia le reprochó que suspendiera la recepción de migrantes transferidos por Roma en el marco de un programa europeo de solidaridad, una medida de Berlín en respuesta a la decisión del Ejecutivo italiano de incumplir su obligación de atender a los solicitantes de asilo rechazados por otros países y que habían pasado previamente por Italia.
Con Polonia, por donde transitan los migrantes procedentes del este, las relaciones tampoco están en su mejor momento: la semana pasada, Berlín y Bruselas instaron a Varsovia a dar explicaciones sobre un supuesto fraude de visados de entrada a la UE que salpicó a miembros del gobierno polaco.
Además, dentro de Alemania, municipios y regiones se declararon al borde de sus capacidades de recepción de migrantes.
Con información de Télam