En un mundo cada vez más conflictivo, EEUU y China se acercan

El sacudón que generó primero la guerra en Ucrania y las sanciones contra Rusia, y ahora la escalada de violencia en Medio Oriente, llevó a las dos potencias a buscar bajar la tensión bilateral con más diálogo y gestos diplomáticos. 

04 de noviembre, 2023 | 00.05

Estados Unidos y China dan señales de acercamiento. A más de un año de la visita a Taiwán de la ex titular de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, que tensó al máximo la relación entre las dos potencias, el vínculo entre los gigantes pareció desescalar en los últimos días. El canciller chino, Wang Yi, se reunió con Joe Biden, se conoció a la par la reanudación de los diálogos militares y Xi Jinping podría viajar este mes al país del norte. La pregunta que surge es si se está realmente ante una desescalada con la situación taiwanesa en la mira o si es un impass, en un mundo en desorden y con elecciones presidenciales en 2024 en Estados Unidos.

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Relaciones complejas

Cuando Pelosi realizó la visita a Taiwán en agosto del 2022 se temía por el futuro del vínculo entre Estados Unidos y China, incluso los medios de comunicación se preguntaban si podía haber una tercera guerra mundial. La pandemia y la guerra en Ucrania habían generado un panorama donde hasta lo más inesperado podía suceder. Vale recordar que los lazos entre las dos potencias se habían visto fuertemente afectados tras la era trumpista, con lo que se conoció como guerra comercial. Para el país asiático el viaje de la ex titular de la Cámara de Representantes fue una línea roja que se violó. Ningún funcionario o legislador estadounidense de ese rango había desobedecido la orden de no realizar visitas a la isla que el gobierno de Xi considera parte de su nación.

Como consecuencia al accionar estadounidense, China decidió cortar con varios de los acuerdos que tiene entre las dos potencias como el diálogo militar, aumentó su presencia y ejercicios en torno a la isla de Taiwán y se generó una fuerte tensión mundial, que ya venía marcada por el comienzo de la guerra en Ucrania. Desde la administración comunista también le advirtieron a Estados Unidos lo que podría generar una mayor intervención suya en un tema que para el país asiático es doméstico y que tiene como finalidad conformar una sola China, con la inclusión de lo que muchas veces denominan como provincia rebelde en torno al territorio taiwanés.

Pero la época de los cortes de diálogos y los “globos espías” parecen haberse tomado un descanso estos últimos días. El canciller chino llegó a Washington el pasado viernes y se reunió con el Presidente, pero también lo hizo con su par, Antony Blinken y con el asesor de seguridad nacional, Jake Sullivan. En esos encuentros, se dejó entrever la intención de ambos países de mantener los vínculos en un mundo marcado por la violencia de las guerra en Ucrania por un lado, y la más reciente entre Israel y Hamás en la Franja de Gaza. Si bien las posturas de las dos potencias son completamente distintas, sí plantearon la necesidad de mantener los diálogos en la resolución de conflictos.

Otro punto clave podría ser la posible visita de Xi en las próximas semanas a Estados Unidos en el marco de la Cooperación Económica Asia-Pacífico en San Francisco. Desde la administración estadounidense confirmaron su presencia, algo que no han hecho aún desde el gobierno chino. La última vez que se reunieron los dos mandatarios fue en el marco del G20 en Indonesia en el 2022, este año Xi no asistió al foro en algo que fue observado como una señal dado que sí participó activamente del encuentro de los BRICS, desde donde llama a un nuevo orden mundial.

Otro de los pasos en lo que se puede considerar una distensión en el tenso vínculo, fue que el gobierno de Biden envió a la directora principal para China, Taiwán y Mongolia, Cynthia Carras, al foro de Seguridad que se realizó esta semana en Beijing, algo que no sucedía tras la decisión de China de interrumpir esas conversaciones como consecuencia de la visita de Pelosi a la isla. Es válido recordar que la administración de Xi busca la reunificación de Taiwán a través de lo que denomina un país dos sistemas, por considerar que el territorio es parte clave de China y considera injerencia cualquier intento extranjero que busque modificar el estatus o incluso la búsqueda de la independencia en ese territorio.

