El gobierno de Boris Johnson pendía de un hilo. A los importantes renuncias que se conocieron la tarde del martes en las carteras de Salud y Economía, se sumaron este miércoles las de una treintena de funcionarios, entre asesores y secretarios de Estado y bien temprano este jueves la hemorragía del Ejecutivo continúo. Incluso algunos de los últimos reemplazos nombrados por el premier comenzaron a pedir su salida. Con el 69 por ciento de los votantes de su partido pidiendo su dimisión, según dio a conocer un estudio de la consultora YouGov, y asediado por una crisis económica que elevó por diez los índices de inflación en relación al año pasado y a múltiples escándalos, sumado a las protestas por los altos costos de vida y falta de gasoil, el futuro político de Johnson se definió: renunció como líder de su partido y, por lo tanto, abrió el camino para que nombren a un nuevo jefe de Gobierno.
La caída de la imagen política del primer ministro no es nueva pero si el último escándalo parece haber cristalizado el descontento de los socios de su partido. Johnson viene de superar en junio un voto de confianza promovido desde sus propias filas, después de que varios legisladores enviaran cartas a un comité del Partido Conservador en el que manifestaron su oposición a la continuidad de su líder. En esa votación, de los 359 legisladores que conforman la bancada, 211 se pronunciaron a favor de Johnson mientras que 148 votaron por su remoción; es decir: un 40 por ciento de los diputados conservadores votó en contra de su continuidad en el cargo. "En esa votación Johnson ganó raspando, nunca un primer ministro siguió con un número tan grande de opositores", opinó a El Destape Guillermo Makin, politólogo y doctorado por la Universidad de Cambridge y agregó que, ante las 41 renuncias que se produjeron en las últimas 48 horas, Johnson no tenía aliados quien designar.
Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.
El manejo del Brexit, el Partygate y un escándalo sexual
El liderazgo de Johnson ya venía cuestionado por los miembros de su propio partido ante lo que consideran una gestión ineficaz en lo que hace al Brexit. Desabastecimiento de productos, escasez de mano de obra y crisis de refugiados fueron algunas de las principales consecuencias, a las que también se suman -agregó Makin- deterioro del comercio exterior y la caída del 4 puntos del PBI.
Con esa situación complicada, en la pandemia su gobierno volvió a estar en la mira de las críticas por lo que se conoció como Partygate, la revelación que expuso que Johnson había celebrado una docena de fiestas en pleno confinamiento mientras imponía a los británicos reducir drásticamente sus contactos personales debido al coronavirus. Por ese hecho se celebró la moción de censura promovida por su propio partido que logró sortear, y terminó este martes ante una nueva deriva crítica.
Luego de que se conociera que Johnson estaba al tanto de las denuncias de acoso sexual que pesaban sobre Chris Pincher -un diputado del Partido Conservador al que el Primer ministro benefició con nombramientos en cargos gubernamentales- los ministros de las carteras de Salud y Economía renunciaron argumentando representar la voluntad de sus votantes quienes consideran que "la administración de Johnson es incompetente y no actúa con interés nacional". Ese primer movimiento de los dos funcionarios para los cuales Johnson logró rápidamente nombrar reemplazos, habilitó una catarata de al menos 39 renuncias masivas que dejó el gabinete prácticamente vaciado. "Es hartazgo simplemente. Es como una bola de nieve de mentiras y demostraciones de ineptitud. Algunos los han defendido por un rato pero ya les ha colmado la paciencia", analizó Makin, en diálogo con este portal. Y agregó: "Lo que asombra a todo el mundo es cómo tardan tanto en reemplazarlo".
La oposición no capitaliza la crisis
Otro elemento que sorprende en este escenario es que el opositor Partido Laborista no ofrece alternativas ante la crisis. Desde que el laborismo enfrentó la sucesión de Jeremy Corbyn, empañado por la discusión del Brexit, ninguna encuesta de opinión pública indicó que ese partido tendría posibilidades de formar gobierno. "Ni siquiera tienen un programa claro, no hay una alternativa de gobierno", opinó Makin.
Prueba de ello es que desde que la victoria del Brexit detonó un conflicto interno en el Partido Conservador y ya tres líderes y primeros ministros se sucedieron en el poder por esa interna, en ningún momento -ni siquiera cuando el país fue a las urnas- la oposición laborista estuvo cerca de cambiar la relación de fuerzas y llegar el Gobierno. Por el contrario, se sumió cada vez más en su propia pelea interna.
Salida institucional
Ante los diferentes escenarios que se abrían, finalmente Johnson evitó una crisis de Gobierno e institucional mayor y optó por la renuncia. Le quedaban dos años de mandato y hacía muy poco había sobrevivido a un voto de no confianza en el Parlamento. Legalmente sus compañeros de partido solo podían removerlo del cargo si cambiaban las reglas de juego ya que no podía ser desafiado por un voto de la cámara hasta el año próximo. Era forzarlo políticamente a renunciar -como pasó- o que llamara a elecciones anticipadas, algo que ningún oficialismo quiere en medio de una crisis que desnuda sus contradicciones e internas. Además, en las últimas elecciones parciales que se celebraron en junio, el conservadurismo perdió dos circunscripciones claves, algo que también mostró la crisis que afecta al partido.
Por eso, en las últimas horas el mundo entero vio cómo los conservadores presionaron por que renunciara. Según la prensa local, este miércoles varios referentes del ejecutivo, entre ellos su hasta ahora incondicional defensora Priti Patel, ministra del Interior, fueron a Downing Street a decirle que había perdido el apoyo de su Partido Conservador y que no puede continuar, pero la respuesta fue la destitución del ministro de Vivienda, Michael Gove, por llevar ese mensaje. Sin embargo, poco después esto provocó más renuncias y una presión aún mayor.
Ahora, con la renuncia Johnson, el llamado Comité de 1922, integrado por miembros del conservadurismo debería llamar a elecciones para elegir un sucesor. "El tema es que nadie se anima a presentarse", había acotado Makin antes que se conociera la renuncia del premier. Ahora la historia cambió y comienza una carrera contra el tiempo para todos aquellos con aspiraciones a encabezar el Gobierno.