“Una joya”. Así lo describió Luis Lacalle Pou en 2008 cuando intentaba sumarlo a su agrupación, con la que en el correr de los años ganó preponderancia en el Partido Nacional (PN), hasta convertirse en presidente de Uruguay en 2020. Sin embargo, su presencia no encandila como lo hace una piedra preciosa. “Yo siento que soy un candidato que quizás no es el que entusiasma a las masas”, reconoció Álvaro Delgado en uno de los últimos spots antes de las elecciones generales de octubre. “Uno tiene que ser también crítico consigo mismo, autocrítico, aunque no al punto de flagelarse. Pero creo que voy a ser un buen presidente”, continuó en el video el veterinario de 55 años, con tono apacible, que se enfrentará a Yamandú Orsi en el balotaje el próximo domingo.
Delgado es de Montevideo, pero su carrera política comenzó en Paysandú. Su padre simpatizaba con el Partido Colorado y su madre era de la Unión Cívica -ambos partidos forman parte hoy de la Coalición Republicana que encabeza Lacalle Pou. ¨Pero él nació blanco”, según Alberto Volonté, el ex embajador en Argentina e histórico dirigente del PN (también conocido como blanco) y uno de sus “descubridores”.
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En sus constantes viajes a los campos de sus abuelos maternos en Paysandú fue que encontró su profesión. Aunque hasta último momento dudó con estudiar derecho. “En cuarto de liceo me hice un test vocacional y en sexto me hice otro, y me dieron las dos cosas, respectivamente”, contó en reiteradas oportunidades. Pero finalmente se convirtió en doctor en ciencias veterinarias tras su paso por la Universidad de la República. Además de su amor por los animales, en especial los caballos y los perros, comenzó a trabajar con ellos: como encargado de certificaciones de campos y de frigoríficos, y como productor.
“Con todo lo que ahorraba, más un préstamo que siempre le pedía a mi padre, compraba vacas, me asociaba con mi abuelo, compraba ovejas. Siempre traté de ir invirtiendo para ir armando un capital. Así compré el primer auto, que mi padre me prestó la plata, y después se la fui devolviendo. Mis padres han sido muy generosos en ese sentido”, recordó en una nota con la revista Galería.
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Unos años antes, le había picado el bichito de la política, justo en la previa de la vuelta de la democracia en Uruguay. El 30 de noviembre de 1984, a sus 15 años, asistió a la liberación del líder del PN Wilson Ferreira Aldunate y quedó maravillado con su figura. Fue así que en sus años de estudiantes comenzó se convirtió en dirigente universitario y llegó a formar parte del consejo de la Universidad de la República por la CGU, movimiento estudiantil históricamente vinculado a los blancos. “Era un militante activo y conocido entre los estudiantes de esa generación y ya se destacaba. En las elecciones del 89 ayudó mucho a unas exitosas votaciones blancas en Paysandú”, contó volante hace dos años, en diálogo con el programa radial Otra Mañana.
Fue en ese entonces que se ganó la confianza de otro de sus mentores: Juan Carlos Raffo, ex diputado, senador y ministro de Transporte y Obras Públicas, y padre de Laura Raffo; una de las precandidatas del PN a las que venció Delgado en las internas que lo convirtieron en el candidato a su suceder a Lacalle Pou con la Coalición que contiene desde la centroderecha hasta la extrema derecha.
Familia y política: asuntos no tan separados
En sus tiempos de universitario, Delgado conoció a su esposa: Leticia Lateulade, hija del fallecido diputado del Partido Colorado durante la presidencia de Luis Alberto Lacalle. Se casaron en 1997 y son padres de Agustina (25), Felipe (23) y Pilar (21). Ellos son unas de las razones por las que el ex Secretario de Presidencia quiere volver a la Torre Ejecutiva -sede del Poder Ejecutivo de Uruguay- pero esta vez como mandatario. “Quiero ser presidente, entre otras cosas, porque tengo tres hijos y ojalá las ausencias hayan valido la pena'", sostuvo Delgado en más de un acto de campaña.
Cuando nació su primera hija, ya había sido secretario del senador Raffo, había tenido un paso por Ministerio de Transporte y Obras Públicas y era secretario de bancada de los blancos en el Parlamento. Unos años más tarde, tras la victoria de Jorge Batlle, fue nombrado inspector general de Trabajo, un cargo desde el que forjó vínculos con empresarios y sindicalistas. Tareas y cargos que lo alejaron del hogar. ”Hay mucho mérito de Leticia, mi mujer. No voy a decir lo que es ella en función de bancarme a mí porque sería muy machista, porque sería “soy el centro” y no soy. El centro de la familia es ella, no yo”, contó emocionado durante una entrevista con El Negro González Oro.
