Los ejes del nuevo gobierno británico: ajuste más moderado y políticas más conservadoras

El Gabinete de Sunak, un joven dirigente sin base propia o aliados poderosos cercanos, adelanta cuál será el perfil del nuevo Ejecutivo Conservador en Reino Unido. Las políticas que se vienen y el miedo a una nueva crisis que desemboque en una convocatoria a elecciones.  

28 de octubre, 2022 | 00.05

El mismo día que Rishi Sunak fue elegido primer ministro de Reino Unido, después de la dimisión apurada de Liz Truss, una encuesta de Savanta ComRes difundió un estudio que reveló que la mayoría de los británicos asocian a Sunak con la palabra "rico". Es que el sucesor de Truss y ex ministro de Finanzas de Boris Johnson tiene una fortuna que redobla la del rey Carlos III y eso, para muchos británicos y británicas, lo aleja de las necesidades de la gente de a pie. Pero ese no es el único problema que enfrenta el flamante jefe de Gobierno. Sunak, que asumió este lunes, se enfrenta al menos tres desafíos claves: controlar la escalada inflacionaria, bajar la tasa de interés y recuperar la imagen del Partido Conservador, en el poder desde 2010.

Una de las primeras acciones de Sunak fue pedir una prórroga de 15 días para presentar su plan económico, la primera prueba de fuego que tendrá el joven dirigente. "Posponer el anuncio de un nuevo presupuesto fue bien recibido por los mercados porque lo toman como una medida razonable dado que es un nuevo gobierno y se espera que analice los números que recibió", explicó a El Destape, Ezequiel González Ocantos, profesor de Ciencia Política en la Universidad de Oxford. Además, Sunak decidió mantener al último ministro de Economía que nombró Truss, Jeremy Hunt, y ambas medidas provocaron una reevaluación de la libra. "Las primas de los bonos bajaron y ahora hay que esperar a ver cómo reciben los mercados el paquete impositivo y fiscal que anuncie en los próximos días, pero todo indica que tendrá su visto bueno", agregó Ocantos. 

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Hasta ahora lo que Sunak dejó trascender sobre lo que será su gestión económica es que no bajará más impuestos, todo lo contrario a lo que hizo Truss y que derivó en la fuerte crisis económica y política que puso fin a su breve Gobierno. Sin embargo, el flamante premier también deberá resolver el importante déficit fiscal. "El plan económico de Truss trajo aparejada una suba estrepitosa de la tasa que paga el Reino Unido por la toma de deuda, aunque ahora bajó un poco porque el mercado reaccionó positivamente a la elección de Sunak", analizó Ocantos. De hecho haber postergado la presentación del presupuesto responde a ver si puede conseguir que la economía se "acomode" aún más antes de hacer los primeros pasos. "Si la prima baja, también baja el costo de tomar deuda y el agujero fiscal es menor. Esto supone que entonces va a haber menos necesidad de cortar gastos de manera estrepitosa. De todas maneras se esperan recortes presupuestarios pero para tener más detalles hay que esperar al 17 de noviembre", analizó. 

Lo que se espera que Sunak haga al frente de Downing Street 10, como se bautizó a la sede de Gobierno por su dirección, no es muy distinto a lo que prometió durante la campaña en la que enfrentó a Truss. Sunak la denunciaba públicamente por su política de baja de impuestos y anticipó lo que finalmente tuvo lugar: la reacción negativa del sector financiero que respondió subiendo la tasa de interés. "De alguna manera volver al status quo de antes es parte de lo que él había prometido en la campaña. Incluso cuando fue ministro de Johnson y durante la pandemia, él decidió aumentar varios impuestos para responder a la presión fiscal", explicó el politólogo. 

Sunak no tiene una base propia en el partido, llegó al Parlamento británico con 35 años en el 2015 y logró capitalizar su gestión como secretario de Finanzas de Boris Johnson sobre todo durante la etapa más dura de la pandemia de Covid-19. "A través de la implementación de programas de ayuda social Sunak tuvo momentos de altísima popularidad, incluso mayores al propio Johnson", explicó el profesor de Oxford.

En diálogo con este portal, Ocantos explicó que en el gabinete de Sunak están representadas todas las vertientes del Partido Conservador: "Eso es una necesidad política al no tener su propia base de apoyo y además porque el Partido Conservador está muy detrás del laborista en todas las encuestas. En la medida en que logre afianzarse y mejore la performance del partido, va a tener más margen para armar un gabinete más por convicción que por necesidad".  

Sunak, un conservador y antiderechos 

Además del titular de Economía, Jeremy Hunt, Sunak sumó a su gabinete a Suella Braverman, ministra de Interior durante la gestión de Truss. Braverman pertenece al ala dura del Partido Conservador y renunció dos días antes de la salida de Truss con fuertes críticas a su entonces jefa. La secretaria de Interior protagonizó un escándalo cuando aseguró que su "sueño" y su "obsesión" eran ver cómo un avión deporta a Ruanda a quienes piden asilo en Reino Unido. "Una de las cosas que va a hacer Sunak es endurecer la política migratoria. Hoy quien no tiene un status migratorio si roba se lleva un reto y no mucho más. Pero lo que Sunak está buscando es que hasta las ofensas más mínimas sean motivo de deportación", explicó en diálogo con El Destape Carla Torres, politóloga y magíster en Derechos Humanos de la Universidad de York.

Torres contó que otras de las cosas que hizo Braverman durante su breve paso por la gestión de Truss fue cambiar el status de la figura de esclavitud. "La medida que tomó Braverman habilitó a que si una persona es traída de manera ilegal al Reino Unido y termina en una situación de esclavitud puede ser deportada y todo el peso de la ley y la responsabilidad cae sobre sí misma", explicó. 

Además dijo que otra de las garantías en las que Sunak puso el ojo es el Acta de Igualdad, una legislación que protege a las minorías étnicas, a las mujeres y la población trans. "Sunak dijo en más de una oportunidad que esa acta es una locura. Es un claro retroceso conservador", opinó. 

Este es apenas un ejemplo de las distintas corrientes internas del oficialismo que Sunak, un joven dirigente sin base propia ni círculo íntimo influyente, tendrá que conciliar para evitar que estalle una nueva crisis partidaria que dinamite otro Gobierno conservador y, finalmente, desemboque en el final más temido del partido: una convocatoria a elecciones que ponga en peligro su larga concatenación de mandatos.