En las profundidades de las Cavernas de Carlsbad, Nuevo México, una bolsa de Cheetos desencadenó una cadena de impactos ecológicos que pocos imaginarían. Una simple bolsa de Cheetos abandonada en las Cavernas de Carlsbad, Nuevo México, ha provocado lo que los guardas del parque describen como un "acontecimiento que cambia el mundo" para el delicado ecosistema subterráneo. La bolsa, posiblemente allí por unas horas o días, se convirtió en el detonante de la aparición de moho en el suelo y en las formaciones cavernosas, debido a la humedad. Insectos como grillos, ácaros y arañas se organizaron para aprovechar este inusual manjar, extendiendo aún más la contaminación.
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Tras el descubrimiento de la bolsa, los especialistas limpiaron la zona en la Gran Sala de las cavernas en 20 minutos, utilizando cepillos de dientes para eliminar el moho que se había extendido a las formaciones. "Para el ecosistema de la cueva tuvo un impacto enorme", señaló el parque en una publicación en las redes sociales. "El maíz procesado, reblandecido por la humedad de la cueva, formaba el entorno perfecto para albergar vida microbiana y hongos", se lee en el mensaje.
Un problema en parques nacionales de Estados Unidos
Este caso subraya un problema mayor en los parques nacionales de Estados Unidos donde los visitantes generan cerca de 70 millones de toneladas de basura anualmente. En Carlsbad Caverns, se han implementado medidas como la prohibición de alimentos fuera del comedor subterráneo y campañas de limpieza regulares. Diana Northup, microbióloga que ha estudiado las cuevas de todo el mundo, señala que la bolsa de Cheetos es solo un ejemplo más de los efectos de la actividad humana en estos delicados ecosistemas.
Cada día, hasta 2.000 personas recorren las cavernas, dejando tras de sí fragmentos de piel y pelo, lo que introduce microbios externos en el entorno. Expertos como Robert Melnick, de la Universidad de Oregón, y Northup enfatizan el delicado equilibrio entre permitir el acceso público y proteger estos frágiles ecosistemas. Organizaciones como Leave No Trace trabajan para concientizar a los visitantes sobre la importancia de no dejar rastro en estos entornos naturales. "No sé muy bien cómo controlarlo, salvo recordando constantemente a la gente que el subsuelo y las cuevas son un entorno natural muy, muy sensible", dijo Melnick.
Por su parte, Northup concluye que, aunque la actividad humana en las cuevas puede ser perjudicial, la única manera de asegurar su protección es que las personas las visiten y experimenten. "Lo más importante", dijo Northup, "es conseguir que la gente valore y quiera preservar las cuevas y hacerles saber qué pueden hacer para que así sea".
FEW (AP, Carlsbad Caverns National Park)
Con información de la Agencia Deutsche Welle.