Luego llegó su tiempo como legislador del PN y su camino de ladero de Luis Lacalle Pou. Primero como compañero de bancada y luego como senador. Tras la victoria en 2020, cuando todos pensaban que sería el ministro de Industria, el mandatario le pidió que asuma en la secretaría de la Presidencia para que siguiera como su mano derecha. En estos más de 30 años de carrera, Delgado encontró en su familia, el campo y los animales su refugio.
"Me gusta la ruralidad, que es un concepto más amplio que el campo", suele repetir. “Me despeja salir a caballo, tengo varios y los voy rotando”, le contó a Alejandro Fantino y es normal encontrar fotos de sus perros en las redes. Hasta hace unos meses tenía tres, pero en la semana previa a las elecciones generales falleció el mayor: Tacho. "Era un compañero de vida. Me acompañó durante 15 años. Venía mal, el miércoles lo fui a ver, a despedirme de él y después del acto final de campaña me contaron de su fallecimiento", dijo a los medio en la mañana antes de dirigirse a votar.
El can era un cimarrón, una raza autóctona de Uruguay, al igual que Moro, de tres años: “Yo me siento a ver el atardecer tomando un mate y los dos perros se me sientan en los dos costados, algunos empiezan la mano para que lo acaricies, el otro te busca la mano y la verdad que es un momento mágico". El último en integrarse a la familia Delgado fue Cala, una pastor australiana que le obsequió su esposa. Sus hijos le regalaron dos portarretratos con fotografías de las mascotas, que en caso de ser electo presidente "seguramente" estarán en su despacho en la Torre Ejecutiva.
En cuanto al rol de primera dama, Lateulade aclaró que no le interesa realzar la figura de la esposa del presidente. “Las elecciones pasadas, en las que ganó Luis, en vez de estar en la sede esperando los resultados, yo estaba en un escrutinio de delegada. Álvaro me llamó, me pasó con Luis y yo estaba en el escrutinio. Él lo que me dijo fue ‘gracias’ porque podría haber estado ahí esperando el resultado. Si el día de mañana me toca ser, obviamente lo mío va a ser de ayuda social. No me voy a quedar en casa porque es como un deber que tengo, porque lo sentí toda mi vida”, subrayó Leticia, en diálogo con El País.
Leticia dejó en claro caminará a su par, como lo hizo durante los últimos 27 años en una pareja en la que él es el romántico. "El último recital que fui a ver en el Estadio Centenario fue el de Arjona, con mi mujer”, contó el candidato en 2021. Y hace unos meses hasta se animó a cantar en la radio una de sus canciones preferidas: “Fuiste Tú”. También aseguró que quiere ser “un presidente que pueda unir a los uruguayos” y superar dificultades: “Como dice Arjona: ‘Las nubes grises también forman parte del paisaje’”.
La voz durante la pandemia y las denuncias como senador
En las elecciones generales de 2014 fue electo senador. Durante su mandato presentó denuncias sobre irregularidades en la gestión de la Administración Nacional de Combustibles, Alcohol y Portland (ANCAP) durante los gobiernos del Frente Amplio, lo cual derivó en la creación de una comisión investigadora. Se convirtió en la voz cantante del PN en una causa que llegó a la Justicia y terminó con el ex vicepresidente de Tabaré Vázquez, Raúl Fernando Sendic, condenado y expulsado del Frente Amplio.
En 2019, cuando Lacalle Pou ganó las elecciones, Delgado renovó su banca. Sin embargo, el 1 de marzo de 2020 renunció para asumir como secretario de la Presidencia. Su rol durante la campaña había sido fundamental. De hecho, el candidato Daniel Martínez apuntó contra él y reveló en pleno debate que el Instituto Nacional de Colonización (INC) le había rescindido un contrato que había obtenido en 1994, cuando era secretario de Raffo.
