La carrera espacial dejó varios hitos históricos desde que comenzó. La Guerra Fría, además, potenció a grandes personajes que pasaron a la inmortalidad por sus hazañas. Si bien siempre se lo nombra a Estados Unidos como el principal líder de la investigación espacial, lo cierto es que hubo otros países que también tuvieron grandes logros. Quizás la historia más llamativa es la de Arnaldo Tamayo Méndez, el hombre cubano que fue limpiabotas y llegó a ser astronauta.
En medio de la carrera espacial, Arnaldo Tamayo Méndez encontró su lugar. Nacido en 1942 y criado en Guantánamo, en una de los puntos más extremos de la isla de Cuba, pasó su infancia con muchas carencias. Huérfano desde muy chico, salió a la calle a trabajar de limpiabotas, ayudante de carpintería y hasta fue vendedor de diarios. Tamayo vivió toda la revolución cubana.
Desde la etapa más desigual con Fulgencio Batista al mando del país hasta la actualidad. Durante su adolescencia, Méndez participó justamente en las protestas estudiantiles contra el derrocado presidente y, cuando Fidel Castro tomó el poder, ingresó al ejército. Su carrera ascendente en la fuerza fue meteórica y, con tan solo 19 años, se convirtió en piloto de combate.
El comienzo de su carrera lo vivió con la carrera espacial en pleno auge. La lucha de Estados Unidos y la Unión Soviética por domar el espacio era uno de los temas geopolíticos principales. El dominio del cosmos como principal objetivo. Así fue como la URSS marcó un hito en la historia al mandar al espacio al primer hombre. En abril de 1961, Yuri Gagarín se convirtió en el primer hombre en salir de la estratósfera y, por supuesto, luego se convirtió en un héroe de todas las naciones alineadas al comunismo. Cien días después de la hazaña, Gagarín hizo una gira por diferentes lugares del mundo y en julio de ese mismo año llegó a Cuba.
Frente a una plaza repleta en el festejo del 26 de julio y luego de haberse reunido con Fidel Castro, el cosmonauta ruso largó un discurso en el que sostuvo: "Llegará el día en que un hijo del pueblo cubano también viaje al cosmos". Y así fue. Con el paso del tiempo, Tamayo obtuvo méritos propios en el ejército. Participó en misiones de reconocimientos durante la crisis de los misiles en Bahía Cochinos y tuvo otras grandes actuaciones que le dieron orden al méritos.
El puntapié final llegó gracias a una decisión de la Unión Soviética. A mediados de 1970, la URSS puso en marcha un programa científico que se llamó "intercosmos" con el fin de que otros países socialistas tengan misiones espaciales. Así pasaron Polonia, Bulgaria y hasta Vietnam. Finalmente, después de un largo scouting que incluyó una última disputa con un colega, fue elegido.
Llegó el 18 de de septiembre de 1980 y tras un despegue exitoso, la Soyuz se acopló con la estación Saliut 6. Allí estuvo 7 días, 20 horas, 43 minutos y 24 segundos. Como contrapunto, el gobierno cubano y la Unión Soviética le prohibieron seguir con su carrera. Al regresar a la tierra, Tamayo Méndez se convirtió en un héroe que nunca más voló, ya que no querían repetir el accidente que tuvo Yuri Gagarín. Sin embargo, su proeza lo convirtió en poseedor de la Orden de Lenin y la distinción de "Héroe de la República de Cuba".