Xi Jinping en Europa: entre el temor a la desindustrialización y la necesidad de comerciar con China

El presidente chino visitó la Unión Europea, la primera visita oficial en cinco años. Una relación tensa en lo político pero también en lo económico. Los autos eléctricos y las baterías de litio como caso testigo en medio de la transición energética.

11 de mayo, 2024 | 17.42

Estados Unidos y la Unión Europea temen que la producción china los lleve a un proceso de desindustrialización. Esta semana, en el marco de la primera gira en cinco años del presidente Xi Jinping a Europa, desde el bloque regional le plantearon el temor a lo que cuestionan como sobreproducción china en productos como vehículos eléctricos, que puedan competir con los nacionales a un precio más barato. Desde el gobierno de Joe Biden también plantearon críticas similares, en un contexto en el que en búsqueda de una transición energética parece aflorar con la idea de fortalecer con uñas y dientes las industrias nacionales más que la idea de un libre comercio que prevalecía en los ‘90.

"Europa no puede aceptar prácticas que distorsionen el mercado y que puedan conducir a la desindustrialización aquí en casa", aseguró la jefa de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen, en el marco de la visita de Xi a Francia, donde el mandatario chino se reunió con su par francés, Emmanuel Macron. El discurso de la titular europea fue leído como uno de los más duros en ese sentido y de hecho afirmó que “Europa no vacilará a la hora de tomar las decisiones difíciles necesarias para proteger su economía y su seguridad". En un sentido similar, se había referido también la secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellen, en su viaje a China. Allí la funcionaria estadounidense también planteó el temor por la sobrecapacidad productiva y las posibles respuestas de la administración Biden.

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Electromovilidad

China es el principal productor de automóviles eléctricos en el mundo, incluso la marca nacional BYD en el 2023 superó en ventas en el exterior a la famosa empresa Tesla de Elon Musk. Una de las particularidades que tiene es que en territorio chino se lleva prácticamente adelante toda la cadena de valor, es decir, desde la producción de las baterías de litio al vehículo listo para usar con fuertes apoyos estatales, es decir, con importantes subsidios en su producción. Esto llevó incluso a que la electromovilidad tenga un costo similar o más económico que al de los automóviles tradicionales, algo que no sucede en otras partes del mundo donde los vehículos eléctricos son más caros que los de combustión clásica.

“Además de producir los autos, China es el principal productor de baterías de litio, que son fundamentales en esta industria. Concentran más del 75% de la producción de baterías de litio con un precio muy inferior al que estas baterías tienen en Europa o en Estados Unidos. Esto hace que sea más rentable producir autos y venderlos desde y en China que en cualquier otro lugar del mundo”, explicó a El Destape, la investigadora del CONICET y doctora en Relaciones Internacionales, especialista en política internacional y Asia Pacífico, Florencia Rubiolo. La académica agregó que en el 2023, según la Agencia de Energía Internacional, se interrumpieron algunos de los subsidios chinos a esta industria al ver que podía haber una sobreproducción que no solo puede afectar a otros países, como plantean Estados Unidos y Europa, sino que también los afecta en lo doméstico.

“Es cierto que la crítica o de alguna forma la preocupación europea y norteamericana respecto de la sobreproducción en China no es infundada, pero las consecuencias en primera medida la siente el propio mercado chino. Se pueden llegar a sentir a nivel global, eso está por verse. Sería muy probable que sí, pero esto depende también de cómo se incentive la demanda a nivel internacional. La caída del valor de los autos eléctricos puede afectar a toda la caída de precios de esta cadena, lo cual eso nos trae el problema a la Argentina también”, explicó Rubiolo, quien a su vez destacó el rol protagónico de China en el proceso de transición energética “hacia un modelo de industrialización menos contaminante y cumpliendo con los objetivos del acuerdo de París y de diferentes acuerdos medioambientales de reducción de emisión de carbono”.

