En unas elecciones en Estados Unidos que se juegan voto a voto, lo que sucedió en uno de los últimos actos de Donald Trump pareciera ser nada menos que un paso en falso. Allí, el humorista Tony Hinchcliffe calificó a Puerto Rico como “una isla flotante de basura” y desató una fuerte campaña en contra del republicano. Las reacciones no demoraron en llegar por los dichos racistas: respondió la vicepresidenta demócrata y candidata a la presidencia, Kamala Harris; y salieron en su apoyo artistas internacionales como Bud Bunny, Ricky Martin y Jennifer López. Si bien la ciudadanía isleña no tiene la posibilidad de votar para la presidencia, una gran comunidad vive en territorio estadounidense en estados clave que definen la elección.
“No sé si ustedes lo saben, pero ahora mismo hay literalmente una isla flotante de basura en medio del océano. Creo que se llama Puerto Rico...”, fueron las textuales palabras de Hinchcliffe el domingo en el mitin de Trump en el Madison Square Garden, Nueva York. El candidato republicano no dijo nada al respecto, pero luego desde su propia campaña intentaron desvincularlo: “Esta broma no refleja las opiniones del presidente Trump ni de la campaña”, dijo la asesora principal Danielle Alvarez.
El comunicado no fue suficiente, para entonces puertorriqueños que viven en la isla y en el continente ya había comenzado a organizarse para cambiar su voto o para reforzar el apoyo por Harris, cuando falta tan sólo una semana para las elecciones que se celebrarán el 5 de noviembre y la disputa por la conquista del voto está a la orden del día.
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En sí, esa comunidad representa el 15% del electorado estadounidense. Entre los estados clave o pendulares (swing states, como se los define en inglés por tener una fuerte incidencia en las elecciones, pero sin un voto claro por uno y otro partido) uno de los fundamentales es Pensilvania, ubicado al noroeste de Estados Unidos, lindante con Nueva York y Washington. En ese lugar, unas 600 mil personas habilitadas para votar son latinas -según la BBC- y, de ellas, 470 mil puertorriqueñas. Para dar cuenta de lo definitivo que puede llegar a ser que uno u otro se lleve el total de los 19 electores, vale contar que, en las últimas elecciones presidenciales, los demócratas ganaron tan sólo por el 1,17% (82 mil) de los votos.
"Nunca olvidaré lo que hizo y lo que no hizo Donald Trump cuando Puerto Rico necesitaba un líder solidario y competente. Abandonó la isla, intentó bloquear la ayuda después de devastadores huracanes consecutivos y no ofreció más que toallas de papel e insultos", dijo el músico Bad Bunny.
El cantante trajo a la memoria que esa no fue la primera vez que el republicano denosó a los isleños. En 2017, cuando el huracán María arrasó con la isla el entonces mandatario negó la cifra de fallecidos, se resistió a entregar ayuda y, años más tarde, se supo que incluso llegó a preguntar a sus asesores si podían vender o intercambiar la isla por Islandia. Uno de los actos tristemente célebres de aquel momento fue cuando Trump viajó hasta la capital, San Juan, y arrojó rollos de papel higiénico a los presentes.
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Jennifer López, cuyos dos padres son de Puerto Rico, fue otra de las que se pronunció por Harris inmediatamente después de que se viralizaran los dichos del supuesto comediante: subió en historias de Instagram un post de la candidata en el que afirma que "construirá oportunidades económicas para Puerto Rico".
Ricky Martin, que también es puertorriqueño, subió un fragmento de la intervención de Hinchcliffe y escribió: "Esto es lo que piensan de nosotros. Vota a Kamala Harris". "¿Esto es en serio? Esto es una falta de respeto", lamentó Luis Fonsi ante el monólogo de Hinchcliffe. "Está bien tener diferentes puntos de vista, pero seguir este camino racista no está bien. Estoy muy orgulloso de ser puertorriqueño, estoy muy orgulloso de ser latino. No estamos de acuerdo con este odio constante. Está bastante claro que esta gente no nos respeta, pero aun así, quieren nuestro voto", agregó el intérprete.
En ese estado, también comenzó una campaña de “voto censura” contra Trump. “Lo convertiremos en un perdedor una vez más. Nunca olviden que los puertorriqueños ¡se respetan!”, dijo la concejala Quetcy Lozada. “Nuestros valores están en la boleta electoral… No necesitamos volver atrás. Elijamos seguir adelante”, sostuvo el alcalde de Reading, Eddie Morán.
Hinchcliffe intentó restarle importancia a la naturaleza ofensiva de sus comentarios y en sus redes sostuvo: "Esta gente no tiene sentido del humor", escribió en X en respuesta a un video crítico de la legisladora demócrata Alexandria Ocasio-Cortez y del compañero de fórmula de Harris, el gobernador de Minnesota Tim Walz.
Entre los aliados de Trump también hubo ofendidos, entre ellos Rick Scott, senador republicano por Florida, un estado que cuenta con muchos votantes puertorriqueños. "No es gracioso y no es verdad", escribió en X el domingo. "¡Los puertorriqueños son gente increíble y americanos increíbles! He estado en la isla muchas veces. Es un lugar precioso", reportó Europa Press.
Los congresistas republicanos Anthony D'Esposito, María Elvira Salazar y Carlos Giménez también condenaron con rapidez los comentarios. D'Esposito, que es parcialmente de ascendencia puertorriqueña, representa a un distrito hipercompetitivo de Long Island: "Estoy orgulloso de ser puertorriqueño", escribió D'Esposito en X. "Lo único que es 'basura' fue un mal número humorístico".