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“Él (Martínez) sabe cómo son las cosas. Es un campo que tengo desde el 97. Es un campo abandonado que yo exploté y pagaba 70% más de renta al Instituto por ser legislador. En 2018 lo entregué y presenté una denuncia al Tribunal de lo Contencioso Administrativo”. Desde el entorno de Delgado indicaron que la denuncia del candidato del FA tuvo una sola razón: pegarle al legislador que más había trabajado en la investigadora que indagó irregularidades en Ancap. En 2023, la Justicia falló a su favor y podía reclamar por daños y perjuicios a través de una acción reparatoria, pero ya consideraba el tema como “un capítulo cerrado”.
Pero sin dudas, el gran salto de Delgado se dio en la pandemia, cuando el presidente lo eligió para dar las conferencias diarias y anunciar las medidas de prevención en un país que no tuvo un confinamiento obligatorio, pues optó por la "libertad responsable".
De hecho, fue él quien se encargó de anunciar el primer muerto por coronavirus del país: el ex funcionario de la Corte Electoral y miembro del PN Rodolfo González Rissotto. “Fue la conferencia de prensa más dura de mi vida. Además, lo conocía mucho, tenía una relación muy cercana. Bajar y decir, ‘esta es la conferencia que nunca me hubiese gustado hacer. Acaba de fallecer en Uruguay el primer muerto por Covid. Es un amigo, un compañero, González Rissotto. Esto nos obliga a redoblar el esfuerzo, el compromiso. Esto es en serio’”. Según los analistas uruguayos, esas conferencias de prensa fueron la plataforma para construir su candidatura presidencial, con las que propone "un segundo piso de transformaciones".
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El compañero de ruta y ¿sucesor? de Lacalle Pou
El actual presidente de Uruguay y su candidato para sucederlo se conocieron de jóvenes como militantes del PN, pero su relación recién comenzó en 2008, justo cuando el hijo del ex presidente Luis Alberto Lacalle promovía la renovación del partido y Delgado se había declarado independiente tras su salida del Herrerismo: “Yo me dedico a hacer política positiva y no a canibalizar blancos”.
En ese entonces, Lacalle Pou se encontró con Volonté en un restaurante y le manifestó sus intenciones de sumarlo a sus filas. “Se me acercó y me dijo: ‘Tú tenés una joya que es Álvaro Delgado. Me gustaría que se incorporara a mi grupo’. Yo, que soy bastante irónico, le dije que no tenía joyas porque soy un hombre pobre y que Alvarito no tenía dueño. Pero si quieres que se integre, hablá con él”, relató el histórico dirigente del PN.
Fundaron la agrupación Aire Fresco y comenzaron un camino que los volvió inseparables y complementarios. Mientras Lacalle Pou es carismático, elocuente y con ideas firmes, Delgado se destaca por la búsqueda de consensos, un negociador que intenta que todos se vayan más o menos contentos. “Es el que muchas veces le allana el camino”, resumió la senadora Graciela Bianchi.
“Alvarito se convirtió en mi incansable compañero de viajes. Yo le enseñé a recorrer los barrios, a golpearles la puerta a los vecinos y sentarse, a tomar mate con ellos; a entender que nadie tiene 100% de la verdad y que no hay que tener una mirada bicolor. Y él aprendió a negociar, a conectarse con los que tienen los votos. Ya en esa época era muy hábil para saber cómo organizar una agrupación política”, contó Raffo en una entrevista con El País.
Por eso, Lacalle Pou lo quiso junto a él en la Torre Ejecutiva y le encargó la coordinación algunas iniciativas claves, como el plan de realojo de asentamientos y el proyecto de saneamiento en el interior del país, la obra de mayor inversión en la historia de la Administración Nacional de las Obras Sanitarias del Estado: 400.000.000 de dólares.
Y fue con sus habilidades de negociador (y la venia del presidente) que tejió alianza con diferentes sectores intendentes blancos que poco a poco le fueron anunciando su apoyo: consiguió el respaldo de 13 de los 15 jefes comunales nacionalistas y gran parte de los ministros, diputados y senadores. También se valió de sus habilidades para soportar las presiones internas por elegir como su compañera de fórmula a Valeria Ripoll, una ex afiliada del Partido Comunista y sindicalista que se unió al PN el año pasado tras retirarse de la actividad gremial.
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Consciente de sus limitaciones ante el público, durante la campaña Delgado hizo énfasis en su perfil dialoguista. “Con el PIT-CNT -la central obrera de Uruguay- vamos a tener, espero, coincidencias y, espero, que muchas discrepancias, pero nunca vamos a perder la capacidad de dialogar”, sostuvo en un acto en Salto. “Tenemos que modernizar las relaciones laborales teniendo en cuenta que el mundo del trabajo hoy es diferente”, aseguró ese día y rechazó que haya existido pérdida de derechos durante la actual administración.
