El masivo terremoto que afectó a Turquía y Siria ya dejó más de 24.000 fallecidos y cientos de miles de personas desamparadas, mientras continuaban hoy los rescates entre los escombros y de a poco llega a las zonas devastadas la ayuda internacional, según información oficial.
El último balance brindado este sábado indica que el número de fallecidos asciende a 24.218 personas de las cuales 20.665 en Turquía y 3.553 en Siria.
Después de cinco días del sismo, el más mortífero desde 1939 en la región, las autoridades cifran en 12.141 los edificios destruidos o gravemente dañados.
El frío dificulta la tarea de los socorristas y castiga a los sobrevivientes, en un escenario donde al menos 870.000 personas precisan urgentemente comida y, solo en Siria, 5,3 millones se quedaron sin casa, de acuerdo a estimaciones de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
El Programa Mundial de Alimentos pidió 77 millones de dólares para aportar raciones de comida a al menos 590.000 personas desplazadas a causa del terremoto en Turquía y 284.000 en Siria, consignó hoy la agencia de noticias AFP.
En tanto, la oficina de Derechos Humanos de la ONU urgió ayer a todas las partes en la zona afectada, donde operan militantes kurdos y rebeldes sirios, a permitir el acceso humanitario.
El trabajo de los equipos de rescate sacando personas vivas de los escombros continúa, entre ellos varios niños y una mujer embarazada de seis meses que fueron salvados ayer, según la información oficial.
Ante las críticas por la gestión del gobierno, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan pidió disculpas. "Hubo tantos edificios dañados que desafortunadamente no pudimos acelerar nuestras intervenciones como hubiéramos querido", afirmó el mandatario durante una visita a Adiyaman.
La diplomacia turca afirmó que está trabajando para abrir otros dos puntos de paso "con las regiones bajo el control del gobierno" sirio "por razones humanitarias". En tanto, miles de personas duermen en tiendas de campaña o en sus coches y se reúnen junto a hogueras para calentarse en medio de unas temperaturas glaciales, por miedo a volver a sus casas o porque sus viviendas ya no existen.
Por su parte, el gobierno de Siria anunció que autorizará el suministro de ayuda internacional a las zonas controladas por los rebeldes en el noroeste del país, castigado por el sismo.