Herencia y objetivos de Claudia Sheinbaum, la primera presidenta de México

Claudia Sheinbaum asumirá como la primera presidenta de México el 1° de octubre. Su primera decisión diplomática fue no invitar al rey Felipe VI de España, en línea con el reclamo iniciado por AMLO en 2019 por los agravios de la conquista. La mandataria se propone continuar la "Cuarta Transformación" y enfrentar temas como el T-MEC y el sector energético, con el respaldo mayoritario del Congreso y gobernadores de MORENA en 24 de los 32 estados.

29 de septiembre, 2024 | 00.05

Con un gesto que encarna todo un símbolo, Claudia Sheinbaum, la presidenta electa de México, envió esta semana su primer mensaje al Occidente de las potencias dominantes. Sin estridencias, pero con determinación, Claudia excluyó de la lista de invitados a su asunción presidencial, el 1º de octubre, al rey Felipe VI de España. Sí, en cambio, invitó al presidente del gobierno español, Pedro Sánchez.

La prepotencia colonial -que aún sigue viva en el Palacio de la Zarzuela- consideró la decisión de la mexicana como una grosería y una “injustificable arrogancia”, por lo que Sánchez tampoco concurrirá al acto. Sheinbaum explicó sus razones. En 2019, el presidente Andrés Manuel Lopez Obrador (AMLO) envió una carta oficial a la corona española solicitándole que expresara “de manera pública y oficial el reconocimiento a los agravios causados” a los pueblos originarios de México durante los años de la conquista. Felipe VI la ignoró.
“No hubo respuesta oficial al presidente de la República, al representante del pueblo de México lo que, evidentemente no sólo es un agravio al presidente, al hombre, sino al pueblo de México”, subrayó Sheinbaum para luego agregar que ella, como presidenta continuará con la petición a España. 

La violencia del conquistador español en México fue brutal. El antropólogo mexicano Gerardo Villagrán del Corral escribió sobre esa historia: “El genocida Hernán Cortés destruyó la ciudad de Tenochtitlán, y redujo a cenizas los símbolos y la memoria de los aztecas, los cultos religiosos y la lengua náhuatl. Provocó la muerte de Moctezuma y aniquiló su cultura para gloria del ‘más grande de todos los imperios’, el de Carlos V. Arrasaron templos; quemaron escritos y pinturas. En 2006, los arqueólogos que excavaban en el estado de Tlaxcala (…) pudieron demostrar, por primera vez, que sí hubo resistencia a la conquista, derribando el mito de que los aztecas recibieron a los españoles pasivamente.”

La exigencia de AMLO, continuada por Sheinbaum de que se admita el genocidio no es, obviamente, ni arrogancia ni grosería diplomática sino una fuerte señal soberana que exige un reconocimiento y un trato de igual a igual de todos los países con México. La medida de la presidenta electa está en sintonía con los límites que AMLO les puso, hace unas semanas atrás, a los embajadores de Estados Unidos y Canadá, cuando osaron inmiscuirse y boicotear públicamente la reforma judicial impulsada por el mandatario mexicano.
 “Si no hay respeto a la soberanía de México, hay pausa con la embajada estadounidense y con la de Canadá. No vamos a pedirles que se vayan del país, pero habrá una pausa verbal. Nosotros no vamos a darles consejos allá. Ni a decir qué está bien y qué está mal, entonces queremos que sea recíproca la relación de respeto. Esperamos que esto no vuelva a suceder. No es como antes cuando los estadounidenses decidían nuestra agenda”, les advirtió AMLO.

La cuarta transformación

Uno de los compromisos de la próxima mandataria es continuar con el programa que AMLO denominó “Cuarta Transformación”, un encuadre político que coloca su gestión entre los grandes momentos de la historia de México. La 4T es la sucesora de las otras tres transformaciones que le cambiaron la vida a las mayorías de los mexicanos: la Independencia (1810-1821); la Reforma de Benito Juárez (1858-1872) y la Revolución de 1910.

Las consignas principales de esta nueva etapa son: la austeridad republicana (reducción de los multimillonarios gastos de gobierno), el antineoliberalismo, el combate a la corrupción y el fin de la impunidad. En política exterior el objetivo anunciado fue “ser amigos de todos los pueblos y gobiernos y volver a aplicar los principios de no intervención; de autodeterminación de los pueblos y solución pacifica de las controversias”. Con AMLO, México volvió a potenciar su histórica pertenencia a América latina.

Otra de los objetivos políticos –el bienestar del pueblo-, AMLO lo resumía en una frase que se hizo famosa: “Por el bien de todos, primeros los pobres”. Su cumplimiento fue relativamente bueno. Según el Banco Mundial entre 2018 y 2023, el gobierno sacó a 9,5 millones de mexicanas y mexicanos de la pobreza (“Cien mil por mes en seis años”, según AMLO) pero no lograron modificar las cifras de la indigencia. Este será una de las tareas pendientes que le quedan a Claudia Sheinbaum.

Otra es la de los derechos humanos. El pasado 26 de septiembre se cumplieron 10 años de llamada “masacre de Ayotzinapa”, la desaparición forzada (y probablemente el asesinato) de 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de esa localidad. El pasado jueves, madres, padres y miles de personas se congregaron en el Zócalo de la capital mexicana para reclamar verdad y justicia. Criticaron duramente a AMLO de “jugar una farsa” porque “finge voluntad política para resolver el caso” pero nunca se avanzó en la investigación ni la condena.
Horas después habló el presidente, pero su justificación tuvo gusto a poco: "Hicimos todo por encontrar a los jóvenes y a nadie se les protegió, queríamos saber todo, pero se complicaron las cosas, están enredadas, complicadas por intereses, pero la verdad siempre se abre paso y la justicia tarda, pero llega. Hay que seguir adelante".

La relación con el nuevo gobierno de Estados Unidos (¿Kamala Harris? ¿Donald Trump) es otro de los grandes desafíos de la nueva presidenta. Ella deberá enfrentar al menos dos asuntos complejos 1) la revisión en 2026 del Tratado de Libre Comercio entre México, EEUU y Canadá (T-MEC) y 2) el rol del Estado en relación al sector energético. Ella, como doctora en Ingeniería Energética y Ambiental, defiende una agenda ecológica y ya se ha pronunciado a favor de diversificar la matriz energética mexicana incluyendo otras fuentes no fósiles y renovables.

Claudia Sheinbaum llega con el respaldo de haber sido la presidenta más votada en la historia de México (60%), de tener la mayoría en ambas cámaras del Congreso y de encabezar un país con donde 24 de los 32 estados son gobernados por dirigentes del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), un partido que con apenas 10 años de existencia ya ocupa la centralidad del escenario político mexicano. 

Su formación política y científica la convierten en una de las mejores dirigentes del país. Orgullosa de ser la primera mujer en presidir México, cuando conoció su triunfo dijo: “No llego sola. Llegamos todas, con nuestras heroínas que nos dieron Patria, con nuestras ancestras, nuestras madres, nuestras hijas y nuestras nietas” y enumeró una serie de grandes mujeres mexicanas, encabezada por la gran erudita y escritora Sor Juana Inés de la Cruz, nacida en 1648.

Su camino no será fácil, pero tendrá el apoyo de las mayorías latinoamericanas que buscan ser libres y soberanas. En tiempos de grandes cambios mundiales, el ímpetu de un gran país como es México y sus valores humanistas serán un ejemplo y una esperanza para la región.