(Por Camil Straschnoy) Los republicanos inician mañana la carrera para elegir a su candidato presidencial con una votación en Iowa considerada clave para influir en el resto de los estados y con la mirada puesta en quién va a ser el principal rival del expresidente Donald Trump, favorito a ganar según los sondeos.
Iowa cuenta con apenas 3,2 millones de habitantes, menos del 1% de la población de Estados Unidos, pero es desde hace 50 años el escenario del primer round de las primarias, lo que le otorga un peso político muy especial.
Ganar en el estado no garantiza nada: cuatro de los nueve últimos candidatos republicanos que vencieron allí fueron finalmente los que se impusieron en la interna y solamente uno, George W. Bush, triunfó además en las presidenciales en el 2000.
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En el caso de los demócratas, los únicos que festejaron en Iowa y luego llegaron a la Casa Blanca fueron Jimmy Carter, en 1976, y Barack Obama, en 2008.
Sin embargo, esta primera prueba puede ser crucial para reducir el número de contendientes y dar a los que queden un trampolín o un beso de la muerte para el resto de la carrera, que en el caso de los republicanos seguirá el 23 de enero en New Hampshire.
"El candidato que quede primero, o que obtenga mejores resultados de lo esperado, aunque no sea primero, recibirá una gran atención gratuita de los medios de comunicación, atraerá la atención de los donantes y ganará impulso", explicó a Télam Karen Kedrowski, profesora de Ciencias Políticas de la Universidad Estatal de Iowa.
"A menudo, los candidatos que obtienen malos resultados en Iowa abandonan poco después, lo que significa que los votantes en estados posteriores tienen menos candidatos entre los que elegir", añadió.
"Los votantes de otros estados tendrán otros temas que les interesen y podrán elegir opciones diferentes, pero si no puedes terminar entre los tres primeros en Iowa, puede que no tengas lo que hace falta para ser el candidato", dijo a esta agencia Tim Hagle, docente de Ciencias Políticas de la Universidad de Iowa.
"Debido a la atención mediática que se presta a Iowa, lo que ocurra aquí es relevante para saber si un candidato puede continuar en los otros estados con una campaña viable", agregó y señaló como gran excepción lo ocurrido con Joe Biden en 2020, que salió cuarto en el estado meses antes de convertirse en presidente.
Todos los sondeos pronostican que Trump ganará y por una gran distancia, como también coinciden en que habrá un cabeza a cabeza por el segundo puesto entre la exgobernadora de Carolina del Sur y exembajadora ante la ONU durante la presidencia del magnate, Nikki Haley, y el gobernador de Florida, Ron DeSantis.
Los dos aspirantes participaron el miércoles de un debate en el que parecieron más preocupados por competir por quién será el escolta de Trump que en lanzarse contra él para intentar achicar la ventaja.
"La carrera en Iowa este año es realmente por ocupar el segundo puesto y por convertirse en la alternativa de consenso a Trump", señaló Kedrowski, investigadora en temas vinculados a la inclusión de las mujeres en la política estadounidense.
Más allá de esta distancia inalcanzable, indicó que el magnate también tiene cosas en juego: "Trump podría 'perder' en Iowa si gana por un margen menor de lo esperado. Si Haley o DeSantis se acercan más de lo que pronosticaban las encuestas, podrían ganar impulso. Así que este año, el segundo lugar importa".
"Si DeSantis o Haley se acercan a Trump más de lo que sugieren las encuestas, entonces pueden argumentar que son alternativas viables. Si no es así, entonces Trump podrá decir que él es claramente la persona que debería ser el candidato", manifestó en sintonía Hagle, especialista y autor de libros sobre cuestiones electorales y política judicial.
Hay un factor importante que incidirá en el resultado: Iowa vota por caucus, es decir, mediante asambleas de electores afiliados al partido, un sistema particular que lo diferencia de la gran mayoría de otros estados.
A partir de las 19 hora local (22 de Argentina), los votantes republicanos se reunirán en pequeños grupos en casi 1.600 distritos electorales para estas asambleas, que se celebran en escuelas, iglesias, teatros, estaciones de bomberos e incluso casas particulares.
Allí, los representantes de los candidatos pronunciarán un discurso antes de que los participantes escriban su elección en una hoja de papel. Para votar hay que registrarse oficialmente como republicanos, algo que se puede hacer esa misma noche.
Este sistema dificulta que puedan participar los que trabajan de noche, los que se despiertan temprano, los que tiene que cuidar a niños o adultos menores o simplemente quienes no quieran o no puedan salir de sus casas ante las temperaturas bajo cero en pleno invierno.
"Los sondeos para los caucus son difíciles. El entusiasmo por un candidato significa mucho, especialmente cuando condiciones como el clima pueden dificultar la asistencia de la gente", comentó Hagle.
"Podría pasar que algunas personas piensen que Trump está muy por delante y que no importa si asisten al caucus. Por otro lado, los que apoyan a DeSantis o Haley pueden sentir que están tan por detrás que tampoco importa participar", explicó.
Por el contrario, un factor que parece incidir poco en la popularidad de Trump son los juicios penales y civiles que enfrenta, que según el exmandatario, son una "caza de brujas" impulsada por los demócratas para sacarlo de la carrera electoral.
Al día siguiente de la votación en Iowa, el 16 de enero, el magnate afrontará un proceso legal por difamación presentada por la escritora Elizabeth Jean Carroll, a quien ya tuvo que indemnizar por agresión y abuso sexual.
En asa agenda que mezcla elecciones y casos judiciales sobresale el 4 de marzo, cuando debe comenzar un juicio penal en Washington por el intento de revertir los resultados de las elecciones de 2020.
Será un día antes de una de las fechas más importantes de las primarias republicanas: el "supermartes", con votaciones en una quincena de estados, incluyendo los determinantes Texas y California.
En esa jornada también están pautadas las internas en Colorado y Maine, en los que Trump fue excluido por su papel en el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021, cuando sus seguidores atacaron la sede del Congreso en un intento por impedir que se certificara la victoria de Biden en las elecciones del año anterior.
Así lo determinaron tribunales de esos estados, que citaron como base legal una enmienda de la época de la Guerra de Secesión de Estados Unidos (1861-1865) que prohíbe a personas que participaron en una insurrección ocupar cargos electivos.
La Corte Suprema, de mayoría conservadora, analizará a partir del 8 de febrero la apelación de Trump, que pidió revocar los fallos.
Con información de Télam