La tensión entre los otrora aliados económicos Rusia y Alemania no para de escalar. El clima de amenazas alrededor del suministro de gas ruso a la principal potencia europea, generado por las denuncias y las sanciones de Berlín contra Moscú por la invasión a Ucrania, desembocó este lunes en un anuncio que hace apenas seis meses hubiese parecido imposible: el Estado alemán toma el control temporal de la filial local del gigante energético ruso Gazprom. ¿Su argumento? Garantizar el suministro. ¿El contexto? Una inflación en alza motorizada por los precios de la energía.
El anterior gobierno de Angela Merkel había sido la principal defensora de una política de interdependencia con Rusia para evitar otra guerra del gas como la de 2008/2009, que puso en jaque a gran parte de Europa en pleno invierno por un conflicto entre Moscú y Ucrania por los precios del gas, que atraviesa ese país para llegar a los países europeos.
Esta alianza económica se quebró con la invasión rusa a Ucrania y la decisión del canciller y sucesor de Merkel, el socialdemócrata Olaf Scholz, de suspender la certificación del Nord Stream 2, el gasoducto que permitiría ampliar aún más el suministro de gas ruso a Europa. Este lunes, el gobierno alemán dio un paso más en este quiebre.
"El gobierno está haciendo lo necesario para garantizar la seguridad del suministro en Alemania, y esto incluye no exponer las infraestructuras energéticas a decisiones arbitrarias del Kremlin", explicó el ministro de Economía alemán Robert Habeck al anunciar la toma de control temporal en una conferencia de prensa. "Los derechos de voto de los propietarios de Gazprom Germania se transfieren a la agencia federal de redes, la Bundesnetzagentur, que puede tomar todas las decisiones necesarias para garantizar el suministro", agregó, según Télam.
En Alemania la filial de Gazprom opera las principales instalaciones de almacenamiento de gas y combustible, además de poser a su vez más filiales en Reino Unido, Suiza y la República Checa. Hasta el 30 de septiembre todo esta infraestructura quedará bajo control del Estado alemán.
Esta decisión es el final de una serie de medidas previas que habían comenzado a cercar a la empresa rusa. La semana pasada, la Comisión Europea -una suerte de Poder Ejecutivo de la Unión Europea (UE)- había realizado un allanamiento sorpresa en la sede de Gazprom Germania en el marco de una investigación que busca determinar si la compañía violaba las normas de competencia para subir los precios. Berlín no solo acusa a Gazprom Germania de usar tácticamente sus instalaciones de almacenamiento de gas para exacerbar la situación del cuello de botella que se vive en el país, sino que sospecha que utilizó su posición privilegiada en el mercado para favorecer un aumento de los precios del gas.
Europa sufrió el alza de los precios internacionales en el invierno pasado y, ahora, con la tensión generada por la guerra en Ucrania, el escenario global empeoró. En marzo, la inflación interanual se disparó hasta 7,3 por ciento, la más alta desde la reunificación de Alemania en 1990, y el principal motor han sido los precios de la energía. Según una encuesta publicada este lunes, el aumento de los precios al consumo hace que 15,2% de los adultos alemanes no pueda hacer frente a sus gastos cotidianos, publicó la agencia de noticias DPA.
Al allanamiento le siguieron una lluvia de versiones periodísticas que sostenían que el gobierno de Scholz estaba analizando nacionalizar la empresa rusa como forma de ganar un poco más de margen de maniobra frente a las amenazas del presidente Vladimir Putin, quien le recuerda a Europa su dependencia energética cada vez que esas potencias se suman a la política de Estados Unidos e imponen sanciones financieras y comerciales contra Moscú.
En la UE, el gas ruso representa el 40% del consumo, una cifra mucho mayor en algunos países, como Alemania.
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En ese tenso contexto, el grupo Gazprom, con sede en Rusia, anunció el viernes pasado que había vendido su participación en la filial alemana: "El 31 de marzo el grupo Gazprom puso término a su participación en la compañía Gazprom Germania GmbH y todos sus activos", informó en su página web. Aún no está claro a quién se la vendió. El nuevo accionista mayoritario se llama Joint Stock Company Palmary, una empresa registrada en octubre pasado con sede en Moscú, según la cadena Bloomberg.
Ahora que el gobierno alemán asumió el control de uno de los actores centrales de su sistema energético, la gran incógnita es si hará lo mismo con otra empresa rusa con fuerte participación en la potencia europea, Rosneft. Ella, como Gazprom, quedó en el ojo del Estado no solo por las sanciones impuestas, sino también por las denuncias por presunto abuso de su posición privilegiada.