En las últimas semanas hubo un fuerte repunte en el mundo de los casos de COVID-19. En Europa hay cifras que son estratosféricas y que empezaron a generar temor a pesar de la cercanía de la vacuna. Por ejemplo, la incidencia acumulada del virus volvió a crecer en España por tercer día consecutivo, con 10.328 nuevos contagios y 388 fallecidos este martes ha llevado al temor absoluto en ese país.
Más allá de lo que pasa en España, el mundo ya sufrió un fuerte repunte de casos. En el mundo hay 73 millones de casos de coronavirus y casi dos millones de muertes por la enfermedad.
Alemania, que al principio de la pandemia fue considerado un país modelo en su gestión, entró súbitamente en pánico en las últimas semanas. Incluso Angela Merkel, advirtió que enero y febrero próximos "serán muy duros" y fue una de las líderes que más presionó para que la UE apruebe la vacuna Pfizer-BioNTech.
Tal como se había informado días atrás, Francia comenzó un desconfinamiento paulatino por el advenimiento de las fiestas, pero a cambio de remplazarlo por un toque de queda de 20 a 6, con excepción de la noche el 24 de diciembre. Por su lado, el primer ministro de Suecia, Stefan Lofven, volvió a admitir que subestimó el resurgimiento del brote que hizo elevar el índice de contagios a 320.098 y el de fallecimientos a 7.514, mucho más alto que el de sus mucho más previsores vecinos nórdicos Dinamarca, Noruega y Finlandia juntos.
El Gobierno italiano ultimaba los últimos aprestos para implementar nuevas limitaciones a la movilidad interior y apertura de negocios a fin de evitar una tercera ola del patógeno, mientras que Rusia concluyó con la entrega de su vacuna Sputnik V a toda la población, luego de que su presidente, Vladimir Putin, ordenara dos semanas atrás una inoculación a gran escala.