El posible traslado de la embajada de Argentina en Israel genera varios temores e incógnitas. Tras el anuncio de Javier Milei de su intención de mover la sede diplomática a Jerusalén, un tema sensible en el conflicto israelí-palestino, llegó un mensaje del Hamas que desembocó en varias cuestionamientos acerca del cambio de postura del país en este asunto externo. Si el Gobierno concreta su intención, sería parte de un pequeño puñado de países que lo hicieron y pareciera responder más a un gesto político internacional, incluso en perjuicio de lo nacional con temas como el reclamo por la soberanía de Malvinas.
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¿Por qué es un tema sensible?
Cuando, en lo que actualmente son los territorios palestinos de Cisjordania y la Franja de Gaza e Israel eran parte del Mandato Británico, la ONU hizo una partición de lo que sería cada Estado. En el caso de Jerusalén, lugar con relevancia religiosa por ser la sede de los sitios más relevantes para las tres religiones monoteístas más numerosas, quedaría con un estatus internacional, algo que finalmente no se cumplió y que cambiaría rotundamente tras la Guerra de los Seis Días en 1967.
En ese conflicto, Israel ocupó la parte oriental de Jerusalén que los palestinos anhelan como su capital y luego la anexó en 1980 con tratamiento parlamentario. “En los años 50, muchos países sobre todo de África y de América Latina instalaron sus Embajadas en Jerusalén en primer lugar, como fue el caso de Uruguay, El Salvador, Ecuador. Los países latinoamericanos van a permanecer en Jerusalén hasta 1980, cuando, debido a la decisión de Israel de anexar Jerusalén oriental, lo que llamó la Ley Nacional de Jerusalén, que transformó unas leyes fundamentales del Estado de Israel y tiene carácter constituyente, y la decisión de la ONU de condenar esa Ley, la mayoría de los países decidieron mudar sus embajadas a Tel Aviv”, recordó a El Destape, el historiador y analista político argentino israelí, Yoel Schvartz, quien vive en Israel hace más de 30 años.
El caso de Argentina es interesante porque si bien va a ser durante el Gobierno de Juan Domingo Perón el primer país latinoamericano en reconocer a Israel, en una época explica el historiador de “romance israelí” con los países del Tercer Mundo, y también va a ser el primero de la región en instalar su sede diplomática en territorio israelí, lo va a hacer en la ciudad de Herzliya, a 20 kilómetros de Tel Aviv, no en Jerusalén. De hecho, fue durante el peronismo también que se abstuvo de tomar parte cuando la ONU realizó la partición de lo que sería un Estado judío y otro árabe, en una política que el país ha mantenido durante varias décadas de no posicionarse fuertemente por ninguno de los dos actores.
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“El primer argumento, que es el que esgrima Argentina para justificar su abstención en el voto de partición del 29 de noviembre de 1947, en la época de Perón, era que tenemos vínculos comerciales importantes con el mundo árabe y tenemos comunidades en el interior de Argentina, árabes y judías importantes. No podemos tomar partido o nos perjudica tomar partido”, explicó a El Destape, el sociólogo y miembro del Departamento del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad de La Plata (UNLP), Kevin Ari Levin, sobre decisiones nacionales anteriores con respecto al tema.
Tras la anexión formal de Jerusalén Este y las resoluciones de la ONU que condenaron esa decisión, la mayoría de las sedes diplomáticas movieron sus sedes a Tel Aviv por considerar que significaba un reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel. Esta situación se mantuvo, hasta que en el 2018 Donald Trump, con un vínculo muy fuerte y cercano al premier Benjamin Netanyahu, trasladó la sede diplomática, y rompió con esa decisión internacional o consenso internacional en el marco de uno de los conflictos más largos y visibilizados de todo el mundo.
Las otras embajadas
Tras la decisión estadounidense y hasta el momento, al menos cuatro países más siguieron los pasos del trumpismo. Guatemala, que aduce más a una cuestión religiosa del sector evangélico y que podría dar marcha atrás con el nuevo Gobierno, Honduras durante el gobierno de Juan Orlando Hernández, hoy preso en Estados Unidos acusado de narcotráfico pero antes con aceitados vínculos con las administraciones del norte. De hecho, durante la actual gestión de Xiomara Castro se ha generado un fuerte cortocircuito con el gobierno de Netanyahu, luego de que la administración hondureña hable de genocidio con respecto a su accionar en Gaza. Los otros dos países son Kosovo, quien a su vez obtuvo el reconocimiento israelí cuando sólo una minoría lo reconoce en el mundo, y Papúa Nueva Guinea.
El otro caso que podría tomarse es el de Paraguay que durante la administración de Horacio Cartes, acusado de lavado de dinero por Estados Unidos y narcotráfico, también trasladó la sede diplomática, pero con la llegada de Mario Abdo Benítez se dio marcha atrás con esa medida. El otro país a destacar es Brasil, durante el gobierno de Jair Bolsonaro. Si bien el ex presidente coqueteaba mucho con su apoyo a Israel, nunca trasladó la sede y se instaló el argumento de la presión que recibió de los exportadores de carne halal a los países islámicos y la consecuencias económicas que podría generar un malestar con sus socios comerciales, algo similar al planteo incluso durante el peronismo para no tomar parte, en concordancia con los intereses locales.
