“Nosotros no tenemos un candidato, tenemos un presidente que está pronto para asumir”. La dueña de la frase es Valeria Ripoll, candidata oficialista a la Vicepresidencia del Uruguay, junto con el delfín de Luis Lacalle Pou, Álvaro Delgado. En nombre del Partido Nacional (PN) y la más amplia Coalición Republicana -que abarca desde la derecha hasta la extrema derecha- disputará el balotaje el próximo domingo 24 ante la dupla del Frente Amplio (FA), Yamandú Orsi y Carolina Cosse. La ex integrante del Partido Comunista, del FA y del sindicato de Empleados y Obreros Municipales (Adeom), cuyo nombramiento incomodó a más de uno, llegó esta semana a Buenos Aires en una búsqueda contrarreloj de los votos de los uruguayos en el país. La acompañaron un grupo de jóvenes mileistas. Tras las elecciones generales que los dejaron en segundo lugar, las dirigencias limaron las asperezas y se organizan para conquistar cada voto, también de este lado del río, y dar vuelta las encuestas.
Según la última encuesta publicada por Equipo Consultores, señaló que la intención de voto da un 45% para Orsi y un 41% para Delgado. En tanto, 6% de las y los uruguayos afirman que votarán en blanco o anulado, y 8% están indecisos. En las generales el FA quedó al frente con el 43.82% de los votos, mientras que Delgado se consolidó en segundo lugar con un 26.84%. Sin embargo, la cuenta que hacen desde la Coalición -cuyos dirigentes se presentaron todos por separados en las generales- es que todos juntos superan en 100 mil o 90 mil votos al FA. Por eso, la esperanza está puesta en ese voto “fidelizado” que, esperan, no cambie de opinión, así como en el de “centro”, que no se siente representado por la izquierda.
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Al entender de Ripoll, en su país “mucha gente” se siente en el centro del espectro político. Y ella, a diferencia de sus oponentes, representa lo popular. Así definió el haber sido elegida para ocupar una futura vicepresidencia ante El Destape: “Fue una decisión disruptiva y necesaria, para ser la puerta de entrada a un montón de gente que necesita verse representada en algún lugar del espectro político que no es el Frente Amplio, que lo popular no está en el Frente Amplio”, dijo durante su visita fugaz al país.
Junto con ella estuvieron representantes de todos los partidos: el senador blanco y productor agropecuario Sebastián Da Silva; el diputado nacional, ex Cabildo Abierto (el partido pro dictadura) y flamante presidente del Partido Constitucionalista Ambientalista, Eduardo Lust; y el diputado nacional electo por el PI Gerardo Sotelo, entre otros. Todos ellos hablaron: trajeron el mensaje del general Guido Manini Ríos (CA) y compararon al FA con el kirchnerismo.
Durante la breve estadía, Ripoll habló ante poco menos de 200 personas que llegaron el martes por la noche hasta la Asociación de Propietarios de Carreras de Caballo, ubicada en pleno Recoleta, en la Ciudad de Buenos Aires. Se trató de la primera actividad que se armó en conjunto en una estrategia que el PN no suele llevar adelante, sino que le copió a su contrincante. La mayoría de los presentes en el acto superaba los 40 años de edad, algunos llevaban bastón y vestían camisa blanca o celeste. Muchos, hace décadas que viven en el país. Todos lxs consultados por este medio declararon ser integrantes del PN y manifestaron una sensación similar al temor cuando imaginan una nueva gestión al frente del frenteamplismo. Todxs ahora trabajan en articulación con los partidos de la coalición oficialista.
En los discursos de cada uno de ellos se repitió más de una vez la palabra “libertad”, así como la idea de la confrontación con un FA “extremista” y “radical”, que “no tiene propuestas ni equipo”, “pone palos en la rueda” y “no quiere debatir”. Algo de eso puso sobre la mesa Ripoll, que fue la única que se mostró con un mate en la mano durante el encuentro: “Se va a buscar lograr consensos y se va a dialogar con todos, pero si esos acuerdos no se logran y el Frente Amplio está decidido a ser el palo en la rueda, vamos a tener un presidente y un Poder Ejecutivo que va a llevar adelante lo que la gente decidió”, dijo, y aclaró que, si “una mayoría circunstancial” en el Parlamento “tira por tierra” lo que avanzaron, la respuesta será el veto “para que no estanquen al Uruguay”.
Con ese tono, que se acerca bastante a la batalla cultural que las extremas derechas están dando en el mundo, mostró cómo la diversidad y amplitud que expone la coalición oficialista permite que diferentes actores encarnen diferentes mensajes y lleguen a distintos públicos (o en este caso, electorados). En ese espacio, a lo largo de estos cinco años -no exceptuado de las tensiones-, aprendieron a convivir junto con el PN, el Partido Colorado (PC), el Independiente (PI), el Constitucional Ambientalista y el partido militar Cabildo Abierto (CA).
