Conflicto Israel-Hamas: analistas no ven incentivos para escalada regional, pero no la descartan

21 de octubre, 2023 | 14.48

(Por Dacil Lanza) El ataque del movimiento islamista palestino Hamas a Israel de hace dos semanas, que derivó en un nuevo estallido de violencia, llevó a varios líderes internacionales a alertar sobre el riesgo de una escalada en la región, pero analistas creen que no hay incentivos para que otros países intervengan a favor de la propagación de la guerra, aunque estimaron que puede haber "errores de cálculo".

Tras la sorpresiva incursión por tierra, mar y aire de Hamas del 7 de octubre, que dejó al menos 1.400 muertos, la mayoría civiles, así como 210 secuestrados, Israel lanzó una ola de bombardeos contra la Franja de Gaza, donde hasta ahora murieron más de 4.000 personas, y bloqueó al empobrecido enclave palestino.

En la actualidad existe la posibilidad latente de que este conflicto desborde los límites de la Franja, ya sea a los otros territorios palestinos de Cisjordania y Jerusalén Este, donde ya hubo víctimas fatales; dentro de Israel, donde residen cerca de dos millones de árabes israelíes, así como por fuera de sus fronteras.

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El presidente estadounidense Joe Biden viajó a Israel en medio de las tensiones en su frontera norte, donde hubo enfrentamientos con la milicia libanesa Hezbollah, y con Siria, donde hubo bombardeos israelíes, y su presencia buscó disuadir otras potenciales amenazas que surgieron en simultáneo al conflicto en la Franja de Gaza.

Biden, que expresó su respaldo al Gobierno del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, tenía previsto reunirse además con el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, y con otros líderes árabes, como lo hizo su secretario de Estado, Antony Blinken, pero el bombardeo de esta semana a un hospital en Gaza, donde murieron decenas de personas y del que se responsabilizaron mutuamente ambas partes en conflicto, hizo que se suspendiera un viaje a Jordania.

También estuvieron en la región el canciller alemán, Olaf Scholz; la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el primer ministro británico, Rishi Sunak.

En tanto, representantes de países árabes y naciones musulmanas se solidarizaron con los palestinos de la Franja de Gaza y advirtieron, como en el caso del presidente egipcio, Abdel Fatah al Sisi, y el rey de Jordania, Abdullah II, que una "propagación" del conflicto podía conducir a una "catástrofe regional".

Jordania también apuntó que "cualquier intento de desplazar a los palestinos de la Ribera Occidental será considerado un acto de guerra".

Por su parte, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, expresó su preocupación por la posibilidad de una "guerra regional" y su canciller Serguei Lavrov advirtió que esa situación sería "bastante grave".

Desde Irán y el Líbano -donde se emplaza Hezbollah- los mensajes buscaron elevar el tono con amenazas de involucrarse de algún modo en la contienda.

De todas formas, según dijeron analistas a Télam, hasta el momento los actores no tienen suficientes incentivos como para involucrarse en el conflicto, aunque no lo descartaron.

"Todos los actores tienen intención en que esto no escale. Estados Unidos está pendiente de Ucrania y no quiere un nuevo frente. Irán ya tiene sus beneficios en esta situación y no los quiere arriesgar. Israel lo último que quiere es que se sumen nuevos actores. Ni Hezbollah quiere eso, porque está usando la disuasión y es más útil mientras menos se ejerce la violencia", dijo el especialista en temas internacionales Paulo Botta.

Pese a ello, "no todo es racional y las probabilidades de que haya errores de cálculos, cuando hay acciones militares en el medio, es muy grande", dijo el director del Observatorio Militar de Medio Oriente en la Escuela Superior de Guerra Conjunta de las Fuerzas Armadas de Argentina.

Botta estimó que la inacción de Israel es "políticamente inaceptable", porque es el ataque a civiles más importante en su historia, pero descartó que busque "una guerra total". Su respuesta será "en función de las necesidades, de las oportunidades y de las presiones externas", dijo.

