Tras el cierre de la votación en Francia y cuando aún faltan conocerse los resultados oficiales, los primeros sondeos de boca de urna otorgaron a la extrema derecha de Marine Le Pen la victoria. El estudio hecho por Ipsos Talan le otorgó 33,5% a Reagrupación Nacional, dejó segundo al izquierdista Nuevo Frente Popular con 28,1% y tercero al oficialismo que responde al presidente Emmanuel Macron con 20,7%. La derecha tradicional, Los Republicanos, se ubicaron cuartos con apenas 10%.
Además de la confirmación de estos números, resta saber cuántos distritos deberán ir a balotaje y, por ende, si aún existe una posibilidad de construir un frente republicano y arrebatarle la primera minoría a la extrema derecha en la Asamblea Nacional francesa con la próxima elección, que se realizará apenas en una semana.
Aún no se conoce la cifra final de participación, pero todos los analistas coinciden que será récord. A las 17 (hora francesa), apenas una hora antes de que cerraran la mayoría de los centro de votación del territorio continental (es decir, sin los llamados territorios de ultramar), las autoridades anunciaron que ya había votado casi el 60% del padrón, es decir, el número más alto desde 1978 y 20 puntos porcentuales más que a esa hora en 2022, la anterior elección legislativa.
La política reacciona y se posiciona frente al balotaje
La sola publicación de los boca de urna desató una tormenta en Francia y, en apenas unos minutos, los principales líderes se expresaron de cara a un balotaje que será, casi sin dudas, definitivo. La primera, claro, fue una Le Pen exultante, pero también cautelosa. "La democracia habló", celebró, según el diario Le Monde, pero luego agregó: "No ganamos nada aún. La segunda vuelta será determinante para evitar que el país caiga en las manos de la coalición Nupes (el nombre del frente de izquierda en la anterior elección), una extrema izquierda de una tendencia violenta."
Rápida, la veterana líder de extrema derecha identificó que, si los sondeos de boca de urna son correctos, su fuerza enfrentará en muchos de los balotajes a la izquierda, no a la derecha tradicional o la centro-derecha de Macron, como sucedió en otras elecciones.
Mientras el presidente fue contundente en su posición de cara a los balotajes, la derecha tradicional, heredera de los ex presidente Jacques Chirac y Nicolas Sarkozy, optó por no tomar posición, una decisión que sin dudas lo hundirá más en las urnas, pero que busca evitar una implosión ya inevitable.
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"Frente a Reagrupación Nacional, es el momento de una gran y clara unidad democrática y republicana para la segunda vuelta", sentenció Macron, según Le Monde, y ratificó que esa fuerza de extrema derecha "no tienen la solución para el país". No pasó desapercibido que en sus alertas, no incluyó al frente de izquierda, el mismo que durante la campaña calificó como "el otro extremo".
Poco después, la coalición oficialista, Ensemble pour la République, llamó a sus dirigentes que salieron terceros, a bajar sus candidaturas para "beneficiar a los candidatos con posibilidades de competir contra la Reagrupación nacional y con los que comparten algo esencial: los valores de la República". No aclaró si incluye, en esa definición, al Nuevo Frente Popular de izquierda.
Desde la izquierda, el histórico líder Jean-Luc Mélenchon mantuvo la misma línea que en las últimas dos décadas y que, esta vez, finalmente, lo beneficia: cerrar filas contra la extrema derecha lepenista. "Ni un voto ni una banca más para la RN. Nuestra consigna es clara, nuestra consigna es simple. Cada uno y cada una debe asumir una posición y comprometerse a convencer a los que tiene a su alrededor. De eso depende Francia. De eso depende la República De eso depende la idea que tenemos de una vida en común", concluyó y anunció que en los distritos en los que sus candidatos quedaron terceros, los retirará para no dividir el voto frente a la RN.
La derecha tradicional de Los Republicanos, en tanto, optó por no pedir el voto por nadie para la segunda vuelta. "Nosotros combatimos los excesos de una extrema izquierda dominada en Francia por La Francia Insumisa (de Mélenchon), que quiere demoler nuestras instituciones, deconstruir nuestra civilización y que representa un peligro absoluto para nuestro país", sentenció el partido en un comunicado. "La Reagrupación Nacional tampoco es la solución para Francia porque su programa demagogo provocará el caos y el empobrecimiento del país", agregó.