El correismo se vuelve a ilusionar con una vuelta al poder en Ecuador

Analistas no solo creen que la fuerza del ex presidente podría ganar las elecciones el próximo 20 de agosto, sino que eso podría ser el puntapié inicial para allanar el camino a un retorno de Correa al país. 

17 de junio, 2023 | 00.05

El correísmo se ilusiona con volver a gobernar. Tras la fallida elección de Lenín Moreno como sucesor y la derrota del 2021, el espacio de izquierda apuesta a un binomio de confianza compuesto por la ex legisladora Luisa González y el ex candidato presidencial de las votaciones pasadas, Andrés Arauz. La elección de las candidaturas basadas en la lealtad al mentor político y la mala imagen del gobierno de Guillermo Lasso, le permite a la Revolución Ciudadana apuntar a la idea de que hubo un pasado que fue mejor. Esa estrategia entusiasma al espacio, que se propone ganar el próximo 20 de agosto en Ecuador y allanar el camino para un posible regreso de Rafael Correa en el 2025.

Pese al optimismo que genera el contexto electoral actual, el correísmo ya encontró el primer obstáculo y, una vez más, vino de la mano del Consejo Nacional Electoral. El viernes a última hora dejó en suspenso la candidatura de la fórmula González-Arauz. Según el órgano, el binomio correista no presentó "el plan de trabajo" para los dos candidatos, como requiere la ley, y tiene 48 horas para hacerlo, si quiere poder competir en las elecciones. 

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La elección

La decisión del presidente Guillermo Lasso de decretar hace poco más de un mes la muerte cruzada para disolver la Asamblea y llamar a elecciones adelantadas precipitó a los espacios políticos a buscar sus mejores opciones en un período breve de tiempo. En el caso del correísmo, se especuló con varios nombres hasta que se dio a conocer que la elegida era Luisa González, quien fue legisladora hasta mayo, cuando el mandatario cerró el Congreso. Según explicaron desde el entorno, la candidata es del círculo más cercano a Correa y responde a un “tema de lealtad”.

En cuanto al candidato a vicepresidente se había optado en una convención por el ex vice Jorge Glas, que estuvo preso durante el gobierno de Lenín Moreno acusado de corrupción, y él mismo eligió bajarse para evitar posibles complicaciones en campaña por las causas judiciales que enfrenta. Tras esa situación, Arauz, el economista que perdió en ballotage con Lasso, fue electo para ser candidato a vice. Una de las figuras que más sonaba como presidenciable era Carlos Rabascall, aunque no se descarta como carta para el 2025, donde también se baraja la posibilidad de la vuelta de Correa.

“Luisa es parte del círculo de confianza de Correa y al haber salido mal la transición con Moreno y la transición con Arauz tampoco funcionó, la decisión de este binomio es poner a Arauz de vicepresidente e ir con una de las piezas más cercanas al presidente Correa. Luisa que no es una persona que cuestionará alguna decisión de Correa, todo lo contrario”, explicó a El Destape, politóloga e investigadora de sistemas electorales y partidos en la Universidad de Tokio, Selene López.

Hasta ahora, la fuerza no ha tenido suerte para elegir a los posibles sucesores de Correa. Los motivos son varios. En el caso de Moreno, que había sido vice del ex mandatario y su delfín electoral, ganó con el correísmo pero cuando asumió se convirtió en su principal rival y hoy es considerado un traidor. Mientras que en el caso de Arauz no logró la victoria electoral. Estos dos factores son los que consideraron a la hora de tomar la decisión para elegir a quienes van a buscar quedarse con la derrota y gobernar hasta el 2025, cuando sería el final del gobierno de Lasso.

“La Revolución Ciudadana en general desde sus inicios ha tenido un gran problema en la sucesión de liderazgos. Durante los 10 años que gobernó el presidente Correa todo se concentró en él, los aciertos y los errores. En las elecciones del 2017, Moreno era el candidato que era rentable electoralmente, no era el candidato que querían. Ellos querían ganar con Jorge Glas, pero en las encuestas tenía mala imagen y no ganaba, entonces en ese momento deciden optar por un candidato que les permitiera ganar”, agregó López, sobre la elección de Lenín, quien sumó que por ese motivo hubo una “especie de depuración” dentro del espacio entre quienes realmente apoyan el proyecto correista. Por todo eso, es que ahora optan por asegurarse la lealtad antes que priorizar lo que dicen las encuestas.

En cuanto a lo que pasó en la elección que perdieron en el 2021, los analistas coincidieron en que es un contexto muy distinto al actual y que el correísmo quedó mejor posicionado tras la última elección regional en la que obtuvieron la victoria en ciudades relevantes como Quito, Cuenca, Guayaquil o Pichincha. Además sumaron que la crisis de seguridad, por la cual el país pasó de ser uno de los más seguros de la región a uno de los más inseguros con tasas de homicidio en torno a las 25 personas cada 100 mil habitantes, más las críticas a Lasso favorecen al espacio de izquierda.

