Este martes, el presidente Yoon Suk Yeol sorprendió a sus compatriotas en Corea del Sur y al mundo entero al declarar la ley marcial por primera vez en 44 años y sacar a los militares a la calle. Anunció que todos los medios quedaron bajo monitoreo del Gobierno y prohibió cualquier actividad política: ordenó cerrar la Asamblea Nacional (Congreso), los concejos municipales y suspendió las protestas y manifestaciones públicas. El argumento fue escueto y se limitó a un conflicto que ya lleva más de 70 años: "Para salvaguardar a una Corea del Sur liberal de las amenazas que plantean las fuerzas comunistas de Corea del Norte y para eliminar a los elementos antiestatales." Pero la sorpresa inicial rápidamente dio paso a la bronca y la movilización masiva. La oposición denunció un "golpe de Estado" y usó su único poder, la Asamblea Nacional; la sociedad salió a las calles. Finalmente, Yoon tuvo que ceder y dar marcha atrás. A continuación las claves para entender la crisis política surcoreana:
El contexto político
El oficialismo del presidente Yoon sufrió una dura derrota en las urnas en abril pasado y perdió el control de la Asamblea Nacional. Fue un golpe tras ser electo en 2022 con un discurso combativo y la promesa de generar cambios. Desde la asunción del nuevo parlamento, la mayoría opositora había obstaculizado sus iniciativas y, en las últimas semanas, la confrontación por el proyecto de Presupuesto 2025 había sido total. Hace solo unos días, la mayoría opositora había logrado aprobar en comisión un dictamen con partidas mucho más reducidas a las originales que pedía el Gobierno. El mandatario había respondido escalando aún más la pelea política. Acusó a los legisladores de cortar "todos los puntos esenciales del presupuesto para las funciones centrales de la nación, como combatir los crímenes del narcotráfico y mantener la seguridad pública".
Casualmente, las acusaciones de Yoon de la semana pasada se parecen un poco a los argumentos que dio este martes al declarar la ley marcial: "Aplastaré definitivamente a las fuerzas antiestatales causantes de la ruina que han estado causando estragos hasta ahora. Es una medida inevitable para garantizar la libertad y la seguridad del pueblo, la sostenibilidad del país y heredar a las generaciones futuras un país adecuado frente a las fuerzas antiestatales que pretenden derrocar el sistema", según tradujo la agencia de noticias Europa Press.
Antecedentes de Ley Marcial
Desde 1972, hubo tres casos de Ley Marcial en Corea del Sur. El primero lo decidió Park Chung-hee, el presidente que asumió en 1961 con un golpe de Estado. Bajo su mandato represivo, el país vivió un crecimiento económico y un desarrollo tecnológico sin precedentes: se convirtió en uno de los cuatro tigres asiáticos. En 1972, en medio de estos cambios, decretó una ley marcial para poder aprobar una nueva constitución autoritaria que terminó forjando a la Corea moderna.
En 1979 Park fue asesinado y lo sucedió, también por la fuerza, Yoon Suk-yeol. Al año siguiente y bajo el argumento de "defender" al país, decretó una nueva ley marcial. Los militares detuvieron a los principales líderes políticos de la oposición, se cerraron las universidades, se prohibieron actividades políticas y se restringió la prensa. Hubo un intento de resistencia y levantamiento al sur de Seúl, la capital, pero fue rápidamente reprimida con un saldo de cientos de civiles asesinados.
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Ese fue la última ley marcial que llegó a imponerse en el país asiático. En 2018, el general Lee Suk-koo, intentó imponer una sin éxito. Era una propuesta de la inteligencia militar para terminar con las protestas contra la ex presidenta Park Geun-Hye, quien estaba acusada de corrupción. El plan era detener a los legisladores y censurar a los medios. El Gobierno finalmente no lo aceptó. El entonces presidente surcoreano, Moon Jae-in, destituyó al general Lee y ordenó refundar el organismo de inteligencia militar.
¿Quién tuvo la última palabra: el presidente o el Congreso?
Ni bien Yoon declaró la ley marcial, la oposición salió a denunciar un "golpe de Estado". Los militares se movilizaron de inmediato por orden del presidente, rodearon la Asamblea Nacional con la orden de cerrar el Poder Legislativo y no permitir que nadie ingrese. Sin embargo, la mayoría de 190 legisladores -de un pleno total de 300- fue hasta la sede parlamentaria y presionó hasta que pudo entrar. Sesionaron y, en plena madrugada, aprobaron por unanimidad -y ante la ausencia de toda la bancada oficialista- un rechazo total al decreto de Yoon, que, según sostuvieron, obliga al mandatario a suspender la ley marcial y dar marcha atrás con todo el despliegue militar de las últimas horas. Fueron horas de extrema tensión en la que soldados rompieron ventanas e ingresaron al edificio en repetidos intentos por amedrentar a los diputados.
Tras la votación de la Asamblea Nacional, se instaló un clima de incertidumbre. La agencia de noticias nacional Yonhap informó que los militares comenzaron a abandonar la Asamblea Nacional, que para ese momento ya estaba completamente rodeada por miles y miles de manifestantes que se habían movilizado desde todos los puntos de Seúl. Sin embargo, fuentes militares dijeron al canal de noticias local YTN que sólo levantarán la ley marcial cuando el presidente Yoon lo ordene. Avanzada la madrugada, el escenario fue aclarándose: aunque los militares seguían declarándose fiel al mandatario, también habían aceptado que los legisladores opositores ingresaran al Palacio Legislativo para sesionar y rechazar la ley marcial. Además, varios dirigentes opositores habían declarado el fin del Gobierno de Yoon, tras la decisión parlamentaria.
En medio de la noche y con miles de personas y de militares aún en las calles de Seúl, finalmente Yoon cedió y anunció que levanta la ley marcial, retira las tropas de las calles y convocará a su gabinete de manera urgente. De inmediato, en las calles, los manifestantes festejaron.