El Senado de Estados Unidos dio hoy el primer paso para derogar las autorizaciones concedidas en 1991 y 2002 al presidente del país -George Bush padre e hijo, respectivamente- para el despliegue del Ejército y el uso de fuerza militar en Irak.
Ahora, la Cámara de Representantes, dominada por el opositor Partido Republicano, debe someter a votación la derogación y, aunque el presidente del cuerpo, Kevin McCarthy, mostró su apoyo a la medida, aún es posible que los legisladores más conservadores presenten enmiendas.
El líder de la mayoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, fue uno de los principales artífices de que la cámara alta haya dado el primer paso para suprimir esa concesión al presidente, pues considera que "ya no hay justificación" para tales autorizaciones.
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"Cada año que (estas autorizaciones) permanecen en su lugar es otro año en el que una futura administración puede abusar de ello para atraparnos en otro conflicto en Medio Oriente", señaló Schumer, según la agencia de noticias DPA.
Schumer aseveró que "el pueblo estadounidense no quiere eso y está cansado de guerras interminables" en la región, según la televisora CNN.
Por el contrario, el líder republicano en el Senado, Mitch McConnell, expresó su rechazo a que esas autorizaciones puedan ser derogadas, pues los "enemigos terroristas" de Estados Unidos "no están poniendo fin a su guerra" contra Washington, por lo que cuando se desplieguen tropas en estos países el gobierno debe tener garantías para "brindarles todo el apoyo y las autoridades legales" que pueda.
La autorización de 1991 permitió a George H. W. Bush emplear la fuerza militar para expulsar a las tropas iraquíes de Kuwait, invadido en agosto del año anterior.
La de 2002 permitió que George W. Bush ordenara la invasión a Irak, hace ahora 20 años, arguyendo la supuesta posesión de armas de destrucción masiva por parte del régimen de Saddam Hussein.
Más allá de esos episodios, la autorización de 2002 sirvió para que el sucesor de Bush hijo, Barack Obama, justificara los ataques aéreos que lanzó contra terroristas de Estado Islámico en Irak y Siria durante su gestión, entre 2009 y 2017.
De igual modo, el presidente Donald Trump (2017-21) aludió también a esta autorización presidencial cuando ordenó en 2020 el ataque en Bagdad que acabó con la vida del general iraní Qasem Soleimani, figura fundamental para entender la presencia de Irán en los principales conflictos de la región y considerado como el brazo ejecutor de la política del líder supremo del país, Alí Jamenei.
El actual gobierno del demócrata Joe Biden se manifestó a favor de suprimir esas autorizaciones, pues considera que "no tendrá un impacto en las operaciones militares estadounidenses actuales" y además servirá para respaldar el compromiso de Washington con "una relación sólida e integral" con los socios iraquíes.
"El presidente Biden sigue comprometido a trabajar con el Congreso para garantizar que las autorizaciones obsoletas para el uso de la fuerza militar se reemplacen con un marco estrecho y específico más apropiado para proteger a los estadounidenses de las amenazas terroristas modernas", manifestó la Casa Blanca en un comunicado.
Con información de Télam