La comisión legislativa que investiga lo que sucedió el 6 de enero de 2021 cuando una turba de ultranacionalistas, supremacistas blancos y simpatizantes del entonces presidente Donald Trump rompieron ventanas y puertas y tomaron por unas horas el control de la sede del Congreso federal de Estados Unidos está por llegar a su punto final. A poco de conocerse sus conclusiones, la miembro republicana Liz Cheney adelantó este lunes que existen pruebas para presentar cargos contra el entonces mandatario.
"Queda absolutamente claro lo que estaba haciendo el presidente Trump", así como "varias persona de su entorno", aseguró Cheney, informó Télam. "Sabían que era ilegal y lo hicieron de todos modos", afirmó Cheney, vicepresidenta de la comisión especial de la cámara baja y una de los dos únicos republicanos que aceptaron ser parte. El resto de su partido rechazó la conformación del grupo y acusó al oficialismo demócrata de lanzar una investigación parcial y políticamente motivada contra el ex mandatario y otros dirigentes de su fuerza, entre ellos algunos actuales legisladores.
Según Cheney, sin embargo, la comisión cuenta con "una gran cantidad de testimonios y documentos que demuestran muy claramente el alcance de la planificación, la organización y el objetivo" de detener el recuento de los votos electorales que certificaban el triunfo de Joe Biden en las urnas, pese a las constantes denuncias que hacía y que continúa haciendo Trump.
El 6 de enero 2021, a 14 días del traspaso del poder entre Trump y Biden, el primero seguía desconociendo su derrota electoral, denunciaba un fraude y convocó a una manifestación en el corazón de Washington, la capital, a solo unos pasos del Congreso, donde los congresistas y senadores estaban reunidos para certificar los resultados de los comicios de noviembre de 2020.
Trump arengó a la multitud, acusó a los legisladores de estar sellando un fraude que nunca pudo probar -y que todos los niveles de la Justicia rechazaron, aún jueces y cortes con simpatía hacia el entonces mandatario- y, sin indirecta, propuso que todos marcharan hasta la sede del Capitolio para no permitirles que certifiquen los resultados. Les prometió que estaría allí con ellos, pero después de su discurso no se volvió a ver al entonces presidente hasta que horas después se vio forzado por sus aliados a pedirles a sus simpatizantes que se retiren.
Pero el daño estaba hecho. Cinco personas fallecieron, entre ellas un policía del Capitolio. La prensa pudo mostrar en vivo como los manifestantes se lanzaron a una casería de los principales líderes demócratas o los legisladores más críticos de Trump. Hubo escenas de violencia y por un momento todo parecía posible. Aún después de todo esto, cuando las dos cámaras del Congreso se volvieron a reunir para certificar los resultados, decenas de republicanos se negaron a hacerlo y votaron en contra, argumentando el supuesto fraude que una parte de la sociedad estadounidense aún defiende.
El shock fue tal que, pese a que Trump ya estaba con un pie fuera de la Casa Blanca, los demócratas juntaron los votos y le iniciaron un segundo juicio político, algo inédito. Fue exprés y, nuevamente, cuando llegó al Senado, fracasó por falta de votos. Pese a las críticas que lanzó la mayoría de las bancadas republicanas el 6 de enero, luego decidieron cerrar filas con el ahora ya ex mandatario.
Determinada a no permitir que el tema quedara en la nada y Trump lograra relanzarse como líder político, la presidenta de la cámara baja, la demócrata nancy Pelosi, impulsó una nueva comisión, esta vez para investigar lo que sucedió y buscar los responsables. Con el repudio explícito de casi todo el Partido Republicano, creó el órgano que ahora, tras ocho meses de trabajo, deberá presentar sus conclusiones.
Las incógnitas aún son muchas: ¿Presentarán cargos contra Trump o simplemente lo mencionarán como un responsable indirecto? ¿Llamarán a declarar a su vice, Mike Pence, quien ese día se rebeló contra su jefe y siguió adelante con la certificación de los votos? ¿Qué harán con los tres legisladores republicanos que se negaron a declarar? ¿Los declararán en desacato como hicieron con el ex asesor presidencial y referente de la extrema derecha estadounidense Steve Bannon y otros dos funcionarios de ese gobierno, Peter Navarro y Dan Scavino?
Cuando la comisión anuncie sus decisiones, sin duda será un cimbronazo para la escena política de Washington. Los republicanos han intentado dejar atrás el fatídico día -y principalmente el hecho de que apoyaron un gobierno que atentó contra el propio Estado- y Biden, en su estilo negociador, tampoco quiso subirle el tono con la esperanza de mantener una buena relación que le permita aprobar sus proyectos en el Congreso, algo que, sin embargo, no sucedió. Pero para el liderazgo demócrata en el Congreso que sufrió en carne propia quizás el mayor susto de vida profesional el tema está lejos de estar cerrado.