Investigación concluye que escándalo de sangre infectada en Reino Unido podría haberse evitado

20 de mayo, 2024 | 11.58

El escándalo de la sangre infectada en Reino Unido no fue un accidente, sino culpa de los médicos y de una sucesión de gobiernos que provocó 3.000 muertes y miles de personas más que contrajeron hepatitis o VIH, según concluyó el lunes una investigación pública.

El presidente de la investigación, Brian Langstaff, afirmó que más de 30.000 personas recibieron sangre y productos sanguíneos infectados en las décadas de 1970 y 1980 del Servicio Nacional de Salud británico, financiado por el Estado, lo que destruyó vidas, sueños y familias.

El Gobierno ocultó la verdad para "salvar las apariencias y ahorrar gastos", afirmó, añadiendo que el encubrimiento fue "más sutil, más penetrante y más escalofriante en sus implicaciones" que cualquier trama conspirativa orquestada.

Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.

SUSCRIBITE A EL DESTAPE

Se espera que el primer ministro, Rishi Sunak, se disculpe en nombre del Estado cuando se dirija a la Cámara de los Comunes a última hora del lunes. Langstaff, ex juez del Tribunal Supremo, fue ovacionado por los activistas al presentar sus conclusiones.

Langstaff, que dirigió una investigación que duró casi seis años, afirmó que la magnitud de lo sucedido era a la vez espeluznante y sorprendente.

En algunos casos, productos sanguíneos procedentes de donaciones de presos estadounidenses u otros grupos de alto riesgo se utilizaron en niños, infectándolos con VIH o hepatitis C, mucho después de que se conocieran los riesgos.

Otros fueron utilizados en ensayos médicos sin conocimiento o consentimiento de las víctimas. Los que contrajeron el VIH fueron a menudo rechazados por sus comunidades.

"Este desastre no fue un accidente", afirmó Langstaff. "Las infecciones se produjeron porque las autoridades -los médicos, los servicios de sangre y los sucesivos gobiernos- no dieron prioridad a la seguridad de los pacientes".

Dijo que ahora deben pagarse las indemnizaciones adecuadas.

El uso de sangre infectada ha provocado miles de víctimas en Estados Unidos, Francia, Canadá y otros países.

(Reportaje de Paul Sandle; información adicional de Elizabeth Piper y William James; Editado en español por Héctor Espinoza)