Hacia una transición energética

Las críticas de Europa e incluso Estados Unidos sobre los subsidios estatales de China se dan en un marco en el cual varios de esos países también mantienen un Estado fuerte al momento de producir y proteger a sus productos, la pregunta que surge es cuál es la diferencia. “China lo que hace es subsidiar fuertemente desde el Estado la producción de ciertos sectores estratégicos para China, a partir de eso hay una escalada muy fuerte en un proceso de reindustrialización, algo que no se veía desde antes de los ‘90, hacía por ejemplo la transición energética. Entonces nos encontramos con la disputa de quien produce más rápido y mejor los componentes vinculados con la tecnología asociada a la transición energética”, aseguró a El Destape, la investigadora del CONICET con sede en la Universidad Nacional de San Martín, Luciana Ghiotto. 

La especialista explicó que en ese contexto la Unión Europea se encuentra en una disyuntiva porque está detrás de Estados Unidos y China en cuanto al manejo de tecnologías para la producción, por ejemplo, de autos eléctricos, pero que tienen entre sus objetivos avanzar hacia una transición energética en una región que pregona por una agenda más verde, enfocada en el cambio climático y sus consecuencias. Otro de los factores tiene que ver con no contar con parte de la materia prima que necesitan para expandir más rápidamente su producción.

“No sorprenden los dichos de Von der Leyen porque es un anuncio que uno podría esperar en la lógica de que la Unión Europea que está buscando su lugar de preponderancia en la competencia firme frente a China y Estados Unidos, empujado por las empresas del sector de la transición energética vinculado al sector automotriz en Europa. Hay que tener en cuenta que Europa tiene unos objetivos bastante estrictos con respecto a la descarbonización para el año 2035 y que ya no se deberían vender autos a combustión en la UE para el 2050. Entonces eso apura también los tiempos y el intento por avanzar en un proceso de industrialización frente a los productos que llegan desde China”, detalló Ghiotto.

Geopolítica

Es conocida ya la disputa entre Estados Unidos y China por el 5G, también en lo que tuvo que ver con lo que denominaron sobreproducción de China de acero y cemento, y lo que se conoció como la guerra comercial durante el gobierno de Donald Trump que llevó a un aumento de los aranceles. Quizás es menos conocida la disputa con Europa con el país asiático, algo que quizás quedó más expuesto especialmente tras los cuestionamientos a algunos mandatarios europeos por considerarse que habían generado una dependencia muy fuerte del gas y petróleo ruso, que quedó muy claro con el comienzo de la guerra en Ucrania

El presidente Xi además de visitar Francia en su gira europea, también lo hizo a Serbia y Hungría dos países o dos gobiernos que parecieran estar en una mayor sintonía con el gigante asiático. De hecho, en el caso del país gobernado por Viktor Orbán se firmó a finales del 2023 un acuerdo para crear una fábrica en su país para la producción de los autos chinos eléctricos BYD. En un país que ya cuenta con un centro productivo industrial de electromovilidad de marcas de la región, por lo cual la empresa china podría sumar mayor competencia externa con firmas europeas.

“En Hungría también hay numerosas inversiones en la producción de baterías de litio, muchas de ellas con capitales chinos. Sin dudas altera el escenario industrial de la electromovilidad de Europa y claramente está relacionado con una relación de cercanía que tiene el gobierno de Orbán con el de Xi. China no es privativa solo del gobierno de Orbán, hay toda una política también de acercamiento a toda Europa del Este como parte de una política de acercamiento a Europa Occidental, como una puerta de entrada”, afirmó Rubiolo, sobre los posibles intereses de la administración asiático, que generan recelo en algunos mandatarios locales.

Otro de los interrogantes qué surgen es qué posibilidades tiene tanto Estados Unidos como Europa de contrarrestar la posible llegada de productos más baratos de China en una industria tan relevante como la automotriz y que ya pasó algo similar con los paneles solares, entre otros productos en los que el gigante asiático se enfoca en una transición energética, a la cual todo parece indicar que se ve en ese camino. “Puede haber una escalada cada vez mayor de suba de aranceles y de proteccionismos frente a este proceso que hay inter hegemónico o de competencia entre las grandes potencias. No es una tendencia al libre comercio, sino una tendencia a la reindustrialización”, aseguró Ghiotto, en base a lo que considera que puede pasar y suma que el caso argentino es la contracara de las potencias: “Parece que Argentina con el gobierno de Millei lo que está comprando es más libre comercio, que es un discurso que quedó de los 90, mientras que las potencias se están reindustrializando”.