Por primera vez en cien años de existencia, trabajadores de ambulancias británicos se declararon en huelga para exigir mejoras salariales y el Gobierno conservador los acusó de "perjudicar a los pacientes". El movimiento de protesta social se amplía en el país ante una inflación superior al 10% y las tensiones crecientes con el Gobierno conservador del primer ministro Rishi Sunak, que se niega a discutir unas mejoras salariales que considera "inabordables" y que, además, tomó la decisión de que 750 militares recibieran formación para reemplazar a las y los empleados.
El malestar se extiende por múltiples sectores: enfermería, ferrocarriles, logística, policía de aduanas y correos, entre otros, pero la huelga en las ambulancias de 24 horas decretada para este miércoles puso especial presión sobre el Gobierno debido a los riesgos para las personas en necesidad de ser atendidas de urgencia.
MÁS INFO
El ministro de Salud, Steve Barclay, acusó a los sindicatos de "haber tomado conscientemente la decisión de hacer daño a los pacientes", en un artículo publicado en el diario conservador The Daily Telegraph. "Es una declaración verdaderamente insultante para el personal de ambulancias y para el personal del NHS", el sistema público de salud, respondió Rachel Harrison, secretaria general del sindicato GMB.
Aun así, el director médico del NHS en Inglaterra, Stephen Powis, pidió desde la cadena BBC que la población bebiera alcohol con moderación porque será "una jornada muy difícil para los servicios de salud". "Hemos trabajado en estrecha colaboración con los sindicatos para garantizar el mantenimiento de los servicios de urgencia para enfermedades mortales, lo que incluye ataques cerebrales y crisis cardíacas", dijo.
En varios lugares del país aparecieron esta mañana piquetes de huelga. En el suroeste de Londres, unos manifestantes lucían pancartas con el lema "Salven el NHS", informó BBC. La secretaria general del sindicato GMB dijo que le "corresponde al Gobierno poner fin a este conflicto ahora". "Al rechazar hablar de salarios con los sindicatos, el Gobierno es quien decide continuar el conflicto", aseguró Harrison, informó la agencia de noticias AFP.
La huelga se encuadró en una ola de paros que comenzó a principios de diciembre cuando personal de enfermería, paramédicos, trabajadores del correo, empleados de ferrocarriles, bomberos, choferes del transporte público y profesores universitarios, entre otros, anunciaron medidas de fuerza, ante un Gobierno que se resiste a otorgar aumentos, con el argumento de que podrían impulsar aún más la inflación, que está en su punto más alto en 40 años, con un 11,1% anual en octubre.
Por su parte, este martes, las enfermeras retomaron una huelga que habían decretado la semana pasada. Anoche, su sindicato Royal College of Nursing mandó un ultimátum al Gobierno dándole dos días para encontrar un acuerdo salarial si quería evitar nuevas huelgas después de Navidad. Este colectivo, en huelga por primera vez en los 100 años de existencia del sindicato, se convirtió en un símbolo del encarecimiento del coste de vida.
El premier Sunak se mantuvo inflexible ayer ante los responsables de las comisiones parlamentarias.
"Reconozco que es difícil. Es difícil para todo el mundo porque la inflación está donde está", dijo y agregó que, según él, "la mejor manera (...) de ayudar a todos en el país es que nos pongamos las pilas y reduzcamos la inflación lo antes posible". Sin embargo, los profesionales del sector sanitario gozan de amplio apoyo entre la población tras haberse situado en primera línea de la lucha contra el coronavirus.
Además, sufren la austeridad presupuestaria que lastra desde hace años el respetado y gratuito sistema público de salud. Según un sondeo del instituto YouGov publicado ayer, dos tercios de los británicos respaldan las huelgas de enfermeras y un 63%, al personal de ambulancias.
Con información de Télam