El Salvador: Bukele asume su segundo mandato con la crisis económica como principal desafío

El mandatario rompió con el bipartidismo, acumuló poder y logró que jueces afines avalaran su reelección prohibida en la Constitución. Las políticas represivas, el desafío económico y la visita de Javier Milei.

01 de junio, 2024 | 00.05

Tras autoproclamarse ganador en unas cuestionadas elecciones, Nayib Bukele asumirá este sábado su segundo mandato como presidente de El Salvador. El joven empresario multimillonario llegó al poder hace cinco años en los que acumuló una fuerte popularidad, incluso a través de las fronteras: instaló un régimen de excepción inédito y militarizó las calles en su “guerra contra las maras”, cooptó instituciones, logró el aval de jueces para su reelección -pese a estar prohibida en siete artículos de la Constitución- y rompió con el bipartidismo instalado luego del conflicto armado, en 1992. Un recorrido por su primera gestión, el contexto político, los desafíos económicos que debe enfrentar y la visita de Javier Milei.

La toma de posesión

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El acto de la toma de posesión comenzará este sábado a las 8 de El Salvador (12 Argentina) y se realizará en el Centro Histórico de la capital del país. La investidura será una hora después en el Palacio Nacional y estará acompañada por un fuerte operativo de seguridad. Aunque el Gobierno dio a conocer poca información sobre cómo se llevará a cabo, el diario El Mundo, informó que entre los confirmados están: Milei y sus pares de Ecuador (Daniel Noboa), Honduras (Xiomara Castro), Costa Rica (Rodrigo Chávez) y Paraguay (Santiago Peña), entre otros, y el rey Felipe VI, de España.

La toma de posesión de Bukele será en el Centro Histórico de la capital del país.

Como parte de uno de sus pasos supuestamente democráticos -dado que la Constitución no permite obtener dos mandatos seguidos-, el 1 de diciembre pasado, Bukele renunció a la presidencia y dejó a cargo a la delegada Claudia Juana Rodríguez, su exsecretaria. En este periodo nunca apareció en actividades públicas y, en la práctica, Bukele siguió ejerciendo la presidencia. 

Las elecciones

Los comicios del 4 de febrero pasado dieron una abrumadora victoria a Bukele. Según anunció él mismo antes de que se conocieran los resultados oficiales, había ganado por más del 80% de los votos. El Tribunal Supremo Electoral ratificó la información a las horas, pese a las denuncias de fraude e irregularidades realizadas por todo el arco opositor: se impuso con el 82,66% de los votos y su partido, Nuevas Ideas, arrasó en las legislativas. De los 60 escaños, 54 quedaron para el partido oficialista, 2 para el tradicional Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), 2 para el Partido de Concertación Nacional (PCN), 1 para VAMOS y 1 al Partido Demócrata Cristiano (PDC).

De entre ellos, desde ARENA y Vamos anunciaron que no asistirán a la toma de posesión para no legitimar un proceso que consideran “inconstitucional”.

Los cinco años de Bukele: el camino de la popularidad

Bukele asumió su primer mandato con la promesa de ponerle fin a las pandillas, más conocidas como “maras” en El Salvador: el país centroamericano era uno de los más violentos del mundo con una tasa de homicidios de 18,2 cada cien mil habitantes en 2015. El primer gesto que marcó su gestión en ese sentido fue el 9 de febrero de 2021. Aquel día ingresó al Congreso con el Ejército para obtener la aprobación del presupuesto para implementar parte de su plan de "guerra contra las pandillas".

Ese derrotero, sin embargo, se afianzó unos meses después. La estrategia del Plan de Control Territorial comenzó a implementarse, aunque sin muchos detalles sobre cómo funciona. Se sabe que cuenta con “fases”, con una mega cárcel para 40 mil personas y la militarización de las calles garantizada a través de un inédito régimen de excepción -que suspende garantías constitucionales para toda la población- que el Congreso renueva todos los meses desde el 22 marzo de 2022. Desde ese momento, hasta finales de 2023 se registraron más de 73.000 detenciones, según Amnistía Internacional.

Con esas políticas, fuertemente cuestionadas por organizaciones de derechos humanos que denuncian detenciones arbitrarias, falta de garantías judiciales y hasta secuestros y torturas (como se contó en esta nota), Bukele logró su cometido y se convirtió en el presidente mejor evaluado en la región de América Latina y el Caribe en 2023, según Latinbarómetro, desde 1995. Los datos oficiales de la Policía Nacional, apuntaron que en mayo de este año el registro de homicidios fue de 0,4 cada cien mil habitantes.

Llevó adelante una reforma electoral en la que redujo la cantidad de alcaldías de 262 a 44 y la cantidad de diputados (en la Asamblea Legislativa Nacional unicameral) de 84 a 60. Mientras, el despido de funcionarios por redes sociales, la destitución de magistrados en la Sala Constitucional -máximo tribunal- reemplazados por otros afines -que le permitieron una relectura de la Constitución para acceder a la reelección- y el cerco para el acceso a la información, fue otra de las características de la gestión.

La economía, la principal preocupación

Desde 2001, El Salvador es una de las 12 economías dolarizadas en el mundo. En ese contexto, el mandatario decidió innovar con la implementación del bitcoin como moneda de circulación nacional y buscó instalar en este tiempo que su país es un “paraíso de libertad financiera”. Algo que la economista feminista Lorena Valle definió ante este medio como su “política fallida” y, a la vez, “el punto de honor” del Gobierno porque nunca reconocerá el fracaso.

