Rusia aseguró hoy que está cerca de controlar totalmente Lugansk, una de las provincias del este de Ucrania donde se concentran actualmente la mayoría de los combates, mientras el gobierno en Kiev ordenó a sus soldados atrincherados en Mariupol deponer las armas para poner fin a una de las batallas más sangrientas en estos casi tres meses de invasión.
Después de una frustrada campaña militar en la capital y otras zonas del norte ucraniano, las fuerzas que responden al Kremlin centran sus avances especialmente en la franja oriental del Donbass, una zona parcialmente controlada por separatistas prorrusos desde 2014 que incluye las regiones de Lugansk y de Donetsk.
"La liberación de la República Popular de Lugansk está cerca de completarse", declaró el ministro de Defensa ruso , Serguei Shoigu, en referencia a que Moscú reconoce a ambas regiones como repúblicas autónomas, aunque esta independencia no es reconocida por Ucrania ni por la comunidad internacional.
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"Las fuerzas de ocupación rusas están llevando a cabo intensos bombardeos a lo largo de toda la línea de contacto y tratando de golpear con su artillería en lo más profundo de las defensas de las tropas ucranianas", dijo por su parte el portavoz del Ministerio de Defensa ucraniano, Oleksandr Motuzyanyk.
En la misma región, doce personas murieron y 40 resultaron heridas ayer en un bombardeo en la ciudad de Severodonetsk, informó el gobernador regional.
Las fuerzas rusas están rodeando esa ciudad y la vecina Lysychansk, separadas por el río Donets, que representan el último reducto de resistencia ucraniana en la región.
Más al oeste, al menos siete personas, entre ellas un niño, resultaron heridas en un bombardeo ruso sobre un centro cultural recientemente reconstruido en Lozova, informó el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, que anoche calificó como un "infierno" la situación en el Donbass.
"Los ocupantes consideran a la cultura, la educación y la humanidad como sus enemigos. Y no escatiman misiles para ello", denunció el mandatario.
En el sureste, la mirada está puesta principalmente en Mariupol, donde el gobierno de Ucrania ordenó hoy a sus tropas atrincheradas en la acería Azovstal deponer las armas, tras casi tres meses de resistencia a la ofensiva rusa que arrasaron esa ciudad portuaria.
El Ministerio de Defensa ruso difundió un video en el que se ve a militares saliendo de la planta, algunos con muletas. De acuerdo al Kremlin, 1.908 soldados se rindieron esta semana en la acería.
"El máximo mando militar dio la orden de salvar las vidas de los soldados de nuestra guarnición y dejar de defender la ciudad", declaró el comandante Denys Prokopenko, miembro del Batallón Azov, reiteradamente señalado como neonazi por Moscú.
Sus efectivos, añadió en un mensaje divulgado en Telegram, siguen tratando de sacar de la planta a los soldados muertos: "Ahora espero que pronto, las familias y todos en Ucrania puedan enterrar a sus combatientes con honores".
Kiev desea intercambiar soldados de Azovstal por prisioneros rusos, pero las autoridades prorrusas de la región de Donetsk afirmaron que algunos podrían ser juzgados.
"Esperamos que [...] todos los prisioneros de guerra sean tratados de acuerdo con la Convención de Ginebra y el derecho de la guerra", dijo el portavoz del Departamento estadounidense de Defensa, John Kirby, un pedido que también elevó la Cruz Roja.
En Ucrania, el primer militar ruso juzgado por crímenes de guerra pidió "perdón" ante un tribunal de Kiev, al detallar cómo mató a un civil al inicio de la invasión rusa, hace casi tres meses.
El conflicto también se dirime fuera de Ucrania, con sanciones, ayudas económicas y represalias energéticas que repercuten directamente en otros países.
Después de que los países occidentales impusieron una serie de sanciones a Moscú, el Kremlin advirtió de que se les cortaría el suministro de gas, a menos que lo pagasen en rublos, y ya no en euros.
Eso es lo que ocurrirá en Finlandia a partir de las primeras horas de mañana, debido a que este país se niega a acatar la nueva norma, confirmaron el grupo energético estatal finlandés Gasum y el ruso Gazprom.
El anuncio se produce dos días después de que Finlandia y Suecia, dos países históricamente no alineados militarmente, solicitaran ingresar a la OTAN, ante los temores regionales provocados por la invasión rusa.
"Nuestros vecinos más cercanos, Finlandia y Suecia, solicitaron unirse a la OTAN. Por lo tanto, la tensión continúa creciendo en el área de responsabilidad del Distrito Militar Occidental", dijo el ministro Shoigu y adelantó que el Kremlin va a responder creando más bases militares en el oeste.
Del otro lado, el G7 aprobó hoy un paquete de ayuda por 19.800 millones de dólares para Ucrania para "cubrir el déficit financiero y asegurar el suministro de servicios básicos al pueblo", en el marco del respaldo al país ante la invasión de Rusia.
Los fondos serán utilizados "para ayudar a Ucrania a cubrir su déficit financiero y continuar asegurando el suministro de los servicios básicos al pueblo ucraniano", afirmó un comunicado publicado tras la reunión de ministros de Finanzas de las naciones más industrializadas del mundo.
Con información de Télam