Meses y meses de multitudinarias protestas en Tel Aviv y en el resto de Israel no parecen haber frenado la tan cuestionado reforma judicial del primer ministro Benjamin Netanyahu. En medio de nuevas manifestaciones y de nuevas escenas de represión policial que continuaban ya entrada la noche, el Congreso israelí, la Knesset, aprobó este lunes una cláusula clave de la iniciativa que busca restringir el poder de la Corte Suprema para condicionar o limitar las decisiones de los gobiernos.
El texto fue aprobado por 64 diputados de la coalición de derecha, ortodoxos religiosos y extrema derecha, mientras que la oposición decidió boicotear la votación. La sesión en el parlamento, que cuenta con 120 legisladores, se realizó en presencia de Netanyahu, de 73 años, justo después de que le den de alta del hospital, tras ser sometido el domingo a una cirugía para colocarle un marcapasos. Mientras en la cámara se debatía y votaba, en la calle, miles de manifestantes volvían a reclamar la marcha atrás del Gobierno y, otra vez, se encontraban con la misma reacción de la Policía: represión y decenas de detenciones. Y la Policía continuó atacando con camiones hidrantes y a palazos a las personas que, aún pasada la medianoche, se negaba a abandonar las calles.
La reforma sacó a decenas de miles de manifestantes a las calles durante varios meses. Este lunes, un hombre con un megáfono gritaba frente al parlamento: "¡¿Qué ha pasado aquí?! Dentro de ese edificio, nuestro Gobierno se está reuniendo. ¡Pero no por la democracia! Están ante un dictador. Recuerda eso", citó la prensa local.
"Nunca me había manifestado antes -dijo el hombre que prefirió mantener anonimato- pero tengo dos hijas aquí y no quiero que se críen en un país donde la próxima ley podría ser limitarlas en sus libertades... Nunca lo aceptaría". "Estoy aquí para defender la democracias, es mi deber como ciudadano", expresó por su parte Yuval Zinman, quien se movilizó a Jerusalén desde Tel Aviv.
Las protestas han atraído el apoyo de todos los estratos políticos y sociales, tanto de izquierda como de derecha, grupos seculares y religiosos, activistas por la paz y reservistas militares, así como trabajadores manuales y del sector tecnológico crucial para la economía del país. Sin embargo, la amplia coalición de Gobierno se mantiene unidad frente a este tema, luego de un pequeño quiebre hace unos meses, cuando las manifestaciones parecieron desbordar las calles.
Aún persiste la sensación que esto puede devenir en una crisis y, por eso, el presidente de Israel, Isaac Herzog, quien estuvo en negociaciones de última hora para llegar a un compromiso entre la oposición y el Gobierno, calificó la situación como "una emergencia nacional".
La cláusula clave aprobada
La votación de este lunes se centró en la llamada cláusula de "razonabilidad", que limitará la capacidad de los jueces para anular las decisiones del Gobierno que consideren "irrazonables", refirió la agencia de noticias AFP. Se trata de la primera cláusula clave de la reforma en convertirse en ley. Otros cambios propuestos incluyen dar al Gobierno mayor poder en el nombramiento de jueces.
La reforma defendida por el Gobierno de Netanyahu, quien lidera una coalición conformada por partidos de ultraderecha y ultraortodoxos, tiene por objeto aumentar el poder de los funcionarios elegidos sobre el de los magistrados. Las autoridades argumentan que necesitan frenar lo que consideran una extralimitación judicial y que el cambio es necesario para garantizar un mejor equilibrio de poderes. Los críticos temen que la reforma judicial socave la democracia liberal de Israel al eliminar los controles y equilibrios sobre el Ejecutivo.
El artífice de la reforma, el ministro de Justicia Yariv Levin, dijo que el Gobierno había elegido un enfoque "prudente". "No anulamos la cláusula de razonabilidad, sino que reducimos su uso para que las opiniones personales de un juez no se expresen a expensas de la voluntad del pueblo. No hay razón para temer esta enmienda", argumentó ante los diputados. Por su parte, el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, celebró: "Esto es solo el comienzo. Para un Estado de Israel más judío y más democrático, tenemos que aprobar el resto de la reforma en la parte superior de la cual está la composición del Comité de Selección Judicial y el cambio de autoridad de los fiscales generales", insistió.
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Tras la votación, el opositor Yair Lapid dijo a la prensa: "Miro a la coalición celebrando y pregunto, ¿qué están celebrando? ¿El hecho de que estás rompiendo el Estado judío que tenemos?" Lapid indicó que el resultado de la votación de hoy fue una "muestra de debilidad sin precedentes por parte de Netanyahu", a quien consideró no un primer ministro, sino "un títere de una serie de extremistas mesiánicos". "En una democracia a veces se pierde y a veces se gana. Pero lo que pasó aquí hoy no está en el marco de la democracia. Es otra cosa. Esto es una completa violación de las reglas del juego", señaló.
Lapid junto con el resto de los diputados de la oposición alientan al Tribunal Superior a derogar la ley. "No nos daremos por vencidos. No nos rendiremos. No dejaremos que conviertan a Israel en un país roto y antidemocrático, gobernado por el odio y el extremismo", aseguró.
El domingo, el presidente Joe Biden, había instado a Israel, estrecho aliado de Estados Unidos, a no apresurar las "divisivas" reformas judiciales. "No tiene sentido que los líderes israelíes apresuren esto; el enfoque debe estar en unir a la gente y buscar consenso", dijo en un comunicado difundido por la Casa Blanca.
Por su parte, la jefa de la diplomacia de Alemania, Annalena Baerbock, destacó la importancia de la "independencia de la justicia", en una entrevista el fin de semana con su homólogo israelí, según un vocero en Berlín. Los opositores acusan también a Netanyahu, quien está siendo juzgado por corrupción, de querer usar esta reforma para anular posibles juicios en su contra, lo que él niega.
Con información de Télam