Desde el martes, tres ministros y una secretaria anunciaron su renuncia en Ecuador. El gobierno de Guillermo Lasso mantuvo silencio hasta que la acumulación de dimisiones fue demasiado y este jueves emitió un escueto comunicado, en el que sostuvo que fue el mandatario quien les pidió la salida del gabinete y buscó quitarle dramatismo a una hemorragia política que ya había comenzado a finales del mes pasado, con la renuncia de otros dos funcionarios claves.
El Gobierno “en su primer año de gestión, está realizando una evaluación de todo su gabinete y efectuando los cambios que considere pertinentes en función de la mejor ejecución del Plan de Creación de Oportunidades 2021 - 2025″, publicó el Ejecutivo en un comunicado difundido por sus redes y luego agregó: "El liderazgo de cada cartera de Estado estará bajo los mejores perfiles del país, que enrumben a las instituciones del Ejecutivo a garantizar el bienestar de cada ciudadano de forma integral. El Gobierno del Encuentro seguirá comprometido con el cumplimiento de sus compromisos con el Ecuador".
Esta fue la única referencia oficial que hizo al gobierno luego que el martes pasado el ahora ex ministro de Defensa, Luis Hernández, presentó su renuncia.
"Está tarde presenté mi renuncia como ministro de Defensa Nacional al Presidente Constitucional de la República Guillermo Lasso, agradezco la confianza y le deseo lo mejor para su Gobierno y al País", expresó el general retirado en su Twitter. No explicó el motivo de su salida, pero hacía semanas que analistas hablaban de una "crisis de inseguridad" en el país, provocada por un incremento en la criminalidad que, a su vez, ha tenido su correlato dentro de las cárceles, con nuevos y sangrientos motines.
La salida de Hernández fue leído en esa clave, pero rápidamente se le sumaron otros dos funcionarios: el ministro de Energía y Minas, Juan Carlos Bermeo, y la secretaria de Derechos Humanos, Bernarda Ordoñez, también presentaron sus renuncias y tampoco dieron explicaciones. Finalmente el ministro de Agricultura, Pedro Álava, anunció este jueves su dimisión.
"Hago llegar a usted mi renuncia irrevocable a esta cartera de Estado, en la cual deposité todas mis energías y conocimientos para cumplir con su política a favor del pequeño campesino", sostuvo Álava en su carta de renuncia. Como sus colegas antes que él, no dio explicaciones sobre su decisión.
Sin explicaciones claras de los funcionarios salientes ni del gobierno de Lasso, la hemorragia política hace recordar a las renuncias de finales de marzo pasado de dos personas por entonces clave del gabinete: la ahora ex ministra de Gobierno, Alexandra Vela, y el entonces vocero de la Presidencia, Carlos Jijón. A diferencia de lo que sucede hoy, estas dos dimisiones se enmarcaron en una declarada crisis política.
Los dos funcionarios se habían ido porque no pudieron resolver el conflicto entre el Ejecutivo y el Legislativo de mayoría opositora, que tiene frenadas todos proyectos de ley oficialistas y provocó una parálisis de hecho. En el caso de Vela, ella impulsaba la llamada "muerte cruzada", que hubiese supuesto la disolución de la Asamblea Nacional y el adelanto de las elecciones. En el caso de Jijón, quien se fue un día después, fue un reconocimiento que todos sus esfuerzos por destrabar la situación institucional habían fallado.
El choque de poderes quedó tan al desnudo que el propio Lasso advirtió que comenzaría a gobernar a través de indultos, sin pasar por la Asamblea Legislativa, donde no tiene los votos para aprobar leyes. Acusó a los legisladores de que "no les importa el Ecuador" y sostuvo que lo único que los mobiliza son "negocios personales, intereses partidistas, egoísmos, vanidades o celos".