La justicia militar de la República Democrática del Congo (RDC) condenó hoy a la pena de muerte a 51 implicados en el asesinato de dos expertos de la ONU, perpetrado en 2017 en la región céntrica de Kasai, mientras que decidió absolver a otras dos personas y condenar a diez años de cárcel a otra en su veredicto.
Aunque en el país la pena de muerte es frecuentemente pronunciada, en particular en casos con grupos armados involucrados, ya no es aplicada tras una moratoria decidida en 2003 y se conmuta sistemáticamente en prisión perpetua.
La decisión de la corte militar de Kananga, capital de la provincia de Kasai central, coincide en su mayoría con las requisiciones del Ministerio Público, que pidió en noviembre pasado 51 condenas a muerte y tres penas de 20 años de cárcel, según reportó la agencia de noticias AFP.
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Sin embargo, un coronel contra el que el que se pedía la pena de muerte, Jean de Dieu Mambweni, fue condenado a diez años de cárcel, mientras que otros dos detenidos fueron absueltos y recobraron la libertad, entre los que figura el periodista Raphaël Trudon Kapuku Kamuzadi.
La decisión de la justicia llega casi cinco años después de que la desaparición de dos expertos de Naciones Unidas -el estadounidense Michael Sharp y la sueca Zaida Catalan- el 12 de marzo de 2017 en Kasai, donde se encontraban para investigar fosas comunes relacionadas con el conflicto desatado en la región tras la muerte del jefe local de la secta Kamuina Nsapu, asesinado por las fuerzas de seguridad.
Sus cadáveres fueron hallados en un pueblo dos semanas después, el 28 de marzo de 2017, y el cuerpo de la joven fue decapitado.
Según la versión oficial, ambos fueron ejecutados el día de su desaparición por milicianos de la secta Kamuina Nsapu.
Pero, en junio del mismo año, un informe entregado al Consejo de seguridad de la ONU indicó que los asesinatos fueron una "trampa premeditada" y no descartaba la participación de miembros de la seguridad estatal.
Durante el juicio se dijo que los milicianos Kamuina Nsapu mataron a los expertos para vengarse de la ONU, a la que reprochan no haber impedido al Ejército que los atacaran a ellos.
Los condenados a muerte, de los cuales unos veinte huyeron y fueron juzgados en ausencia, son en su mayoría ex milicianos de dicha secta.
Este conflicto en Kasai causó 3.400 muertos y decenas de miles de desplazados entre septiembre de 2016 y mediados de 2017.
Con información de Télam