El presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, confirmó este martes que el jefe de la empresa de mercenarios Wagner, el oligarca ruso Yevgeni Prigozhin, ya está en ese país vecino en virtud del acuerdo alcanzado con Rusia para poner fin al motín armado lanzado durante el fin de semana y que llegó hasta unos 200 kilómetros de Moscú, con un abierto desafío al poder de la cúpula militar y al propio presidente, Vladimir Putin.
Lukashenko, que ejerció de mediador, defendió durante un acto público que Prigozhin haya recibido "garantías de seguridad", horas después de que las autoridades de Rusia anunciasen el archivo de todas las causas penales abiertas en su contra para tratar de cerrar este tenso capítulo, informó la agencia de noticias oficial BelTA.
El presidente bielorruso se ofreció a acoger durante "un tiempo" a Prigozhin, del que no consta ninguna imagen pública desde el estallido de la rebelión. Sus únicas declaraciones se produjeron el lunes, con un mensaje de voz en el que alegó que en ningún caso quería derrocar al "Gobierno elegido democráticamente" y que, si paró, fue "para evitar un derramamiento de sangre". De su llegada a Bielorrusia no han trascendido detalles y tampoco está claro qué pasara ahora con los miembros de un grupo que, en teoría, avanza hacia su disolución.
Lukashenko, en tanto, aclaró que no se instalarán campamentos en territorio bielorruso, aunque sí ha prometido que su Gobierno colaborará en el alojamiento de mercenarios si así lo requieren.
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También desmintió que vaya a recurrir a Wagner para proteger las armas nucleares tácticas enviadas por Rusia --de las que ya habría llegado una "mayoría" de las prometidas por Putin-- o que tenga constancia de alguna "provocación" en Bielorrusia de cara a la reunión de jefes de Estado y de Gobierno de la OTAN en julio en Vilna, Lituania. A su vez, negó la presencia de escuadrones de mercenarios de Wagner dentro de las fronteras bielorrusas: "Siguen en sus bases en Lugansk", afirmó y dejó las puertas abiertas a cualquier llegada.
"Todavía no hemos construido ningún campamento, pero si quieren, tengo entendido que están mirando algunas zonas, los alojaremos. Pondremos tiendas de campaña (...) Ayudaremos en todo lo que podamos mientras ellos decidan qué hacer", dijo. Lukashenko, quien ya había reconocido previamente que dio orden a su Ejército de estar listo para el combate ante la posible escalada de unas tensiones que afectaban a su estrecho aliado, ha alabado el papel de las Fuerzas Armadas bielorrusas y su rápida capacidad de reacción ante el mayor desafío al liderazgo de Putin desde su ascenso al poder.
"Todo se descontroló"
Prigozhin llevaba meses criticando el papel de las fuerzas rusas en la guerra en Ucrania, con críticas directas a altos mandos militares, incluido el ministro de Defensa, Sergei Shoigu. Lukashenko, sin embargo, aprovechó su discurso de este martes para alabar el trabajo de Shoigu y consideró que "a veces se le critica inmerecidamente".
También llegó a afirmar que, en una conversación telefónica con Prigozhin, le había advertido que "nadie le entregaría a Shoigu o al (jefe del Estado Mayor del Ejército ruso, Valeri) Gerasimov". "Conoces a Putin tan bien como yo. No se verá contigo. Ni siquiera hablará contigo por teléfono en esta situación", agregó, al recordar una parte de la conversación en la que el oligarca supuestamente reclamaba "justicia".
No obstante, Lukashenko sí reconoció errores, tanto por su parte como por la de Putin y Prigozhin: "No supimos anticiparnos a esta situación". "Dejamos que se nos escapara y entonces todo se descontroló", concluyó Lukashenko, quien además pidió que ni a él ni a su par ruso o al titular de Wagner se les considere como "héroes".
Con información de Europa Press