¿Se resolvió la crisis en Ecuador?

El movimiento indígena y el Gobierno de Lasso se dieron 90 días para hablar y buscar respuesta a la larga lista de reclamos detrás de la reciente ola de protestas. El escepticismo y las dudas. 

07 de julio, 2022 | 00.05

A lo largo de 18 días de fuertes protestas populares, encabezadas por la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie), el Gobierno neoliberal de Guillermo Lasso fue cambiando de estrategia en su ofensiva contra los manifestantes. La mano dura no dio resultado por lo que finalmente, el pasado 1 de julio, se terminó firmando un “acta de paz” en la que el Ejecutivo se compromete a analizar, durante 90 días, la forma de instrumentar los diez puntos que reclama la Conaie.

¿Hay perspectiva de que algo mejore? La aguda socióloga y analista internacional, Irene León, lo pone en perspectiva: “El presidente Guillermo Lasso ya prometió en reiteradas ocasiones cumplimientos que no sucedieron. Por eso el pueblo tiene mucho escepticismo respecto de lo que se resuelva en estos 90 días.” ¿Habrá precios justos como reclaman los manifestantes? ¿Se resolverán los desalojos compulsivos y el endeudamiento de los sectores más vulnerables? ¿Qué sucederá con los juicios contra quienes participaron de las marchas? Hay muchas dudas.

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“La propuesta de moratoria y la renegociación de las deudas personales y familiares no prosperaron. Es difícil creer que en estos 90 días pueda avanzar una iniciativa en ese sentido. Tampoco se llegó a ningún compromiso firme de no judialización para la gente movilizada, lo que en el contexto ecuatoriano de estos últimos seis años de persecución política y satanización de la militancia es algo grave”, explica León. “El presidente es un banquero con intereses en el sector privado. El capital financiero es uno de los principales beneficiados de sus políticas neoliberales.”

¿Quién es Guillermo Lasso? 

Es un neoliberal, miembro de la controvertida organización católica Opus Dei, cuyo historial como banquero lo liga a las peores crisis de Ecuador, como la de 1999 que hundió al país en la dolarización. Lasso fue director ejecutivo del Banco de Guayaquil desde 1994 a 2012 y hoy es uno de sus principales accionistas, lo que explica su militancia constante a favor del capital financiero y la defensa de la falsa narrativa de que lo que es bueno para el sector financiero es bueno para todo Ecuador.

En la crisis de 1999 (casi paralela a la argentina de 2001) fue uno de los principales responsable del denominado “Feriado Bancario” (versión ecuatoriana del “corralito argentino”) cuando se incautaron cerca de 2 mil millones de dólares de depósitos de pequeños y medianos ahorristas de Ecuador. Más tarde, en 2003, durante la presidencia de Lucio Gutiérrez, negoció el préstamo del FMI y el año pasado, ya como mandatario, implementó aceleradamente las recetas asfixiantes recomendadas por ese organismo internacional. 

En este resumido perfil cabe recordar que, en octubre de 2021, el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación publicó los llamados Pandora Papers donde se comprobó lo que ya se conocía: sus vínculos con empresas off shore, evasión fiscal, fuga de divisas y otros delitos más o menos ocultos de su vida político empresarial.

El ahogo social provocado por las políticas neoliberales de Lasso (el aumento del precio de combustible fue el detonador) desencadenaron las huelgas y las protestas iniciadas el 13 de junio y lideradas por la Conaie hasta la tregua pactada el 1º de julio. Durante los 18 días de manifestaciones, el presidente sólo tuvo respuestas de choque: ordenó represiones que se cobraron al menos seis vidas y cientos de heridos; encarceló temporalmente al líder indígena Leónidas Iza y decretó el estado de excepción.

“Con las movilizaciones quedaron en evidencia varias cuestiones”, aseguró la académica Irene León, egresada de la Universidad de Montreal. “Una es que para el neoliberalismo no hay consenso o aceptación popular: hay sólo imposición por la fuerza. Quedaron explícitos el autoritarismo y la arrogancia del presidente Lasso. El diálogo con la Conaie fue emprendido por la mediación de la Conferencia Episcopal. Lasso en ningún momento participó de las conversaciones. Ni siquiera se presentó ante la Asamblea Nacional cuando se trató su propia destitución.” A fines de junio, hubo un intento de juicio político, pero no se alcanzaron los votos legislativos suficientes para hacerlo efectivo.

Como consecuencia de la huelga en todo el territorio de Ecuador también quedó claro, según la opinión de la socióloga, que no se puede seguir achicando el Estado. “El pueblo no quiere más privatizaciones, ni transferencia de recursos que son de todos los ecuatorianos al mercado. La movilización puso en evidencia la necesidad de que el Estado retome una agenda de derechos básicos como educación, salud, alimentación, que han sido desmantelados por el neoliberalismo”. 

El sector movilizado fue amplio y heterogéneo e involucró también la problemática agraria. “Ecuador es un país petrolero y agrícola. Paradójicamente desde el retorno del neoliberalismo se expresa una desatención del Estado hacía esos sectores. Durante estas semanas de paro, uno de los puntos más importantes es que, si bien el campesinado no logró resoluciones concretas a su favor, sí logro instalar la importancia que tiene su actividad en el país”, agregó la analista.

En plan de hacer un balance, Irene León considera difícil decir quién es el ganador o el perdedor en estas jornadas de lucha. “Creo que ambos frentes ganaron algo. Por una parte, el pueblo logró levantarse y colocar una agenda mínima, pero de bastante consenso. Las observaciones de los grupos de derechos humanos de solidaridad internacional que estuvieron en Ecuador, además, permitieron hacer conocer lo que sucede en el país y caracterizaron la represión como crímenes de lesa humanidad. Por la otra, Lasso salió ganando porque se salvó de una destitución por parte de la Asamblea Nacional y porque en estos 18 días de paro se recompuso el frente de la derecha. Antes de las movilizaciones, el presidente tenía un rechazo del 80% de la sociedad ecuatoriana. El Partido Social Cristiano se estaba alejando de él y eso se revirtió.”

El acuerdo de paz del 1 de julio pareciera ser una débil tregua. No es verosímil creer que el gobierno tiene la voluntad necesaria para reducir efectivamente las injusticias sociales a las que están sometidos los indígenas, los campesinos, los pescadores, los cultivadores de rosas y bananas (dos de las mayores exportaciones de Ecuador) y el resto del pueblo. Más bien lo contrario: todo parece indicar que la estabilidad y la calma en Ecuador son apenas transitorias.

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Telma Luzzani

Tiene una trayectoria de más de 30 años como periodista y analista de política internacional. Trabajó en numerosos medios gráficos (Página 12, Tiempo Argentino y Clarín) y medios audiovisuales. Fue conductora de Voces del Mundo en Sputniknews y co conductora en el multipremiado programa de VISION 7 INTERNACIONAL emitido por la TV Pública. Tiene varios libros escritos. Los más conocidos son: “Todo lo que necesitás saber sobre la Guerra Fría” (2019); "Territorios vigilados. Cómo opera la red de bases militares norteamericanas en Sudamérica" (Premio Libertador al Pensamiento Crítico 2012); Venezuela y la revolución (2008), entre otros.