El ex presidente Luiz Inácio Lula utilizó su última aparición pública este sábado antes del inicio de las elecciones brasileñas mañana para pedir a todos los que indecisos que "vayan a la playa o hacer lo que quieran, pero por favor vayan a votar antes". De ellos dependerá de que el líder de 76 años gane en primera vuelta o tenga que enfrentar un balotaje el 30 de octubre próximo, seguramente con el actual mandatario Jair Bolsonaro. "¡Falta taaaaan poco!", dijo exagerando la emoción, justo cuando se conocía que la consultora Datafolha le había otorgado una intención de voto del 50% en su última encuesta.
Según los últimos dos sondeos publicados este sábado, Lula tiene altas chances de ganar mañana. Datafolha pronosticó 50% de votos válidos contra 36% de Bolsonaro, mientras que IPEC le dio 51% al líder del Partido de los Trabajadores (PT) frente a 37% de Bolsonaro. La primera encuestadora informó que aún hay 2% de indecisos y un 3% que votará en blanco o nulo. La segunda, sostuvo que los indecisos representan un 3% y los posibles blancos y nulos, un 4%.
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"Quiero ganar las elecciones para que el pueblo vuelva a ser feliz", sentenció Lula y, aunque se mostró "esperanzado" en ganar en primera vuelta, buscó traer "tranquilidad", si eso no sucede. "Si eso no sucede mañana, descansamos 15 minutos y vamos al alargue a jugar", aseguró y, poco después, antes las consultas sobre si tenía miedo de lo que pudiera pasar en las próximas horas, aclaró: "No temo nada, solo que el pueblo que no me elija. Después voy a hacer todo lo que prometí."
Aunque pidió no especular y esperar los resultados mañana, se animó a adelantar que "hablará con todas las fuerzas que sean necesarias". "La segunda vuelta es otra elección, no tiene nada que ver con la primera vuelta. Vamos a hablar con todos, está en juego el futuro del país. Nuestro barco es el arca de Noé", sentenció, en una de las tantas frases que desataron las risas en todo el escenario y entre el público.
Lula se emocionó cuando le preguntaron cómo vive esta víspera electoral. "Yo esperé mucho este día y esperaba llegar como llegue. Estoy feliz desde lo político, lo personal y por el electorado y las encuestas", contó y, más tarde, volvió a ganarse una lluvia de carcajadas cuando afirmó agarrándose el saco claro: "Si hay un brasileño feliz, está acá, vestido como Carlos Gardel".