Por su parte, el politólogo especializado en el Líbano y Medio Oriente Said Chaya dijo que hay que mirar "dos factores que están vinculados entre sí", que son las acciones de Irán y el Líbano.

"La retórica iraní está subiendo de tono. El líder supremo iraní (el ayatolá Ali Jamenei) salió a decir que el tiempo es escaso. Esto va a implicar mucho odio en los países árabes e islámicos", apuntó.

Los dichos de Jamenei llegaron después de que su canciller Hosein Amirabdolahian advirtiera esta semana que es "concebible" una "acción preventiva" contra Israel por parte de Irán y después de que este se reuniera con el líder Hamas, Ismail Haniyah.

Pese a ello, Chaya dijo que Hezbollah "no tiene en este momento alicientes ni apoyo para llevar adelante un ataque" a Israel.

"En las elecciones del 2022 se vieron debilitados y la situación del país, sin un presidente y con negociaciones domésticas, tener que sacar la mirada sobre eso y ponerla en lo internacional no lo beneficia. Sus electores tienen la cabeza en otra cosa y sus aliados en el Parlamento también", comentó.

Pese a esa falta de incentivos, agregó que Hezbollah puede llegar a ser "arrastrado al conflicto", en la medida en la que las acciones israelíes en el sur del Líbano y en Gaza aumenten.

En la misma línea, Botta recordó que esta semana Amirabdolahian estuvo en visita regional en Bagdad, Damasco y en Beirut, pero que en la capital libanesa no apareció Hassan Nasrallah, el jefe de Hezbollah.

"En situaciones anteriores, Nasrallah estaba ahí. El tema es que éste puede atacar a Israel, pero no va a ser gratuito, va a haber un periodo de diez años hasta que vuelva a construir poder ¿Cuál es el sentido de ser destruido y quedarse sin su capacidad de disuasión? Los va a vaciar de capacidad frente a lo que realmente les interesa, que es la política libanesa", dijo.

En cuanto a Irán, estimó que está tendiendo a "restringir la posibilidad de intervención".

El martes, la explosión en un hospital gazatí llevó más al límite las declaraciones de los líderes regionales.

"Creo que las dudas en torno a ese bombardeo genera más incertidumbre sobre qué acción tomar. Esto le da más 'popularidad' a la causa palestina", afirmó Chaya.

El incidente provocó un llamado "día de furia" en el mundo árabe, con manifestaciones en las capitales de Siria, Túnez, Líbano y Jordania, entre otras.

Pero estas convocatorias no siempre fueron realizadas desde las autoridades de cada país, mientras que en los casos en que sí fueron hechas por los gobiernos, no queda claro su potencial deriva.

"Los gobiernos árabes no van a poner a la causa palestina antes que sus propios intereses", dijo Botta.

"Las poblaciones van a mostrar descontento, pero tienen sus propias agendas. Con una inflación como la del Líbano, una guerra civil como la de Siria, la tensión económica de Egipto, es difícil pensar que la gente va a dejar sus preocupaciones para ocuparse de Palestina. Suena duro, pero es así", agregó.

En Egipto, el viernes, hubo protestas con consignas de los tiempos de la llamada Primavera Árabe, como la de "Pan, libertad y justicia social", que trascienden la causa palestina y apuntan al gobierno.

En el cálculo interno, Chaya dijo el Líbano teme que si entra en guerra tendrá no solo pérdida de vidas, sino también efectos económicos -especialmente la afectación de infraestructuras esenciales, como sucedió en la guerra de 2006- y políticos negativos.

El coordinador del núcleo de estudios de Medio Oriente de la Universidad Austral dijo que "los mejores años de la política exterior libanesa estuvieron marcados por la neutralidad" y que por más que la opinión pública sea a favor de los palestinos, con 70% de pobres, "no está en condiciones de hacerse cargo de ellos ni de bancar una guerra por el honor".

Con información de Télam