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“Yo la verdad que tengo que tomarme un tiempo para encontrar la explicación a un Gobierno que todos los números le dan: la inflación, el grado inversor, la desocupación, el índice de pobreza, la masa salarial…Todo lo que se mide para juzgar si un gobierno es bueno o malo al presidente (Luis) Lacalle Pou le da positivo. Incluso tiene más de un 50% de aprobación en la gestión. A pesar de eso, todos los partidos unidos, llegamos al mismo porcentaje que la izquierda”, analizó ante El Destape Lust, en tono sorprendido.
El mensaje que vinieron a transmitir, dijo, es que la coalición oficialista “representa la defensa de la libertad” de la que el FA es “enemigo”. Al mismo tiempo, mientras se organizan para la batalla que darán para dentro de diez días miran al frente: “Esto es una enseñanza para que en el 2030 esos cinco partidos que hoy aparecen juntos se disuelvan y aparezcan un partido único”, sostuvo, en coincidencia con Da Silva, que se manifestó en el mismo sentido.
En el pequeño salón del primer piso en donde se realizó el mitin político, de todas formas, no todos eran uruguayos: también hubo argentinos. Entre ellos, la senadora nacional por el PRO Carmen Álvarez Rivero y dirigentes de la juventud de La Libertad Avanza, especialmente el único grupo de veinteañeros de la Agrupación Enlaces, juventud oficial de La Libertad Avanza, que llegaron invitados por el diputado del PN Pablo Viana. Ante la consulta sobre por qué habían decidido participar, dijeron que “por interés político” y negaron que fueran parte de alguna militancia.
La búsqueda del voto en Argentina
Los números sobre la cantidad de uruguayos que planean cruzar para ejercer el derecho al voto -que sólo es presencial en el país- varían según a quién se consulte. Algunos de los organizadores dijeron que hasta el martes eran 300 los inscriptos, pero otros contaron que el celular de contacto para ir hasta Montevideo -que el PN financiará en un 100%- “está estallado”. “Ojalá sean mil”, deseó en voz alta una de las asistentes al acto, que sintió como una ofensa la pregunta de si suele ir a votar.
En Argentina, según el censo de 2022, son 95.384 lxs uruguayxs que habitan en este suelo y representan el 2,8% de su propia población, la mayor comunidad fuera del país conformada -en general- por una extensa militancia del FA, que llegó al exilio durante la última dictadura cívico militar.
Según contó Da Silva, ahora ellos decidieron traer la campaña para la Argentina porque fue “una demanda” de lxs uruguayxs que viven aquí. “No quieren que se cometan los mismos errores que en Argentina. Esto es que gane Yamandú Orsi, que es lo más parecido a Alberto Fernández; y Carolina Cosse, lo más parecido a Cristina Kirchner”, apuntó. Esa idea, también la repitió en su discurso y dijo que elegir a la oposición actual en Uruguay sería “un suicidio político”. El dramatismo de sus palabras coincide con la última encuesta de Equipos Consultores que, el fin de semana pasado, le dio una intención de voto del 45% al FA frente a un 41% al oficialismo.
Para Ripoll, en tanto, la esperanza recae en la construcción de la idea del electorado que vive en Argentina: “Creo que el Frente Amplio se quedó con una foto quizá de quienes vinieron en los años 70. Hay gente que vino por distintas situaciones a vivir en estas últimas décadas. Entonces estoy convencida que hay muchos uruguayos que cruzan y que van a votar, que tienen compromiso con el país, que quizá sean de esos que van permanentemente también, que tienen su familia, que tienen arraigo y que, bueno, que les importa lo que pasa en Uruguay, quién gobierna Uruguay, cuál es el destino del país”, dijo ante la prensa. Sobre ese electorado, también, consideró que "sabe lo que es un país destruido por la izquierda".
En un tono de discusión que también se da en la Argentina, el subsecretario de Transporte y Obras Públicas y diputado electo, Juan José Olaizola, optó por ir por la gestión del dinero estatal. “Lo que se acabó fue el curro con el dinero, se transparentó el dinero público para que vaya directamente para los uruguayos que más lo precisan”, apuntó e hizo énfasis en la gestión de la pandemia, al igual que el resto de sus compañeros.
Él también eligió ir por llevar la batalla en el ámbito internacional: “Los uruguayos vamos a estar votando por dos modelos de país totalmente distintos. Vamos a estar eligiendo por si se invita a Edmundo González (ex candidato antichavista a la presidencia en Venezuela) o a (al presidente venezolano) Nicolás Maduro como invitados. Para que tengan en claro lo que tenemos sobre la mesa”, dijo.
Ripoll, que pareciera ya sentirse vicepresidenta, que pone en práctica su capacidad oratoria, que se declaró “descreída” de la política hasta que dio un salto de la militancia sindical al PN, en 2023, dejó sobre los uruguayos en Argentina la responsabilidad de llevar los votos del otro lado del río: “Estamos ante una posibilidad histórica: que Uruguay pueda concretar ese segundo piso de transformaciones que estamos comprometidos con seguir llevando adelante”.