El gobierno de Ucrania reconoció este domingo que no mantiene contactos diplomáticos de alto nivel con Rusia desde que a principios de este mes acusara a Moscú de cometer una masacre contra cientos de civiles en Bucha, una de las localidades de las afueras de la capital que estuvieron bajo control de las fuerzas rusas hasta hace tres semanas, cuando en un gesto presentado por el Kremlin para avanzar en el diálogo, el Ejército ruso se retiró.
"Las consultas pueden continuar al nivel de expertos, pero no se están llevando a cabo negociaciones de alto nivel" , afirmó el canciller de Ucrania, Dmytro Kuleba, a la televisora estadounidense CBS. "Después de Bucha se volvió especialmente difícil hablar con los rusos", explicó el funcionario.
Ucrania y Rusia habían reanudado las negociaciones de paz el 1 de este mes, pero al día siguiente el gobierno ucraniano denunció el asesinato masivo de cientos de civiles en Bucha, con imágenes de cadáveres tirados en las calles, algunos maniatados, que causaron un repudio internacional, especialmente entre sus aliados occidentales, quizás aumentaron las sanciones contra Moscú.
El gobierno ruso rechazó de inmediato las acusaciones, dijo que había sido todo un montaje y que cuando sus fuerzas abandonaron esa zona, no se había cometido ningún crimen contra civiles. La versión de Rusia no convenció a las potencias occidentales, aliadas de Kiev, y la ONU pidió una investigación independiente. No obstante, a pedido de Estados Unidos y por una mayoría de la Asamblea General, Rusia fue suspendido del Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
Más aún, además de rechazar las denuncias, el gobierno ruso acusó a sus pares ucranianos de cambiar las propuestas que ya les habían entregado en la mesa de negociación para llegar a un acuerdo de paz. El canciller ruso Sergei Lavrov hizo la denuncia en persona y dijo que, si la situación volvía a la de finales de marzo, podían continuar avanzando en el diálogo. Sin embargo, el gobierno ucraniano exigió una reducción de las hostilidades como gesto de buena voluntad.
Nada de esto sucedió y, actualmente, el asedio ruso contra la ciudad portuaria de Mariupol, en el sureste del país, está a punto de asfixiar las últimas fuerzas ucranianas que resisten en el lugar. Incluso, el presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, endureció su posición hace poco más de una semana y dijo que su país estaba "dispuesto a luchar y a buscar paralelamente caminos diplomáticos para parar esta guerra".
Con información de Télam