Los principales opositores rusos encarcelados, incluido Alexey Navalny, anunciaron hoy que, como gesto simbólico, se pondrán en huelga de hambre durante un día el 30 de octubre para denunciar su situación y sus condiciones de detención, y en busca de que se los reconozca como "presos políticos".
"Instamos a todos los presos políticos y a quienes quieran expresar su apoyo a unirse a esta acción y a negarse a comer ese día", indicaron seis opositores rusos en una carta abierta, difundida en redes sociales, informó la agencia de noticias AFP.
Entre ellos se encuentran el activista Alexey Navalny, recientemente condenado a 19 años de prisión en un nuevo caso de "extremismo"; el veterano opositor al Kremlin Vladimir Kara-Murza, condenado a 25 años de cárcel; y el exconcejal moscovita Ilia Iashin, condenado a ocho años por haber denunciado los crímenes rusos en Ucrania.
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Estos opositores quieren revitalizar el "día del preso político", creado por disidentes soviéticos en los años 1970 en la antigua Unión Soviética.
Este día buscaba que se reconociera el estatus de preso político y reclamar mejores condiciones de detención.
"Los dictadores y los tiranos del planeta no se cansan de subrayar su proximidad. Sería justo que los presos políticos de todos los países hicieran gala de solidaridad", indicaron los opositores en su misiva.
Según la principal organización rusa de defensa de los derechos humanos, Memorial, en Rusia hay actualmente 604 presos políticos.
Navalny, crítico con el Kremlin y Putin, fue imputado en junio por crear una "comunidad extremista", "fundar organizaciones que infringen los derechos de los ciudadanos", "financiar el extremismo" y llevar a menores a realizar "actos peligrosos" y "rehabilitar el nazismo".
El líder opositor ya cumple una condena de nueve años por delitos de fraude y desacato vinculados a la recaudación de fondos para las actividades del Fondo Anticorrupción (FBK), una organización fundada por él mismo y catalogada de "extremista" por Rusia.
Fue encarcelado en enero de 2021 cuando regresó a Moscú desde Berlín, donde había estado recuperándose de un envenenamiento que él y los gobiernos occidentales atribuyeron al servicio de seguridad de Putin, una versión que el Kremlin desmiente desde el primer momento.
Con información de Télam
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