“En el 2021 existía un clima de opinión desfavorable hacia el correísmo. Correa no traccionaba tanto al voto y cada vez que daba declaraciones generaba mucho rechazo. Pese a que él no era el candidato, Arauz no lograba conectar con los indecisos. La actualidad ecuatoriana dista mucho de la de antaño. El correísmo supo leer al electorado y moderó el tono de su mensaje. La frase ‘con Correa estábamos mejor’, cobró sentido en una ciudadanía que pide a gritos seguridad y paz”, detalló a El Destape, el consultor en comunicación y estrategia política, Máster en Marketing Político y Comunicación Estratégica por la Universidad Autónoma de Barcelona, asesor en varias campañas y presidencias regionales, Ezequiel Parolari.

¿Luisa al gobierno?

“Volvamos a ser patria con Luisa, volvamos a ser patria con Rafael”, dice un spot televisivo mientras se ve a la candidata en bicicleta y a una abuela en casa con su nieta que miran a Correa en televisión cuando era presidente, mientras la canción reza: “Sé que todo va a estar bien porque sé lo que hiciste por mí”. De fondo, un cuadro del ex mandatario colgado en la pared. Podría ser un slogan más lavado de Cámpora al Gobierno, Perón al poder, especialmente si se contempla que la próxima gestión será muy breve y que hay indicios de que el ex presidente buscará poder presentarse en las votaciones del 2025.

Actualmente, Correa no puede volver al país porque sería detenido, debido a que tiene una sentencia de ocho años por causas de corrupción, algo que el ex presidente considera como parte del lawfare en su contra. Es decir, que por un lado debería solucionar las causas judiciales y además, en el gobierno de transición se debería convocar a una Asamblea Constituyente para declarar inválido el referéndum de 2018 que impide la reelección. “Si declaramos inconstitucional esa consulta, sí podría. Yo no sé cuál es el temor, suponiendo que quiera postularme es el pueblo el que elige”, afirmó el ex mandatario en una reciente entrevista con el diario español El País

En ese sentido, Parolari consideró que el correísmo tiene posibilidades de volver a gobernar: “La Revolución Ciudadana tiene altas chances de volver a ser gobierno en agosto del 2023 por la añoranza de lo que en un pasado fue, por un futuro que será. La estrategia está bien definida y siempre fue la misma: que Correa vuelva al poder. Hoy la legitimidad que tiene Correa generada por Guillermo Lasso hace que la contienda electoral se polarice aún más por la cantidad de candidatos que se presentan en estas elecciones. El candidato o la candidata que marque el rumbo con propuestas claras y defina un camino certero, tendrá altas posibilidades de ganar el próximo 20 de agosto”.

La competencia

Se presentarán ocho binomios para competir en las próximas elecciones. Una particularidad es que Lasso no se postulará y tampoco lo hará ningún candidato de su espacio, en algo que inevitablemente es visto como el fin de su carrera política tras estar presente y ser competitivo en las últimas votaciones nacionales. Otro dato es que Pachakutik, el espacio que quedó tercero en el 2021 y brazo político de la poderosa de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), tampoco tendrá candidato. Yaku Pérez, que había sido su representante electoral, se presentará por el espacio Claro que se puede.

La decisión que tome la Confederación de Nacionalidades Indígenas será relevante para conocer lo que posiblemente suceda en la próxima votación. Su titular Leonidas Iza ya adelantó que no apoyará a Pérez, pero tampoco hizo un apoyo explícito al correísmo. “Lo más probable es que la CONAIE deje en libertad a su militancia para que asuman esta decisión, lo que significa que el correísmo tendrá que crear un discurso que sea lo suficientemente atractivo para que pueda atraer a los electores del Pachakutik y a los electores de la CONAIE”, aseguró a El Destape, el director del Foro de Economía Alternativa y Heterodoxa de Ecuador, Pablo Dávalos.

En ese marco, el economista sostiene que para lograr una mayor adhesión en ese espacio el correísmo tendrá que posicionarse con respecto a dos temas cruciales relacionados a consultas sobre la extracción de petróleo en el Parque Yasuní y de minería en la región de Quito. “Un pronunciamiento firme radical de la Revolución Ciudadana en este sentido podría atraer a los militantes de Pachakutik que ven con buenos ojos posiciones anti extractivas. Caso contrario, es de suponer que esa militancia se decante más bien por el candidato Yaku Pérez, que tiene mucha afinidad con el discurso ecologista y el discurso anti extractivista”, detalló el especialista sobre la competencia que puede haber entre los dos espacios más progresistas.

Con una fórmula de confianza para evitar traiciones y confiados por los resultados electorales regionales, más la situación actual que les permite hablar de un pasado mejor, el correísmo tiene claras posibilidades de poder a gobernar. Y no solo durante una gestión de transición, sino que se ilusiona con la posibilidad de que pueda volver al país Correa, su mentor, que en todos estos años no ha encontrado un sucesor.