Un acuerdo para priorizar la migración ordenada y segura a través de vías regulares y, en consecuencia, combatir la migración ilegal en la frontera común fue el resultado saliente del encuentro que mantuvieron hoy el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, y el presidente de Estados Unidos, Joe Biden.
El pacto permitirá enviar de vuelta a Estados Unidos a los migrantes que crucen de forma ilegal por la frontera compartida, una medida que se aplicará a quienes no tengan ciudadanía estadounidense o canadiense y que sean detenidos hasta 14 días después del cruce en la frontera.
"Estados Unidos y Canadá trabajarán juntos para desalentar los cruces ilegales por la frontera", dijo Biden durante su discurso en el parlamento, en Ottawa, después de la reunión a solas.
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Biden saludó además el compromiso de Canadá de acoger a 15.000 migrantes provenientes del continente americano.
Un punto central de las nuevas decisiones en la materia es "Roxham", una vía de paso irregular por la cual unos 40.000 inmigrantes llegaron desde Estados Unidos a Quebec el año pasado, esquivando así los puntos oficiales de entrada.
Su cierre preocupa a las ONG de apoyo a los migrantes. "El impacto sobre refugiados en peligro extremo es devastador. El resultado será empujar a la gente a intentar travesías todavía más peligrosas en zonas aisladas" o empujarlos hacia traficantes de personas, advirtió Julia Sande, de Amnesty Internacional.
Estas llegadas caldearon el ambiente político en Canadá, un país donde este problema es relativamente nuevo, y provocó cierta tensión con Washington.
"La migración irregular es un tema crítico para el Hemisferio Occidental. Tal como se comprometió en la Declaración de Los Ángeles sobre Migración y Protección, Estados Unidos y Canadá están trabajando en estrecha colaboración para abordar estos problemas al priorizar la migración ordenada y segura a través de vías regulares", indicó un comunicado conjunto citado por la agencia Europa Press.
Estados Unidos y Canadá también acordaron seguir implementando la política del tercer país seguro, firmado en 2004, que implica que los migrantes deben solicitar asilo en los primeros países "seguros" a los que llegan.
Reportes previos al encuentro indicaban que, a cambio del cierre de Roxham Road, Ottawa aceptaría recibir a unos 15.000 solicitantes de asilo de América Latina a través de canales legales como terminó de anunciarse. La medida aliviaría la presión en la frontera sur estadounidense.
"Es un gran placer tener a un gran amigo aquí", lanzó Trudeau antes de una reunión bilateral en el propio Parlamento, reseñó la agencia AFP.
Biden fue aplaudido en el Legislativo, en particular cuando elogió el compromiso de los dos países de apoyar a Ucrania en su guerra con Rusia.
Estados Unidos y Canadá, son "dos pueblos" que comparten un "mismo corazón", y "en caso de desacuerdo" resuelven sus problemas "con amistad y buena voluntad".
La relación entre Washington y Ottawa es infinitamente más cordial que durante la presidencia del republicano Donald Trump, aunque persisten puntos conflictivos.
También Haití, azotado por la extrema violencia de las pandillas y una grave crisis humanitaria, estuvo en la mesa de conversaciones, porque ambos países analizan una fuerte financiación a la ayuda humanitaria y el armado de una fuerza internacional que podría tener a Canadá al frente.
Se analizó además el gasto militar, en medio de las presiones de Washington a los socios de la OTAN en medio de la guerra en Ucrania.
Ottawa está lejos de dedicar el 2% de su Producto Interior Bruto (PIB) al gasto militar, el umbral fijado para los países de la alianza atlántica.
También la economía fue tema de la conversación entre los socios -junto con México- en el Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte (T-MEC).
Con información de Télam