“La política económica de Bukele tiene mucho que ver con minimizar el rol del Estado en la política social”, dijo afirmó ante El Destape Valle. En tanto, marcó que el objetivo económico pasa por la “atracción de inversiones extranjeras” y la implementación de lo que llamó “cripto-neoliberalismo”, que describió como “un modelo de desarrollo económico cimentado en las mismas bases que se establecieron hace 30 años de liberalización económica, tratados de libre comercio y flexibilización laboral, entre otros, pero con el agregado de incorporar nuevas narrativas y nuevas prácticas alineadas siempre con el neoliberalismo”.

A esa situación, la economista explicó que el país mantiene una “gestión problemática” de la deuda que mantiene con el Fondo Monetario Internacional por 1.4 mil millones de dólares, en donde el mayor inconveniente desde hace dos años es, justamente, haber legalizado las criptomonedas. "Los riesgos" de la criptomoneda en la que Bukele transformó los fondos nacionales constituyen el mayor problema. “Será una política exitosa si la vemos como una política de marketing, si la vemos como una política de atracción del turismo, en cierta medida, aunque tampoco ahí tenemos números para verificar. Si la vemos como una política económica, ha sido una política fallida porque nadie en El Salvador usa bitcoin para nada ni para comprar ni para recibir remesas ni para que te paguen salarios. Es decir, el bitcoin  no cumple con las funciones del dinero ni con la función de una moneda en El Salvador y, por tanto, la política o el modelo bitcoin es una política fallida y en este punto inexistente”.

Allí llegará el presidente argentino que mira con gusto las directrices no sólo políticas sino también económicas. El interés sobre cómo funciona el sistema en el país centroamericano quedó plasmado en una reunión que el presidente de la Comisión Nacional de Valores, Juan Carlos Reyes, mantuvo la semana pasada con los responsables de la Comisión Nacional de Activos Digitales, a quienes escucharon contar la experiencia de la “regularización” de las criptomonedas que implementaron y con quienes prevén “firmar acuerdos de colaboración”, según informaron en un comunicado. Aunque, ante la consulta de este medio, aseguraron que no se avanzará en este sentido durante la visita de Milei a El Salvador, ya que sólo se trató de “un primer acercamiento”.

Para sumar al escenario económico: una encuesta poselectoral de la Universidad Centroamericana reveló que las principales preocupaciones de la ciudadanía salvadoreña son la economía, el desempleo y el alto costo de la vida. Además, de ellos, el 42% respondió no saber qué es la democracia y sólo un 9,6% la definía como "poder elegir gobernantes".

En tanto, el último ajuste al salario mínimo se oficializó en agosto de 2021 y no volvió a actualizarse: está $300 dólares para el sector de comercio y servicios; $295 para el textil y confección; y $249 para el agrícola. Para poner un ejemplo, la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas informó esta semana que, en mayo, un hogar de cuatro personas que depende de un salario mínimo del sector comercio tiene $327.59 disponible para gastos, una vez descontados los porcentajes de seguridad social. En tanto, si se descuentan 273.23 dólares de la canasta básica alimentaria para cuatro personas, a esa familia sólo le restarían 54.36 dólares al mes para satisfacer el resto de las necesidades del hogar

Para cerrar, según datos del Movimiento de Trabajadores Despedidos (MTD) en estos 5 años de lo que llamaron "régimen de Bukele” se acumularon más 20 mil despidos en 45 dependencias de gobierno, en la Asamblea Legislativa y en 25 alcaldías gobernadas por Nuevas Ideas, denunciaron en un comunicado desde que también pidieron el desconocimiento de esta segunda presidencia.

El contexto político

Desinformación” y “polarización” son las dos palabras que la periodista salvadoreña Kenia Gómez usó para describir la situación política que se vive en el país. Según contó ante El Destape, “el oficialismo en medio de la ilegalidad del segundo mandato ha intentado legitimar un proceso que no es legal”. La estrategia, según contó, es la instalación de una “narrativa” en donde los medios de comunicación tienen “mala reputación”. “Se nos tilda de mentirosos”, dijo.

Ante este escenario, Gómez planteó que el panorama es más bien de incertidumbre y expectativa, que incluso rodeó la organización del acto de toma de posesión, que comenzará este sábado a las 8 de El Salvador (12 Argentina). “Muchos juristas dicen que se consolida la dictadura de Bukele, pero en acciones no sabemos cómo lo vamos a vivir, si mantendrá a su gabinete o no, o cuáles van a ser sus medidas de Gobierno. ¿El régimen de excepción va a ser un régimen permanente? ¿cómo será su relación con la prensa? ¿cómo serán las condenas masivas que se esperan, incluso, para personas que no son pandilleras?”, fueron algunas de las preguntas que se planteó.

El Bloque de Resistencia y Rebeldía Popular y el Movimiento de Víctimas del Régimen son algunas de las organizaciones que hicieron llamados para que la comunidad internacional no reconozca la presidencia de Bukele, que exigen información sobre sus familiares que “guardan prisión injustamente”. Además, en horas previas a la toma de posesión sumaron denuncias por la detención arbitraria de ex líderes guerrilleros como Atilio Montalvo (del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional) y de otros siete dirigentes de la Alianza Nacional El Salvador en Paz. El repudio popular no sólo se siente en las calles con protestas que exigen la liberación de personas detenidas en el marco del régimen de excepción -en donde no existen garantías de defensa-: en la tarde del viernes las pantallas led de las autopistas salvadoreñas fueron hackeadas y en lugar de publicidades, aparecieron imágenes explícitas pornográficas con la cara de Bukele y, otras, en las que aparece su cara con cuerpo de mujer y en ropa interior.