“En los países que trasladaron sus embajadas, podías entender algún tipo de razón de Estado para mover la embajada. En el caso argentino, no solamente no se corresponde a una razón de Estado, sino que solamente entra en la lógica de dos ilusiones que parece traer Milei. Una es su propia búsqueda espiritual e intento de congraciarse con un sector de la comunidad judía al que le habla, su búsqueda espiritual, personal, que tiene derecho como persona, pero no a imponerla como política de Estado y lo segundo es esta idea de Israel como liderando cierta batalla por la defensa de Occidente”, asegura Ari Levin, sobre las posibles motivaciones del gobierno de la Libertad Avanza y recuerda que esto significaría un cambio de postura histórico del país.
El especialista suma otra factor clave que tiene que ver además no solo con la idea de que no haya intereses nacionales, sino también perjuicios: “Si pensás que Argentina tiene un reclamo territorial, y se aferra para sostenerlo en la arena diplomática las resoluciones de las Naciones Unidas, no solamente se puede argumentar que no ayuda a la Argentina, sino que directamente lo perjudica. No solo porque expone a la Argentina las consecuencias de un conflicto en el cual no tiene que involucrarse directamente porque nadie lo pide, sino que además debilita el reclamo de la Argentina porque está mostrando que no pasa nada si ignorás las resoluciones de las Naciones Unidas, en el caso de Israel. Entonces, ¿por qué el Reino Unido debería prestar atención a quejas de la misma fuente o del mismo origen?”.
¿Meterse en un conflicto ajeno?
A los pocos minutos de la llegada de Milei a Israel y anunciar su intención de declarar como organización terrorista a Hamás y el traslado de la embajada, llegó un comunicado que perturbó en la escena política y fue el mensaje de esa organización. “Hacemos un llamado al presidente argentino para que revierta esta decisión injusta y equivocada, que coloca a la Argentina como socio del ocupante sionista en sus violaciones contra nuestro pueblo palestino y sus derechos nacionales a su tierra y sus lugares sagrados”, fueron las palabras de la organización que gobierna en Gaza, que atacó Israel el 7 de octubre, mató a al menos 1200 israelíes, y al día de hoy mantiene secuestrados al menos a 130 y que en respuesta el gobierno de Netanyahu atacó la Franja de Gaza, en donde al día de hoy son más de 27 mil las personas asesinadas.
"Esta decisión y claro apoyo a Israel es apoyo y complicidad con el genocidio y la colonización. Nada más ni nada menos. El presidente argentino decide apoyar la matanza de más de 12 mil niños y expulsión masiva de los palestinos de su tierra. Cualquier futuro justo y equitativo en nuestro país solo se puede construir luchando contra el racismo y supremacismo del régimen israelí”, afirmó a El Destape, la directora palestina del Instituto Palestino para la Diplomacia Pública (PIPD), Inés Abdel Razek, que es una ONG independiente basada en Ramallah, en la Cisjordania ocupada, administrada por la Autoridad Nacional Palestina, aunque bajo la ocupación militar israelí.
La respuesta de la analista palestina ejemplifica cómo la decisión del traslado de Embajada, que se celebra en el gobierno israelí y se repudia por la parte palestina, demuestra que la decisión implica una toma de postura en un conflicto internacional, que siempre ha a acaparado la mirada del mundo y más aún en la actualidad con la guerra en Gaza y los temores de una posible extensión a nivel regional.
¿Se concretará?
“Hay que entender que el tema de tener la embajada de Jerusalén para todos los que están involucrados en el conflicto, es un tema mucho más simbólico que la pregunta de en qué oficina atiende el embajador. Con respecto a la posibilidad de la apertura de una Embajada argentina, otra vez, esto tiene más que ver con lo simbólico que lo real. Así como los americanos no cerraron su embajada en Tel Aviv, sigue estando el edificio con los mismos guardias que vemos en las películas, con el traje negro y el auricular colgando de la oreja exactamente como estaba hasta el 2018, pero también hay otro edificio que tiene un estatus simbólico en Jerusalén”, agrega Schvartz, sobre el real funcionamientos de las sedes.
El historiador suma un dato desde su historia personal: “Creo que, de alguna manera, desde el punto de vista del gobierno argentino implica tomar partido de una forma inequívoca por uno de los lados del conflicto. En este caso, el lado israelí. Cosa que a mí, como israelí, no me parece mal en principio, pero hay que tener en cuenta que esto tiene que ver también con las alianzas internacionales a las que aspira el gobierno de Milei”.
Con respecto a si el gobierno de la Libertad Avanza concretará su decisión, Schvartz recuerda que Argentina forma parte de un grupo de al menos 15 países como Ucrania, Panamá o Rumania, que anunciaron su intención pero no lo han llevado a cabo hasta el momento. Habrá que esperar para ver si ese también es el destino argentino y no se concreta, o si avanza en un sentido que podría traer más perjuicios que beneficios.