(Agrega declaraciones del Gobierno y sindicatos)
El Gobierno francés cumplió hoy sus advertencias e impuso la vuelta al trabajo del personal indispensable en una de la seis refinerías que están en huelga en el país, una medida que busca revertir el desabastecimiento de combustible vigente desde hace días en Francia.
La medida es "indispensable para el funcionamiento" del depósito de combustible de Esso-ExxonMobil de Gravenchon-Port-Jérôme (norte del país) y "empezará hoy", indicó a la agencia de noticias AFP el Ministerio de Transición Energética.
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Los trabajadores afectados por la decisión se ven obligados a trabajar, bajo pena de sanciones penales.
"En los próximos días verán una mejora muy significativa", si bien un "regreso a la normalidad" puede tomar "varios días", aseguró a la prensa el vocero del Gobierno, Olivier Véran, tras una reunión del gabinete dirigido por la primera ministra Élisabeth Borne.
Tras llamados al diálogo infructuosos, las autoridades decidieron intervenir este depósito de combustible al alegar que la dirección llegó a un acuerdo salarial con una mayoría sindical, que los gremios que sostienen la huelga, FO y CGT, consideran insuficiente.
En las últimas horas, los trabajadores decidieron prolongar el paro en esta refinería, una de las dos de Esso-ExxonMobil en huelga desde hace más de dos semanas y que también afecta a otras cuatro que pertenecen a la empresa TotalEnergies.
Solo una de las siete refinerías en Francia funciona con normalidad.
Casi un tercio de las estaciones de servicio carecían ayer de algún combustible en el país y, en aquellas que todavía tenían nafta o diésel, los automovilistas tenían que hacer largas colas para cargar.
"¡La nafta es demasiado importante para nosotros! Hace más de una semana que intentamos arreglárnoslas", aseguró Santiago, uno de los muchos repartidores en París que necesitan su vehículo para trabajar y que buscan desesperadamente combustible.
Obligar a los huelguistas a trabajar es una medida excepcional. El precedente más importante remonta a 2010, cuando el Gobierno del presidente conservador Nicolas Sarkozy la aplicó con trabajadores de refinerías en huelga contra una reforma previsional.
Aunque en las refinerías de TotalEnergies no hubo aún acuerdo entre empresa y sindicatos, los trabajadores no están exentos de una eventual medida de este tipo.
De hecho, el Gobierno amenazó con activarla en un depósito de combustible cerca de Dunkerque, en el norte del país.
La CGT de TotalEnergies, al que se sumó hoy FO, reclama en este caso un aumento salarial del 10% en 2022 -7% por la inflación y 3% por el reparto de la riqueza-, pero la dirección de esta empresa está abierta a negociar solo el salario de 2023.
El grupo convocó una reunión este miércoles con representantes sindicales, salvo de la CGT, a la que finalmente decidió ver individualmente pero no para negociar.
En caso de que se obligue a los empleados a trabajar, "iremos a los tribunales", advirtió Eric Sellini, de este gremio.
Aunque en los últimos días el Gobierno de Emmanuel Macron se limitó a llamar al diálogo, finalmente ayer decidió amenazar con intervenir en un momento en que se encuentra bajo presión, sobre todo por parte de la oposición.
La extrema derecha y la derecha cargan contra la "falta de anticipación" del Gobierno y llaman a que actúe, mientras que, en un contexto de inflación, la izquierda critica las "amenazas a los trabajadores" y "las caricias a los jefes".
Además de la inflación, el contexto es delicado en Francia con los llamados a ahorrar electricidad y gas para evitar cortes durante el invierno, a causa de la guerra en Ucrania y problemas en la mitad de los reactores nucleares franceses.
A esto se suma un tenso clima social por unas polémicas reformas que quiere sacar adelante Macron, entre ellas el retraso de la edad de jubilación de 62 a 65 años, que en su primer intento ya generó protestas masivas en 2019 y 2020.
Con información de Télam