El presidente ruso, Vladimir Putin, celebró hoy el "éxito" de sus tropas al tomar la ciudad portuaria de Mariupol, en el sureste de Ucrania, que le aseguran la unión de varios territorios leales, y descartó un asalto final a la zona industrial donde se atrincheraron los últimos resistentes para evitar muertes en ambos bandos.
Después de aguantar casi dos meses de asedio y bombardeos, las últimas tropas ucranianas están escondidas en la enorme acería de Azovstal de esta ciudad del mar de Azov, estratégica en el plan de Moscú de unir los territorios prorrusos del Donbass y la península de Crimea, ya anexada en 2014.
Los ultimátums lanzados por Rusia no lograron la rendición de estos soldados. Uno de sus comandantes, Sviatoslav Palamar del batallón Azov, pidió "garantías" de seguridad a los países occidentales para dejar el recinto.
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En este contexto, "considero que el asalto propuesto de la zona industrial no es apropiado. Ordeno anularlo", declaró Putin en un encuentro con su ministro de Defensa, Serguei Shoigu, difundido por la televisión.
"Se tiene que pensar (...) en la vida de nuestros soldados y oficiales, no se tiene que penetrar en esas catacumbas y arrastrarse bajo tierra", prosiguió. "Bloqueen toda la zona de tal forma que no pase ni una mosca", ordenó.
El ministro Shoigu indicó que unos 2.000 militares ucranianos resisten en ese complejo, refirieron las agencias de noticias AFP, Sputnik y Europa Press.
Casi desde el inicio del conflicto el 24 de febrero, Mariupol ha sido uno de los lugares donde se ha concentrado la ofensiva rusa. Las autoridades locales temen la muerte de más de 20.000 personas en la localidad, debido a los bombardeos, pero también por la falta de agua, comida y electricidad.
El ejército ruso controla gran parte de la ciudad desde hace días e incluso permitió la entrada de algunos periodistas occidentales que pudieron contemplar sus calles devastadas.
El Kremlin desestimó que los atrincherados en la planta siderúrgica puedan impedir el regreso de la ciudad a la normalidad.
"Los combatientes ucranianos bloqueados en Azovstal no influirán de ninguna manera en la restauración de la vida pacífica en la ciudad", dijo este mediodía el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, citado por Sputnik.
Durante el asedio, las evacuaciones de civiles fueron esporádicas y a menudo peligrosas. Aun así, la viceprimera ministra ucraniana Irina Vereshchuk anunció hoy que cuatro colectivos con civiles pudieron dejar la ciudad y se espera que otros salgan durante la jornada.
Por delante tendrán un recorrido de 200 kilómetros hasta Zaporiyia, salpicado por numerosos puntos de control en medio de una región inmersa en combates.
Desde fines de marzo, cuando Rusia retiró a sus tropas del norte y de los alrededores de Kiev, el este y el sur de Ucrania se han convertido en escenario principal de la guerra.
Las fuerzas rusas "mantienen sus disparos de artillería sobre toda la línea del frente", indicaron las autoridades ucranianas esta mañana.
Los combates son especialmente intensos en los alrededores de Izium (noreste), hay "bombardeos incesantes" en Popasna y Rubizhne en la región de Lugansk (este) y nuevos ataques en Mikolaiv (sur), en la ruta hacia Odesa, que han dejado un muerto y dos heridos, afirmó el gobernador Vitali Kim.
Las autoridades locales llamaron a la población civil a dejar la zona del frente, especialmente tras los descubrimientos de decenas de cadáveres en varias localidades cerca de Kiev ocupadas hasta fines de marzo por las fuerzas invasoras.
Desde entonces, han llegado a las morgues de la región de Kiev "1.020 cuerpos de civiles, únicamente civiles", dijo a AFP Olga Stefanishina, viceprimera ministra ucraniana para la Integración Europea y Euroatlántica, desde Borodianka.
En esa ciudad a 54 kilómetros de la capital, la policía denunció el hallazgo de nueve cadáveres de civiles enterrados en dos fosas.
"Estas personas fueron asesinadas por los ocupantes (rusos) y algunas de las víctimas muestran signos de tortura", dijo el jefe de la policía local, Andrii Nebitov.
El presidente español, Pedro Sánchez, llegó hoy a Kiev y de inmediato se trasladó a Borodianka, donde asistió al hallazgo de los cadáveres.
"Conmovido al comprobar en las calles de Borodianka el horror y las atrocidades de la guerra de Putin", escribió en Twitter el jefe de gobierno español, junto a una imagen de una parte en ruinas de la ciudad, que pudo visitar. "No dejaremos solo al pueblo ucraniano", agregó.
El desfile de líderes occidentales sigue en Kiev.
Ayer estuvo de visita el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, quien prometió que la Unión Europea hará todo lo posible para "garantizar que Ucrania gane la guerra", y hoy arribaron a la capital ucraniana Sánchez y la primera ministra danesa Mette Frederiksen.
Algunos diplomáticos occidentales temen, sin embargo, que el alargue de la guerra debilite la unidad de acción en las medidas contra Rusia.
Si la guerra se concentra en el Donbasss, lejos de Kiev y de las fronteras de la OTAN, el sentimiento de urgencia y unidad de Occidente puede a la larga disminuir. "Es un desafío", dijo un diplomático a AFP.
La batalla por el Donbass, la cuenca minera esteña donde Ucrania combate con separatistas prorrusos desde 2015 luego de incumplir con lo que se había comprometido en sendos acuerdos de paz firmados en Minsk -permitir la enseñanza escolar del idioma ruso y la elección de autoridades regionales, entre otras cosas-, se anuncia larga.
La toma de Mariupol y el establecimiento de un corredor bajo control ruso hasta la península de Crimea puede permitir a Moscú reforzar sus posiciones en la línea más al norte, cerca de Jarkov, la segunda ciudad ucraniana.
Al mismo tiempo, la resistencia ucraniana se anuncia feroz, especialmente con el aumento sustancial de la ayuda militar de Estados Unidos y de varios de sus aliados occidentales.
Después de demorar una decisión, Israel indicó el miércoles que aceptaba por primera vez enviar equipos de protección a Ucrania. Y el jueves, el gobierno alemán aseguró que Kiev recibirá próximamente "carros de combate y blindados" de los países del este de Europa.
Con información de Télam