En el encuentro de seguridad, si bien desde el gobierno de Xi reiteraron la intención de trabajar en conjunto en un mundo en conflicto, no dejaron pasar la oportunidad para enviar un mensaje a Estados Unidos con respecto a la isla, a quien provee de armas. “Cualquier intento de separar a Taiwán de China, no importa por quién o en qué forma, será rechazado resueltamente y disuadido por las fuerzas armadas chinas”, afirmó la vicepresidente de la Comisión Militar Central de China, Zhang Youxia, en la apertura del foro.

¿Cada cual cuida lo suyo?

“Tras la visita de Pelosi a Taiwán, la postura de Beijing hacia Taiwán se volvió más dura y amenazante en materia de defensa. A su vez, Beijing retomó la ofensiva de reconocimiento diplomáticos en América Central. Fue significativo que China y Honduras establecieran relaciones diplomáticas el 26 de marzo de 2023, poco tiempo antes de que la líder taiwanesa Tsai Ing-wen iniciara su viaje a América Central con escalas en Nueva York, Guatemala y Belice”, afirmó a El Destape, el investigador Conicet y docente de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) e internacionalista, Bernabé Malacalza, con respecto a cómo se desarrolló la tensión entre ambos países.

El especialista explicó que la relación entre las dos potencias en materia de seguridad está dada por el triángulo Estados Unidos, China,Taiwán, y lo que ocurre en la isla tiene impacto en otros lados del triángulo, lo mismo sucede con América Central y Caribe para el país del norte. "‘Te metes en mi patio, yo me meto en el tuyo’, lo que provoca una dinámica de escalada”, explicó Malacalza sobre cómo operan las dinámicas de las potencias si sienten una amenaza en su región.

Para Malacalza no hay necesariamente un final de la tensión, pero sí se demostró que hay intención de continuar el diálogo. "La presencia de la delegación de Estados Unidos en el Foro implica no sólo que Estados Unidos no quiere abandonar el dialogo, sino que China da señales positivas con la invitación. Es una buena señal de Beijing", aseguró y recordó que la administración de Biden aprobó un paquete de venta de armas a Taiwán por un valor de 500 millones de dólares. “Lo que pase en las elecciones de Taiwán en enero es clave”, agregó el especialista, sobre lo que considera que hay que mirar para saber cómo continuará el vínculo entre las dos potencias. Además, agregó que también hay que ver si finalmente Xi viaja a Estados Unidos a la APEC.

Guerra y elecciones

“La actual crisis en Oriente Medio y Ucrania hace que Estados Unidos necesite la ayuda de China para resolver este problema que para Biden muestran los logros diplomáticos de la presencia China en el Consejo de Seguridad de la ONU. China puede tener buenas relaciones tanto con Palestina como Israel, ambos lados tienen expectativas de un rol más activo como mediador y China puede mostrar eso también”, explicó a El Destape el profesor de la Universidad de Renmin en China, Wang Yiwei, sobre uno de los motivos por los cuales también podrían mostrarse más cercano. Aunque las posturas de ambos países con respecto a Ucrania y Gaza sean distintas e incluso eso haya quedado demostrado en la imposibilidad de compartir las votaciones en las resoluciones de los conflictos bélicos. 

El especialista suma un motivo más por el cual asegura que la relación entre Estados Unidos y China atraviesa una mejoría y tiene que ver con el hecho de que hay elecciones presidenciales en el país del norte en el 2024. En este evento electoral pueden compartir intereses las dos administraciones, por un lado porque por supuesto Biden quiere ser reelecto pero a su vez probablemente el gobierno de Xi no estaría muy feliz con la llegada nuevamente del mandatario que puso sanciones y llevó a un conflicto comercial mundial.

La guerra en Ucrania tuvo un impacto económico y geopolítico en todo el mundo. Los ataques de Hamás a Israel y los bombardeos israelíes a Gaza, que dejaron ya más de 8500 palestinos asesinados, hace temer una escalada aún mayor del conflicto a nivel regional. Que las grandes potencias bajen los decibeles de sus propias tensiones, sea por la coyuntura bélica, electoral u otro motivo, es necesario para que al menos si no dan soluciones, no creen más conflicto en un mundo ya completamente desordenado.