Después de años de una escalada bilateral que sacudió y sacude al mundo entero, China y Estados Unidos están dando pasos concretos para mostrar una intención de poner fin a la creciente conflictividad y, al menos, mejorar su relación bilateral. Ese fue el espíritu que transmitieron este lunes el presidente chino, Xi Jinping, y el secretario de Estado norteamericano Antony Blinken cuando se reunieron cara a cara en Beijing, en el marco de una visita oficial de este último.
"Las dos partes lograron avances y encontraron terrenos de entendimiento en varios puntos específicos", destacó Xi, sin precisar cuáles fueron los puntos, y además agregó que eso fue una "muy buena cosa", según un video difundido por la televisión pública CCTV. Por su parte, Blinken sostuvo que las dos potencias "tienen la obligación y la responsabilidad" de mantener una mejor relación y que su país está "comprometido a hacerlo".
Esta visita de Blinken es la primera de un secretario de Estado norteamericano a China en cinco años y Xi lo recibió en el Palacio del Pueblo de la capital, en el segundo y último día de su viaje. La visita , que se pospuso en febrero después de que un presunto globo espía chino sobrevolara el espacio aéreo de Estados Unidos, está siendo seguida de cerca en todo el mundo, ya que un mayor deterioro de los lazos podría tener implicaciones globales en los mercados financieros, las prácticas y rutas comerciales y las cadenas de suministro.
Varios temas enturbiaron en los últimos años la relación bilateral, entre ellos el apoyo de Washington a la isla autónoma de Taiwán, que Beijing considera suya, la rivalidad en el campo tecnológico, las reivindicaciones territoriales de la potencia asiática en el mar de China Meridional o el trato a los uigures, una minoría musulmana del noroeste de China.
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Esta tensión tuvo un pico reciente el año pasado, cuando le preguntaron al presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, sobre la cuestión de Taiwán y él respondió que Washington defendería a la isla en caso de una invasión china. La declaración cayó muy mal en Beijing, pese a que sus asesores dijeron más tarde que los comentarios de Biden no reflejaban una desviación de la política de "una sola China" que había adoptado Estados Unidos en la década de los setenta, cuando pasó a reconocer formalmente al régimen chino de Beijing y estableció relaciones diplomáticas.
Sin embargo, en los últimos meses, los contactos entre Washington y las autoridades taiwanesas, procedentes de un partido independentista, irritaron fuertemente a Beijing, que respondió con ejercicios militares de gran envergadura alrededor de la isla de gobierno democrático. Sobre este punto, Blinken marcó la preocupación que generaron en Washington estos actos que calificó como de "provocación" en el estrecho de Taiwán.
El poder comunista chino considera a Taiwán como una isla rebelde, que no ha logrado aún reunificar con el resto de su territorio desde el final de la guerra civil china en 1949. Por eso, el jefe de la diplomacia china, Wang Yi le dijo a Blinken cuando se reunieron: "El mantenimiento de la unidad nacional sigue en el núcleo de los intereses fundamentales de China", y, "en este asunto, China no tiene margen para transigir o ceder."
Con información de Télam y Noticias Argentinas