El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, criticó hoy a los rusos que abandonan su cargo o su país en medio del conflicto que mantiene con Ucrania, y los calificó de "traidores" en línea con las declaraciones del presidente Vladimir Putin, que habló de una necesaria "purificación de Rusia" en su discurso más duro desde el inicio de la invasión.
"En esos tiempos difíciles y en condiciones de tanta responsabilidad, en situaciones de extrema exaltación emocional, muchas personas hacen visible su esencia, y muchos se comportan como traidores, que es como los llamamos en ruso", dijo el portavoz, citado por la agencia de noticias Sputnik.
Dijo que estas personas "desaparecen de nuestra vida, algunos abandonan sus cargos, otros dejan la vida laboral activa, otros más se van del país y se trasladan a otros Estados".
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Aseguró que "así es como se realiza la purificación" de la que habló ayer el mandatario ruso, y agregó que otros "infringen la ley y reciben un castigo de acuerdo a las decisiones judiciales".
Luego atribuyó a las fuertes emociones que vive la sociedad rusa por actos como marcar con la letra Z, símbolo de la invasión rusa en Ucrania, las puertas de las casas de aquellos que se oponen a esta e insistió en que quienes apoyan al presidente son una mayoría aplastante.
Ayer Putin criticó en duros términos a quienes se oponen a la guerra, a quienes aludió como "gente dispuesta a aliarse con los enemigos del país para destruirlo".
También los tachó de quintacolumnistas al servicio del plan de Occidente que busca destruir Rusia.
"Los rusos sabrán cómo ocuparse de ellos", dijo, y agregó que se trata de una necesaria autopurificación de la sociedad, un lenguaje que fue criticado por las potencias occidentales, por tener resonancias totalitarias.
Para Putin, se trata de una minoría decadente que no puede prescindir de los lujos (foie gras y ostras, mencionó) o de sus ideas extranjerizantes como "las llamadas libertades de género, aludiendo a los avances en derechos sexuales, los derechos de la mujer y del colectivo LGBT, que son intolerables para la Rusia ortodoxa y tradicional.
El 24 de febrero Rusia lanzó una ofensiva militar en Ucrania bajo la justificación de que el Gobierno de Kiev venía cometiendo crímenes contra los habitantes de dos provincias rusoparlantes en la región del Donbass a las que, previamente, Moscú había reconocido como Estados independientes.
El reclamo del Kremlin incluye la violación por parte de Ucrania de los Acuerdos de Paz de Minsk, de 2014 y 2015, que obligaban a Kiev a darle a esas regiones -Lugansk y Donetsk, que en sendos referendos votaron por separarse de Ucrania- autonomía y posibilidades de elegir sus propias autoridades.
Ucrania, en cambio, afirma que con la operación militar Rusia pretende arrasar con la cultura y la historia ucraniana y derrocar a Zelenski para promover que un dirigente cercano a Moscú llegue al poder.
Más de tres millones de ucranianos buscaron refugio en los países vecinos, a lo que se suman unos dos millones de desplazados dentro de Ucrania.
Con información de Télam