"No deben ser dejadas solas". El papa Francisco, en la Jornada Mundial de los Abuelos y Ancianos hace unos meses, resaltó la importancia de visitar a los abuelos y a los ancianos, especialmente a aquellos que se sienten solos o desanimados. Este llamado del Santo Padre busca combatir la soledad y el descarte, promoviendo una actitud de cercanía y ternura hacia los más mayores de nuestras familias.
El tema central de la jornada estuvo inspirado en el salmo 71, “En la vejez no me abandones”, que resalta la promesa de Dios de no abandonar a sus hijos en ninguna etapa de la vida. El papa Francisco explicó que, aunque la edad avanzada trae consigo el desgaste físico y social, la presencia de Dios siempre nos acompaña. En este sentido, invitó a la sociedad a adoptar una postura solidaria, ofreciendo compañía a aquellos que enfrentan el aislamiento y la soledad.
Un llamado a la fraternidad intergeneracional
El papa Francisco hizo un especial hincapié en la importancia de los lazos entre generaciones. En un mundo donde la individualidad tiende a primar sobre la comunidad, el Pontífice subraya que los jóvenes y los ancianos deben caminar juntos. En muchas ocasiones, los abuelos se ven como una carga, pero para el Papa, la contraposición entre generaciones es un "engaño" y un "fruto envenenado de la cultura de la confrontación". La verdadera riqueza de una sociedad, según el Santo Padre, reside en la comunión intergeneracional.
Combatir la soledad en la vejez
La soledad es, según Francisco, una "amarga compañera" de muchas personas mayores. En diversas ocasiones recordó cómo, siendo arzobispo de Buenos Aires, visitaba residencias de ancianos donde muchos no recibían visitas de sus seres queridos. La soledad de los mayores no es una condición inevitable, sino el resultado de decisiones individuales y sociales que los dejan al margen.
Es por eso que en su mensaje para la Jornada Mundial de los Abuelos y Ancianos, Francisco invitó a toda la sociedad a "no abandonar" a los mayores, especialmente en una época en la que muchos han sido desplazados o han perdido a sus seres queridos debido a guerras o conflictos.
Un futuro compartido
El Pontífice finalizó su mensaje recordando el ejemplo de Rut en la Biblia, quien decidió acompañar a la anciana Noemí en lugar de abandonarla. Al igual que Rut, el Papa llamó a tener el valor de decir "no te abandonaré" a nuestros abuelos y ancianos. "Acompañarlos en su camino no solo es un acto de misericordia, sino también una bendición para quienes les rodean", explicó.