Rusia, Estados Unidos y la OTAN apostaron hoy al diálogo para reducir la tensión sobre una posible acción militar en Ucrania, aunque el Kremlin exige respuestas "concretas" por parte de la Casa Blanca que esta semana volverá a demostrar su influencia en el conflicto con la visita que iniciará en Kiev el secretario de Estado, Antony Blinken.
Rusia desplegó decenas de miles de tropas en la frontera con Ucrania y afirma que para que haya una desescalada se le tienen que ofrecer garantías sobre su seguridad, en particular, de que la OTAN no será ampliada hacia el Este.
El ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, habló hoy con Blinken por teléfono, en un gesto que expone la intención de mantener el diálogo entre las partes, aunque sin dejar de exponer las diferencias en sus posturas.
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En ese sentido, el funcionario ruso reafirmó el imperativo de que Washington "ofrezca respuestas concretas y comentarios detallados cuanto antes" sobre los planteos del Kremlin, indicó un comunicado oficial, exigiendo sobre todo garantías de que la OTAN no se extenderá hasta Ucrania.
También el secretario de Estado de Estados Unidos resaltó hoy "la importancia de continuar con la vía diplomática para desescalar tensiones", según indicó el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price.
El jefe de la diplomacia estadounidense visitará mañana Ucrania y, desde ahí, viajará a Berlín, donde se reunirá con representantes del Reino Unido, Francia y Alemania para tratar la crisis ucraniana.
Blinken se reunirá en Kiev con el presidente Volodimir Zelenski para "reforzar el compromiso de Estados Unidos con la soberanía y la integridad territorial de Ucrania", señaló la nota del vocero del Departamento de Estado.
Otro encuentro diplomático en el que se abordó la situación fue el mantenido hoy en Moscú entre Lavrov y su flamante homóloga alemana, Annalena Baerbock.
Allí, Lavrov ratificó que no se puede seguir demorando una respuesta a los acuerdos sobre las garantías de seguridad en la zona exigidos por Moscú.
"Es un asunto muy serio y no se puede seguir demorando la concertación de acuerdos concretos sobre las garantías de seguridad", dijo.
Por otro lado, Lavrov volvió a rechazar la petición de los países occidentales, que quieren que Moscú empiece a retirar a decenas de miles de tropas desplegadas en la frontera con Ucrania y aseguró que esos militares "no amenazan" a nadie.
"Más de 100.000 soldados rusos, equipos y tanques fueron desplegados cerca de Ucrania, sin razón. Resulta difícil no ver eso como una amenaza", replicó no obstante Baerbock, en declaraciones reproducidas por la agencia de noticias AFP.
Otro actor central en la crisis, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, dijo hoy que invitó a Rusia y a los socios de la alianza militar a una nueva ronda de negociaciones.
"Hoy he invitado a Rusia y a todos los aliados de la OTAN a participar en una serie de reuniones del Consejo OTAN-Rusia en un futuro próximo", dijo en una conferencia de prensa en Berlín, junto al canciller alemán Olaf Scholz.
Estas negociaciones tendrán como objetivo "responder a nuestras preocupaciones, y también escuchar las de Rusia" y "encontrar una vía a seguir para impedir cualquier ataque militar contra Ucrania", añadió.
Rusia niega cualquier pretensión bélica y se declara, al contrario, amenazada por la posible expansión de la OTAN en la región.
Además, condiciona la desescalada a que los occidentales firmen tratados para prohibir cualquier ampliación futura de la OTAN, sobre todo la adhesión de Ucrania y de Georgia.
Atizando las tensiones, Moscú empezó a desplegar un número indeterminado de soldados en Bielorrusia para unos ejercicios "improvisados" de preparación al combate en las fronteras de la Unión Europea (UE) y de Ucrania.
Bielorrusia limita con Polonia, Lituania y Letonia, miembros de la OTAN y adversarios de Rusia.
El viceministro ruso de Defensa, Alexander Fomin, informó a 98 agregados militares extranjeros radicados en Moscú que esas maniobras se iban a celebrar, con el fin de "repeler una agresión externa", según reportaron las agencias rusas.
La primera etapa, la del despliegue, ya empezó y se prolongará hasta el 9 de febrero, y la segunda, operativa, abarcará del 10 al 20 de febrero.
Pese a esto, Annalena Baerbock aseguró que quería que el diálogo con Rusia continúe, pero indicó que Moscú debería comprometerse a garantizar la seguridad de sus vecinos.
"Rusia pide garantías de seguridad, estamos dispuestos a un diálogo serio para un acuerdo y medidas que aporten más seguridad a toda Europa", recalcó la ministra de Exteriores alemana.
Turquía, miembro de la OTAN y proveedor de drones a Ucrania, también advirtió a Rusia, con su presidente, Recep Tayyip Erdogan, afirmando que hablaría del tema con su homólogo ruso, Vladmir Putin.
"No veo que la invasión de Ucrania por parte de Rusia sea una opción realista porque no se trata de un país ordinario. Ucrania es un país potente", señaló Erdogan.
En respuesta a una revolución prooccidental en Ucrania, Rusia se anexionó en 2014 la península ucraniana de Crimea y es en gran parte considerada un apoyo militar de los separatistas prorrusos del este de Ucrania, escenario de una guerra desde hace ocho años
Además de un tratado que prohíba una eventual ampliación de la OTAN, Rusia reclama que los estadounidenses y sus aliados renuncien a realizar maniobras y despliegues militares en Europa del Este.
Unas reivindicaciones que los occidentales tildaron de inaceptables, si bien se dijeron dispuestos a proseguir con las negociaciones con Rusia para evitar un conflicto armado de consecuencias imprevisibles.
Entretanto, el Reino Unido anunció el envío de armamento, como misiles antitanques, a Ucrania, mientras que Kiev se quejaba precisamente de que los países occidentales no parecían darse prisa en reforzar su ayuda militar al país.
Con información de Télam