En un movimiento que alerta a la paz mundial, el ejército chino movilizó este jueves buques de guerra en aguas cercanas a Taiwán. Es porque la presidenta de la isla, Tsai Ing-wen, desoyó las advertencias de Beijing y se reunió en Los Ángeles con el presidente de la Cámara Baja del Congreso de Estados Unidos, el republicano Kevin McCarthy, durante una escala en su regreso de su gira por Guatemala y Belice, dos de los últimos aliados que le queda a la isla asiática en América Latina.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de China reaccionó inmediatamente al prometer "medidas firmes y eficaces para salvaguardar la soberanía nacional y la integridad territorial". "Estados Unidos y Taiwán conspiraron" para "reforzar sus relaciones", lo que "socava gravemente la soberanía china" y "envía una mala señal de apoyo a los separatistas taiwaneses", expresó la vocera de la cancillería china Mao Ning, citada por la agencia de noticias AFP.
Horas antes del encuentro, China había desplegado un portaviones alrededor de la isla. Además, el Ministerio de Defensa de Taiwán anunció la detección de tres buques de guerra y un helicóptero que cruzó la zona de identificación de defensa aérea de la isla.
"Las fuerzas armadas monitorearon la situación y encargaron a las patrullas aéreas de combate, los barcos de la armada y los sistemas de misiles terrestres responder a estas actividades", dijo en su comunicado el Ministerio de Defensa de Taiwán. La isla y China se separaron en 1949, al final de la guerra civil. Los comunistas tomaron el poder en China continental, mientras los nacionalistas se replegaron a Taiwán, pero Beijing considera la isla como parte de su territorio y aboga por recuperar su control algún día.
En virtud del principio de "una sola China", a priori reconocido por Estados Unidos y por la mayoría de los países, entre ellos Argentina, se opone a cualquier relación formal entre los dirigentes de la isla y los de otras naciones. En agosto, tras la visita a Taipéi de la predecesora de McCarthy, la demócrata Nancy Pelosi, China respondió con unas maniobras militares de una escala pocas veces vista en esa región.
Para evitar un episodio similar, McCarthy renunció a viajar a Taiwán y optó por este encuentro en California que, por el momento, ha desencadenado una respuesta de menor intensidad por parte de China.
Después de la reunión con McCarthy y líderes de los dos partidos estadounidenses en la Biblioteca Presidencial Ronald Reagan, en Simi Valley, Tsai agradeció el cálido recibimiento en Estados Unidos. "Su presencia y apoyo inquebrantable reafirman al pueblo de Taiwán que no estamos aislados y no estamos solos", dijo.
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McCarthy, segunda autoridad en la línea de sucesión presidencial y nativo de California, manifestó que la amistad entre Estados Unidos y Taiwán era "vital para mantener la libertad económica, la paz y estabilidad regional". Estados Unidos mantiene sus lazos con China, pero es un importante aliado de Taiwán y su mayor proveedor de armas. En ese sentido, el legislador estadounidense abogó por mantener el respaldo a la isla, al subrayar que "para impedir la guerra lo mejor es suministrar armas". "Es una lección vital que aprendimos en Ucrania, que la sola idea de sanciones no va a detener a nadie", agregó.
Este nuevo episodio de tensiones ocurre el día de la llegada a Taiwán de una delegación de ocho miembros del Congreso estadounidense para discutir sobre comercio y seguridad.
El apoyo a la isla es uno de los pocos consensos bipartidistas en el Congreso estadounidense y durante el mandato de Tsai se estrechó esta relación. En el poder desde 2016, Tsai termina su mandato presidencial en 2024 y su partido se enfrenta a la oposición de rivales considerados más cercanos a Beijing.
La dirigente se posicionó como defensora del status quo, una independencia de facto aunque no reconocida abiertamente, mientras China presiona para aislar y arrebatar aliados a la isla. De hecho, tras un reciente giro diplomático de Honduras, Taiwán solo cuenta con 13 países en todo el mundo que lo reconocen oficialmente, por lo que Tsai busca reforzar los vínculos diplomáticos en América Latina.
El FMI alerta por las tensiones geopolíticas y la economía mundial
Las tensiones geopolíticas, como las de Estados Unidos y China, y la invasión de Rusia a Ucrania, podría restarle 1% al crecimiento a nivel global durante el próximo lustro, debido a la fragmentación que provocan en la economía y las finanzas.
Así lo aseguró el Fondo Monetario Internacional (FMI) que hoy publicó otro capitulo más de su Informe de Estabilidad Financiera Global (GFSR, por sus siglas en inglés), y del informe de Perspectivas Económicas Mundiales (WEO).
Ambos reportes, que incluirán las nuevas proyecciones de crecimiento de los países miembro, serán publicados completos la semana próxima, en el marco de las reuniones de la primavera (boreal) del FMI y el Banco Mundial.
Según afirmó el FMI, la fragmentación financiera que provoca estas situaciones geopolíticas al consolidar bloques aislados del resto, impactan en la estabilidad global al afectar la inversión transfronteriza, los sistemas internacionales de pago y los precios de los activos.
En ese sentido, el informe resalta que las empresas “cada vez más mueven sus procesos de producción a países con preferencias políticas alineadas para que las cadenas de valor sean menos vulnerables a las tensiones geopolíticas”.
“Estas tensiones impulsan la inestimabilidad al incrementar los costos de financiamiento de los bancos, reduciendo sus retornos al igual que su disponibilidad de crédito al sector privado”, señalaron los economistas del FMI en los informes donde recalcan que “un mundo fragmentado será probablemente uno más pobre”.