Hasta utilizó elogios que recibió de parte del presidente del Frente Amplio y ex titular del PIT-CNT, Fernando Pereira, en uno de sus spots: “No importan las diferencias, Delgado valora la importancia del movimiento obrero. Si pienso en figuras dialoguistas, él se me viene a la cabeza. Ha sido quien juntó las piezas en momentos que estuvieron separadas o mal comprendidas. Tengo una amistad con él y una confianza construida a lo largo de 20 años en la que siempre, de una parte y de la otra, cumplimos”.
Lo cierto es que esa relación se desgastó con la gestión de Lacalle Pou y las tensiones electorales. “Él era un hombre muy dialoguista y el gobierno lo transformó. Cambió y cambió mucho”, dijo Pereira en los últimos días, enfurecido por los comentarios que hizo la senadora blanca Bianchi sobre la supuesta utilización de la campaña de Yamandú Orsi del Pepe Mujica: “¿Y ahora qué hay? Un moribundo Mujica, que lo sacan y me da pena, me indigna, porque es un problema de dignidad humana, que lo saquen y lo entren, cuando lo necesitan para dar lástima", manifestó la legisladora.
Además, Pereira le recordó las denuncias de corrupción que tuvo que enfrentar la actual gestión. “Dirigió un gobierno y no se enteró de que en su piso rompieron un expediente público donde decía que (Sebastián) Marset era un narcotraficante peligroso y pesado. No se enteró de que en el cuarto piso de la Torre Ejecutiva funcionaba una organización para delinquir, como fue procesado (Alejandro) Astesiano —jefe de la custodia del presidente— y varios otros integrantes de ese equipo que procesaba ahí”, sostuvo el dirigente del FA sobre el escándalo la entrega de un pasaporte uruguayo al narco en 2021. Cuando se conoció el caso, además de poner en jaque al gobierno de Lacalle Pou, provocó las renuncias del ministro de Exteriores, Francisco Bustillo; la vicecanciller Carolina Ache; el ministro del Interior, Luis Alberto Heber; el subsecretario del Interior, Guillermo Maciel, y el asesor político Roberto Lafluf.
Pero el presidente salió a flote y si no pasa nada extraño en estos meses, terminará su mandato con una imagen positiva de un poco más del 50%. Otro que pudo reponerse de la tormenta fue Laflur, ahora integrante del comando de campaña de Delgado.
De esos niveles de aprobación se quiere aferrar el candidato del PN y, fundamentalmente, de la Coalición Republicana, que promete la continuidad de un Gobierno que se destacó por la baja de la inflación y el desempleo, pero también por empeorar la distribución del ingreso. “Los estudios muestran que el decil más alto se ha apropiado del ingreso mejor que los más bajos y tenemos un índice de Gini empeorado respecto a 2019”, sostuvo politólogo uruguayo Daniel Chasquetti, en diálogo con Cenital.
Las propuestas no difieren mucho de las que llevó a cabo Lacalle Pou. Pues “el segundo piso de transformaciones" en su programa propone “un país más abierto”; es decir, profundizar la flexibilización del Mercosur con acuerdos comerciales fuera del bloque; y un “Estado más simple”, que, entre otras medidas, busca tener menos empleados públicos. Y aunque en su última visita a Argentina manifestó tener “buena sintonía” con Javier Milei, su hoja de ruta plantea que “la política de inserción internacional comercial estará guiada por el pragmatismo y no por preconceptos ideológicos”.
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Delgado es consciente que su victoria y gestión dependerá del funcionamiento de la Coalición. Lo dejó claro la noche de las elecciones generales, cuando salió al escenario -con música de Tan Biónica de fondo- acompañado por el resto de los candidatos de la alianza. “Miren qué linda foto. Acá no hay rostros enojados. Acá hay rostros esperanzados, contentos y comprometidos. Esta es la foto del futuro, esta es la foto de la esperanza, esta es la foto de la coalición. Esta es la foto del gobierno que se viene”.
Ahora, solo resta saber si los uruguayos quieren cumplirle a Delgado su mayor deseo: “Sueño con ese 1° de marzo de 2025, cuando en la Plaza Independencia me dé un abrazo eterno con mi amigo Luis Lacalle Pou, y sienta la responsabilidad histórica luego que me ponga la banda”.