En un momento en que tanto Estados Unidos como sus principales socios europeos denuncian una posible invasión inminente de Rusia a su aliado, Ucrania, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, visitó hoy a su par ruso, Vladimir Putin, para hablar de la relación bilateral y se declaró "solidario" con el país anfitrión.
"Estoy muy feliz y honrado por esta invitación, somos solidarios con Rusia, queremos colaborar en muchas áreas como defensa, petróleo y gas, agricultura", aseguró Bolsonaro en su mensaje protocolar antes de iniciar la reunión de dos horas con su par ruso. No mencionó en ese momento la tensión alrededor de Ucrania ni la confrontación con Estados Unidos -un país que supo ser el mejor aliado de este gobierno brasileño durante el mandato de Donald Trump- y las potencias europeas. Pero más tarde, al responder preguntas a la prensa, calificó a Putin como "un hombre de paz".
El giro de la alianza con Washington se volvió a hacer patente en los últimos días cuando el propio gobierno de Bolsonaro hizo saber que la Casa Blanca había intentado frenar esta visita oficial a Moscú. Sin embargo, el mandatario brasileño, que en octubre se juega su reelección en caída libre en los sondeos frente al ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, decidió seguir adelante con el viaje en un esfuerzo por salir del eveidente aislamiento internacional en que cayó su gobierno.
Una reunión a pura sonrisa
Putin, por su parte, aprovechó esta visita oficial amigable de un mandatario internacional en medio de la gira incensante de líderes europeos con caras largas de las últimas semanas. Destacó la cooperación entre Brasil y Rusia y destacó que el gigante sudamericano "es el principal socio comercial en América Latina".
El mandatario ruso, quien ya se había reunido a inicios de mes con el presidente Alberto Fernández, intensificó sus contactos con líderes latinoamericanos en medio de la crisis con Ucrania. Pero el caso de Brasil es más particular porque es desde la época de Trump un aliado extra OTAN de Estados Unidos.
"Tenemos Brasil y Rusia y un firme compromiso con el multilateralismo. Pretendemos trabajar con Brasil durante su mandato 2022-23 como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU y sin dudas seguiremos en los Brics, un grupo respetado que desempeña un papel multipolar y de gran peso económico en el mundo", afirmó Putin en su declaración a la prensa.
El grupo Brics lo integran Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Lula había hecho de este bloque una herramienta central de su proyección internacional; sin embargo, Bolsonaro prácticamente lo ha dejado de lado, especialmente durante sus años de alianza con el Estados Unidos de Trump.
Ambos líderes buscaron dejar claro hoy el buen vínculo.
El ruso expresó su solidaridad a Bolsonaro por los fallecidos en la tragedia de las lluvias de Petrópolis, en la sierra de Río de Janeiro; mientras que Bolsonaro llamó a Putin "amigo" y destacó que los dos "creen en Dios y defienden a la familia".
Bolsonaro además aprovechó para agradecer el apoyo que le dio Putin cuando el brasileño se cruzó con el presidente de Francia, Emmanuel Macron, por su política ambiental de la selva amazónica, una de las principales reservas verdes del mundo que según organizaciones ambientales está hoy más que nunca bajo ataque.
En el comunicado conjunto final, ambos gobiernos hicieron hincapié también en el apoyo ruso a la apuesta brasileña para lograr un asiento en el Consejo de Seguridad de la ONU. El canciller ruso, Serguei Lavrov, dijo que su país defiende la representación geográfica ampliada del Consejo de la ONU, en el marco de su apoyo a las iniciativas para el ingreso de India y Japón a la élite del poder de decisión mundial, que hoy integran apenas Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Gran Bretaña, los cinco ganadores de la Segunda Guerra Mundial.
El primer impulso al ingreso de Brasil había sido dado en 2014 por parte de Rusia al Gobierno de Dilma Rousseff.
Promesa para el agro brasileño
Pero quizás el logro más concreto que se llevó Bolsonaro de la reunión fue el compromiso del gobierno ruso de ser su proveedor de fertilizantes, un mensaje tranquilizador clave para la base electoral del agronegocio del mandatario brasileño. Sobre todo porque la estatal Petrobras, en el marco de su programa de desinversión, vendió la planta de fertilizantes de Mato Grosso do Sul a una empresa privada rusa y la posibilidad de una nueva lluvia de sanciones contra Moscú y su aliado Bielorrusia hacen temer un corte en el sumistro en Brasil.
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"Resaltaron la necesidad de continuar la cooperación en el sector agroindustrial. Las Partes subrayaron la importancia de la interacción continua entre las agencias reguladoras de Brasil y Rusia para expandir el acceso a los mercados de los dos países, incluso mediante la ampliación del número de establecimientos autorizados para exportar productos de naturaleza animal y vegetal, incluido el pescado", sostuvo el comunicado conjunto.
Con información de Télam