De la "guerra relámpago" en Ucrania a los 100 días de un conflicto sin un final a la vista

02 de junio, 2022 | 13.05

(Por Camil Straschnoy) Lejos de la “guerra relámpago” que se anticipó, la invasión en Ucrania cumple mañana 100 días, período en el que desde el plano militar las fuerzas rusas no consiguieron sus objetivos de controlar las grandes ciudades y se concentraron en el sur y el este del país vecino, donde lograron sus primeros avances a un costo humano para ambos bandos difícil de dimensionar en un conflicto sin un final a la vista.

El 24 de febrero pasado el presidente ruso Vladimir Putin anunció una “operación militar especial” y amenazó con una “respuesta inmediata” para todos los gobiernos que intervengan, en un mensaje que tenía como destinatario a las potencias occidentales que venían alertando sobre una escalada y la intención de librar una “guerra relámpago”, como planteó el premier británico Boris Johnson.

Las tropas que responden al Kremlin ingresaron al país vecino desde la frontera del norte hacia la capital Kiev, desde el sur a través de la península de Crimea anexada en 2014, y desde el este junto a las fuerzas prorrusas que habitan las provincias separatistas de Donetsk y Lugansk, que previo a la invasión fueron reconocidas como repúblicas por Moscú.

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Tras esos primeros avances en dirección a Kiev y a Jarkov, la segunda ciudad en importancia, la resistencia ucraniana, el respaldo armamentístico de los aliados occidentales y las falencias en lograr la supremacía aérea llevaron al Kremlin a fines de marzo a replegar sus operaciones al Donbass, donde se ubican las dos provincias separatistas en las que se concentran actualmente la mayor parte de los combates.

“Se redujeron los objetivos operativos de Rusia de todo el país a una pequeña zona en la que ya están luchando desde hace ocho años”, indicó a Télam Frank Ledwidge, profesor de Estrategia y Derecho Militar de la Universidad de Portsmouth, en Reino Unido.

El analista indicó que el ejército ruso mostró grandes falencias, como un “mantenimiento pobre de sus blindados”, una “dotación baja de sus unidades” y una “inteligencia que recibió o generó suposiciones erróneas” sobre la situación en Ucrania, lo que generó una “planificación inadecuada”.

“Mientras que militarmente los rusos fracasaron, se podría argumentar muy fácilmente que a largo plazo el objetivo de hacer que Ucrania sea mucho más débil está teniendo éxito para Rusia en un nivel estratégico terrestre”, comentó.

El repliegue al sur y el este dio sus frutos para la ambición de Putin con las conquistas de ciudades claves como Mariupol y una gran parte de Severodonetsk.

De acuerdo con el presidente ucraniano Volodomir Zelenski, las fuerzas de Moscú ocupan actualmente "alrededor del 20%" del territorio de su país, casi tres veces más de lo que ya tenían bajo su control antes de la invasión.

Los combates concentrados en el Donbass convirtieron a la guerra en una de trincheras y desgaste, lo que sumado a que las negociaciones de paz están rotas desde hace más de dos meses, hace prever a los analistas que el conflicto bélico no tendrá un final en el futuro inmediato.

“En ausencia de algún acontecimiento sorpresa, no veo ninguna alternativa que esta guerra continúe durante otro año, por lo menos. Ambos bandos se atrincheraron en sus posiciones hasta el punto que los ucranianos no aceptarán nada menos que la devolución de casi toda su tierra, por lo menos a la situación antes del 24 de febrero, y los rusos no aceptarán algo menos que poder controlar el Donbass”, indicó Ledwidge, autor del libro Losing Small Wars sobre el fracaso militar británico en Irak y Afganistán.

“Las fuerzas rusas fueron muy resistentes a lo largo de la historia y lo seguirán siendo, así que no van a colapsar por problemas de moral o suministros”, dijo y añadió: “Tampoco creo que Ucrania esté preparada para un contraataque y no lo estará durante algunos meses. Me refiero a un contraataque significativo, pueden hacer ataques limitados como hacer retroceder a los rusos de Jarkov porque su línea es muy débil allí”.

En casi 100 días, este conflicto causó estragos a nivel material y humano, aunque la falta de información oficial hace difícil cuantificar cifras reales.

Fuentes occidentales estiman que unos 15.000 soldados rusos perdieron la vida, mientras que del lado ucraniano no hay estimaciones actualizadas y fidedignas.

Fuera de Ucrania, también hay un reposicionamiento militar: si Putin lanzó la invasión con el objetivo declarado de alejar a la OTAN de su país, lo que consiguió hasta ahora es lo contrario con los pedidos de Finlandia y Suecia de sumarse a la alianza.

Rusia posee zonas limítrofes con cinco miembros (Estonia, Letonia, Lituania, Noruega y Polonia), pero con ninguno tiene una extensión tan grande como los 1.300 kilómetros que comparte con Finlandia, escenario geopolítico que llevó al país nórdico a mantener hasta antes del conflicto una política de neutralidad y no intervencionismo con su vecino, incluso durante la Guerra Fría.

“Finlandia es probablemente la potencia militar más formidable en los combates persona a persona. Tiene un ejército extremadamente eficaz y una Defensa Nacional realmente resistente a nivel mundial. Están muy bien armados y lo mismo ocurre, en menor medida, con Suecia”, apuntó Ledwidge.

Y agregó: "Así que ahora estos dos países, que son formidables potencias militares por sí mismos, se encuentran cerca de ingresar a la OTAN, que estará a unos 200 kilómetros de San Petersburgo”.

Con información de Télam