En la última semana de abril, el primer ministro de España, Pedro Sánchez, anunció la suspensión de sus actividades públicas por una denuncia contra su esposa, Begoña Gómez, por delito de tráfico de influencias desde su trabajo en distintas ONGs. La denuncia fue realizada por Manos Limpias, una organización ultraderechista inscrita como sindicato desde 1995, cuya base de representación son los empleados de la función pública. Sin embargo, sus cuotas de afiliación son realmente casi inexistentes (poco más de 6.000 afiliados que aportan a la causa 60 euros anuales), especialmente si se las compara con los números de Comisiones Obreras y la Unión General de Trabajadores en el propio Estado. En realidad, la organización actúa como una pantalla de un sector de la derecha española con viejas raíces en el franquismo. Sus principales figuras siempre tributan electoralmente a la derecha, particularmente en el Ayuntamiento de Madrid.
Manos Limpias fue fundada y está dirigida por Miguel Bernad Remón, abogado y funcionario público jubilado. Como jefe de esta organización, Bernad ha sido muy activo en el sumario y juicio por los atentados del 11-M. Manos Limpias presentó denuncias ante la Justicia y el Consejo General del Poder Judicial contra los jueces Juan del Olmo y Baltasar Garzón, y contra la fiscal Olga Sánchez, sin ningún éxito. De hecho, tras presentar una denuncia contra el juez Juan del Olmo por una supuesta destrucción de pruebas del 11-M, el Tribunal Supremo no solo la desestimó, sino que denunció a su vez a Manos Limpias por los delitos de acusación y denuncias falsas. Algo similar ocurrió con denuncias perpetradas contra figuras políticas de Gibraltar en 2014, donde el tribunal supremo condenó a Manos Limpias a pagar una importante multa por denuncias falsas.
Miguel Bernad afirmó en 2005 que, de sus denuncias contra la corrupción en la función pública, particularmente contra figuras de la izquierda y la centro-izquierda española, habían ganado apenas “el 30% de las demandas presentadas” (El Mundo, 27/02/2005).
Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.
Bergoña Gómez, la esposa de Pedro Sanchez, se convirtió en foco de las denuncias de Manos Limpias luego de que el Juzgado de Instrucción Número 41 de Madrid admitiera una querella de esa organización derechista por un presunto delito de tráfico de influencias y corrupción en los negocios. El desempeño profesional de la esposa del actual Primer Ministro fue en el mundo de las organizaciones no gubernamentales, donde se especializó en la captación de fondos para entidades reconocidas como Amnistía Internacional, Oxfam, o la Fundación del Deutsche Bank.
Gómez también dirigió un Máster en la Universidad Complutense sobre captación de fondos, y actualmente ejerce como directora en la Cátedra Extraordinaria de Transformación Social Competitiva en esa Universidad de Madrid. Bergoña Gómez no milita en el PSOE con su marido, pero se ha posicionado como una militante feminista, sin por eso tener contradicciones con haber sido la anfitriona del primer foro de primeras damas y esposas de presidentes en la Cumbre de la OTAN, celebrada en Madrid en junio de 2022.
En la denuncia, Manos Limpias afirmó que, desde su posición de primera dama, Gómez “habría recomendado o avalado por carta de recomendación con su firma a empresarios que se presentan a licitaciones públicas” (Infobae, 3/05/2024). Una de las empresas beneficiadas con ayudas públicas, Globalia, es propietaria de la famosa aerolínea Air Europa, que, según la denuncia, acordó desembolsar unos 15.000 euros anuales, para vuelos en primera clase de Gómez y sus asesores.
Tras las denuncias contra su esposa, Pedro Sánchez publicó en redes sociales una carta en la que comunicaba que estaba pensando en dimitir de su cargo, ese que ejerce desde el año 2018. Afirmó que sopesaba renunciar aunque se trata de hechos “tan escandalosos en apariencia como inexistentes” y que Gómez defenderá su “honorabilidad” en los tribunales. En su libro “Manual de Resistencia”, publicado en 2019, Sánchez deja claro que “la primera es Begoña” y que fue ella quien le insistió en que debía presentarse a liderar su partido, nuevamente, después de haber dejado la secretaría general del PSOE (Partido Socialista Obrero Español) en 2016 después de que partido le quitara el respaldo.
