Varios centenares de israelíes volvieron a manifestarse hoy en una procesión entre Tel Aviv y Jerusalén, sede del parlamento, adonde esperan arribar el sábado, para protestar contra una reforma judicial impulsada por el Gobierno que sus detractores consideran una amenaza a la democracia, informó la prensa internacional.
"Ante el avance de la reforma, llegó el momento de dar un golpe decisivo. Llevará varios días, te necesitamos, únete a nosotros", dijo en un breve video Shikma Bressler, organizadora del movimiento de protesta.
La marcha, de 70 kilómetros, partió anoche de Tel Aviv tras una nueva jornada de movilización que reunió a miles de israelíes contra el proyecto de reforma llevado a cabo por el gobierno de extrema derecha del primer ministro, Benjamín Netanyahu, considerado por sus críticos como una amenaza a la democracia.
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Esta situación ocurre luego de que la Knesset (parlamento) adoptase la semana pasada, en primera lectura, una medida clave de la polémica reforma que pretende anular la posibilidad de que el Poder Judicial se pronuncie sobre la "razonabilidad" de las decisiones gubernamentales.
La comisión parlamentaria de leyes debe continuar sus debates para presentarla en los próximos días al voto definitivo del parlamento.
La denominada cláusula de "razonabilidad" había obligado en enero a Netanyahu a pedir la renuncia del número dos del Gobierno, Arié Dery, condenado por fraude fiscal, tras la intervención de la Corte Suprema.
Tras una pausa en las horas más calurosas del día, los descontentos, que ondeaban banderas israelíes y llevaban botellas de agua y paraguas para protegerse del sol abrasador, retomaron la acción al acercarse la noche, reportó la agencia de noticias ANSA.
Ayer, miles de personas bloquearon autopistas y estaciones de trenes en protestas que dejaron 40 detenidos, mientras el Parlamento se encaminaba a votar algunos de los puntos más controvertidos de la iniciativa.
"Vivimos días trágicos frente a un Gobierno que se apura por destruir la democracia. Solo nosotros, los ciudadanos, podemos detener el tren de la dictadura", declararon los organizadores en un comunicado.
Desde el anuncio en enero pasado del proyecto, decenas de miles de personas se manifiestan cada semana, en lo que se considera uno de los movimientos de protesta más grandes de la historia de Israel.
La agencia Europa Press citó a medios israelíes que dieron cuenta de una manifestante herida de gravedad tras ser atropellada cerca de la ciudad de Raanana, pero la Policía afirma que se trató de un accidente.
Bajo un calor abrumador, miles de personas corearon "¡Democracia, democracia!", y ondearon banderas israelíes en Haifa, en el norte; Tel Aviv, Jerusalén, Petah Tikva y Rehovot, zonas del centro de Israel.
En Tel Aviv, varios miembros del grupo de veteranos del ejército "Ahim laneshek" (Hermanos de armas) formaron una cadena humana para bloquear la entrada principal al cuartel general del Ejército.
Y en el lugar, un grupo de manifestantes bajó a media asta la bandera de Israel, después de que decenas de reservistas hayan advertido de que podrían suspender su labor en caso de que el parlamento apruebe la reforma sin contar con la oposición.
Al grito de "¡Israel no es una dictadura!", cientos de personas invadieron varias estaciones de tren, en particular en Tel Aviv y Haifa, a pesar del dispositivo policial para impedirles el acceso a los andenes.
La reforma impulsada por el Gobierno, formado en diciembre con el apoyo de partidos de extrema derecha y formaciones ultraortodoxas judías, busca aumentar el poder del parlamento sobre el de la Corte Suprema.
El Ejecutivo considera que es necesaria para asegurar un mejor equilibrio de los poderes, pero sus detractores afirman que podría empujar al país hacia un modelo autoritario.
El proyecto provoca críticas también en el exterior.
El presidente estadounidense, Joe Biden, pidió a fines de marzo al Gobierno israelí que busque consensos con quienes se oponen al proyecto.
Biden y Netanyahu hablaron por teléfono este lunes y acordaron reunirse a la brevedad para abordar el complejo tema, según refirió John Kirby, vocero de la Casa Blanca.
Con información de Télam