El embajador estadounidense en Japón comió hoy pescado de Fukushima, tal como había hecho el día anterior el primer ministro japonés, Fumio Kishida, para intentar demostrar que las aguas vertidas por la central nuclear accidentada son seguras, ante las denuncias de China, que prohibió la importación de productos del mar.
Las importaciones de productos del mar procedentes de Japón fueron prohibidas la semana pasada por China, después de que Tokio empezara a verter en el océano Pacífico el agua procedente de los reactores dañados de la central nuclear de Fukushima-Daiichi.
El gigante asiático acusó al gobierno japonés de tratar el océano como un "desagüe".
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"Durante esta década, Japón hizo exactamente lo que debía, del modo adecuado", declaró el embajador estadounidense, Rahm Emanuel, durante una visita a la región devastada por el tsunami de 2011, en el noreste de Japón.
Muchos miembros de la industria pesquera japonesa vienen expresando su preocupación por el impacto de esta decisión en la reputación de los mariscos del país, informó la agencia de noticias AFP.
Pero Emanuel alabó el "rigor científico internacional" y la "transparencia total" manifestados por Japón, que invitó a "la comunidad internacional a seguir los avances realizados en materia de depuración del agua".
"Las aguas de esta zona son más seguras que [las] no tratadas que botan al océano las cuatro fábricas chinas", agregó, en referencia a centrales nucleares del gigante asiático.
Las aguas vertidas de la central nuclear de Fukushima fueron filtradas de todos los elementos radioactivos, excepto el tritio, según el gestor de la central, TEPCO, la compañía eléctrica de Tokio.
El diplomático estadounidense comió lenguado, atún y lubina crudos en un restaurante de la zona, y también compró pescado y durazno en un supermercado.
Esta manifestación pública de apoyo a Japón tuvo lugar un día después de que se difundiera un video en el que el primer ministro Kishida consumía productos alimentarios de Fukushima, sobre todo lenguado.
Emanuel acusó a China de "coacción económica", "acoso" y "desinformación" contra Japón.
"Todo eso no es más que política", agregó el diplomático de 63 años.
"China no ha hecho nada para informar, educar o mejorar el juicio de la población", añadió.
Japón pidió a China, su principal mercado de exportación de productos del mar, que levante su prohibición, amenazando con presentar una denuncia ante la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Por su lado, el director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), el argentino Rafael Grossi, reiteró el martes que el agua de la central nuclear de Fukushima es segura.
Con información de Télam