No es la primera vez que Bergoña Gómez es centro de ataques e insultos. En algunos sectores de la derecha y la ultraderecha de España la llamaron “Begoño”, con la idea de transmitir que era una persona trans, algo que en su día también le sucedió a Michelle Obama. En una entrevista con el periodista Jordi Évole, Pedro Sánchez se refirió a todo esto como “barbaridades que se han dicho (sobre ella)… No por la transexualidad, sino por la forma de atacar personalmente”. “Ha sufrido, pero lo ha llevado con mucha entereza”.
Las movilizaciones: fuego y contrafuego en las calles
Ante estos hechos, la calle se convirtió en un escenario de tensiones alrededor de la situación de Pedro Sánchez. En una jugada política pocas veces vistas en la Europa Occidental contemporánea, Sánchez se apoyó en su base social que se movilizó con consignas tales como “¡Pedro, no estás solo!”, “Pedro, no te rindas" o “España te necesita”.
Esta situación deja en evidencia la necesidad de la socialdemocracia europea de recurrir a la movilización de calle como herramienta para visibilizar la arremetida de la ultraderecha. Esto no es la normalidad en la política europea, aquejada -como Argentina- por la virulencia y la mentira que la Alt-Right (Derecha Alternativa) global escupe con la virtualidad como gran tecnología de organización social, diseñada por personajes como Steve Bannon, y expuesta por el trumpismo como primer gran ensayo institucional.
Las movilizaciones se dieron en la sede central del PSOE, en el Congreso de Diputados y en distintos ayuntamientos del país. Es importante observar, también, que la derecha española intentó movilizarse en las calles, bajo consignas como “Pedro Sánchez, hijo de puta”, “Marlaska, valiente hijo de puta” o “qué le debes a Marruecos", aunque sin lograr la masividad de la acción socialdemócrata.
Tal situación es relevante para una continuidad fortalecida del gobierno de Pedro Sánchez, luego de las reñidas elecciones de fines de 2023. La Alt Right, se sabe, construye en la dialéctica entre la virtualidad y las calles su principal estructuración política, todo digitado por un poderoso entramado de actores de la política institucional, fundaciones, think tanks, entre otros.
Una derecha organizada internacionalmente
Las elecciones generales de 2023 en España dejaron la sensación de una ultraderecha disminuida en representación parlamentaria, algo que en la previa electoral parecía que venía para formar un gobierno de coalición de ultraderecha, como ya había sucedido en algunas jurisdicciones sub-estatales del mismo año.
Con su acción, Pedro Sánchez puso en evidencia que la ultraderecha no sólo se circunscribe a los actores locales de la política institucional del Estado español. El fenómeno del neofascismo no es coyuntural. Su rápida emergencia está determinada por una causalidad orgánica.
Desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca en 2016 se empezó a observar, en más de un país del mundo, la constitución de fuerzas sociales, armadas moral y materialmente en una clave neofascista. Algunos casos que han destacado son el de Bolsonaro en Brasil, Meloni en Italia, Orban en Hungría, Milei en Argentina, o Vox en España.
Es decir, no son sólo figuras “monstruosas” en las políticas domésticas de cada país. Son actores políticos que expresan en el sistema institucional la articulación de actores económicos, financieros, mediáticos, virtuales y de inteligencia (disfrazados de Consultoras, Centros de Estudios y Fundaciones).
Ejemplo de la coordinación internacional respecto al caso de denuncias contra la esposa de Pedro Sánchez, es el comunicado emitido este viernes por la Oficina del Presidente de la República Argentina, donde contestan a declaraciones del Ministro de Transporte y Movilidad Sostenible de España diciendo que “el gobierno de Pedro Sánchez tiene problemas más importantes de los que ocuparse, como las acusaciones de corrupción que caen sobre su esposa”, mientras le piden “celeridad” a la justicia española para “esclarecer semejante escándalo de corrupción que afecta directamente la estabilidad de su Nación”, entre otras acusaciones y ataques.
Detrás de estas actuaciones internacionales en tándem, aparecen foros y actores de carácter estratégico como la Cumbre de la CPAC, la “Carta de Madrid”, la UPLA (Unión de Partidos Latinoamericanos), la Fundación Libertad o la Red ATLAS, son el entramado estratégico de un fenómeno político violento y antidemocrático que merece poner la atención de la dinámica política contemporánea.
Su actuación en red exige, también, reflexionar y pensar cuáles son las dinámicas de organización de los sectores populares y sus expresiones políticas, con sus luces y sus sombras, y cuáles son las tareas y las construcciones que se deben contraponer a este fenómeno violento contra nuestras democracias y sociedades.