En los últimos días, el conflicto entre Israel y Palestina recrudeció. En las últimas semanas se vieron imágenes de bombardeos de cohetes y misiles que impactaron en ambos territorios. Los muertos comenzaron a contarse de decenas y la situación, lejos de calmarse, parece que vuelve a subir un escalón y la violencia va en aumento. Sin embargo, el conflicto no es reciente. Tiene años de existencia.
En su libro "El conflicto Palestino - Israeli" (Capital Intelectual), el periodista y sociólogo argentino, Pedro Brieger, hace un repaso de lo que fue, desde sus inicios, el enfrentamiento. Con varias respuestas concisas y puntuales, desde allí se puede estudiar la situación que aqueja a Medio Oriente. El libro no es sobre el Medio Oriente en general sino sobre el conflicto palestino-israelí en particular. El Destape seleccionó algunas de las 100 preguntas y respuestas para empezar a conocer el origen de este conflicto.
¿Por qué existe un conflicto entre palestinos e israelíes?
El origen del problema radica en que hay dos pueblos en un mismo territorio y ambos lo reclaman como propio. Los israelíes consideran que les pertenece porque dicen que les ha sido legado por dios como figura en el Antiguo Testamento y porque siempre hubo judíos. Los palestinos, por su parte, dicen que les pertenece porque viven allí desde hace siglos. Para los israelíes, la creación del Estado de Israel representa la respuesta a la persecución que han vivido los judíos a lo largo de toda su historia y consideran que es la única garantía que tienen para que no los persigan nunca más. A los judíos europeos que tuvieron la idea de crear un Estado judío en el siglo XIX no les interesó demasiado que en ese territorio hubiera gente, porque su principal preocupación era resolver el problema de las persecuciones contra los judíos. También hay que decir que –en sus comienzos– sabían muy poco de lo que sucedía en el Medio Oriente, un mundo casi desconocido para muchísimos europeos. Lo poco que se conocía provenía de los testimonios de algunos aventureros que se animaban a viajar y luego escribían novelas, o de historiadores que habían acompañado alguna incursión militar.
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Por el otro lado, los árabes-palestinos tampoco sabían demasiado de lo que pasaba en Europa ni de las persecuciones que sufrían los judíos. Nunca formaron parte de las experiencias coloniales que ocuparon casi todo el planeta (sino que las sufrieron) y a principios del siglo XX casi no tenían acceso al conocimiento de ese mundo que les era ajeno y desconocido. Miles de judíos comenzaron a llegar a Palestina con la idea de construir un Estado sólo para judíos a fines del siglo XIX y principios del XX. Cuando los árabes-palestinos percibieron que los judíos querían ese territorio sólo para ellos trataron de impedirlo pero no lo lograron.
En 1948 nació el Estado de Israel, que les otorgó una nueva identidad ciudadana a esos judíos, que pasaron a ser conocidos como israelíes o judíosisraelíes. La mayoría de los israelíes preferiría que no hubiera ningún árabe en el territorio que reclaman como propio, pero están. Y la mayoría de los árabes-palestinos preferiría que allí no hubiera ningún judío, pero están. El conflicto persiste hasta el día de hoy porque no hay un acuerdo sobre qué porción del territorio le corresponde a cada uno, o si pueden compartirlo.
¿Por qué los judíos eligieron Palestina para desarrollar un Estado propio?
Cuando los fundadores del movimiento sionista pensaron en un Estado judío fuera de Europa, se preguntaron dónde sería posible concretar su sueño. Como la historia de los judíos está muy vinculada a la religión y a la Biblia y esa historia tiene sus raíces en el Medio Oriente, decidieron que ese era el lugar indicado, aunque ellos conocieran poco y nada de la región que estaba ocupada por el Imperio Otomano a fines del siglo XIX. La idea era volver a la tierra de los antepasados conocida como Eretz Israel (la tierra de Israel) o Sión tal cual figura en la Biblia.
Partían del presupuesto de que los judíos habían sido expulsados antiguamente de allí, y que la Biblia era una especie de “título de propiedad” que les confería todos los derechos sobre ese territorio para regresar. Por relatos de viajeros sabían que había comunidades judías en las ciudades de Jerusalén, Tiberiades o Safed y que estas representaban una continuidad de presencia judía en el lugar y un nexo con la historia antigua, aunque para esa época hubiera mayor presencia judía en Egipto, Siria o Irak. Claro que había notables diferencias entre los judíos europeos y aquellos que vivían en los territorios del Imperio Otomano, un imperio que también había llevado el islam a numerosas regiones fuera del Medio Oriente. Los intelectuales sionistas eran europeos, laicos, e influenciados por las ideas nacionalistas y socialistas europeas. Los otros eran judíos creyentes que gozaban de las libertades religiosas que les brindaban los otomanos y no se sentían atraídos por un movimiento secular que planteaba una idea nacional desconocida por ellos. Además, fieles a sus concepciones religiosas consideraban, que su “liberación” sería obra y arte del advenimiento del mesías que llegaría en algún momento.
Herzl en su libro "El Estado de los judíos" se preguntó si Palestina era el mejor lugar para construir un Estado o si se podía optar por Argentina. Esta última idea fue rápidamente desechada por el movimiento sionista en su conjunto porque no existía ningún vínculo concreto con esa lejana tierra, mientras que Palestina era considerada la “inolvidable patria histórica”, como gustaban llamarla. Dado que el movimiento sionista estaba muy influenciado por la cosmovisión europea y las ideas colonialistas, también la elección de Palestina tenía su aspecto utilitario para relacionarse con las potencias de la época ya que Herzl pensaba que el movimiento sionista sería “parte integrante del baluarte contra el Asia: constituiríamos la vanguardia de la cultura en su lucha contra la barbarie”
¿Cuándo comenzaron los enfrentamientos entre árabes y judíos?
A medida que los árabes se fueron dando cuenta de que los judíos que llegaban a Palestina planteaban de manera abierta y clara la idea de crear un Estado solamente para ellos, se opusieron y se iniciaron los enfrentamientos. Mientras los judíos y los árabes (tanto musulmanes como cristianos) vivían bajo el Imperio Otomano, cohabitaban como comunidades religiosas sin mayores problemas. Salvo algún que otro caso aislado, ni siquiera la primera ola migratoria de unas treinta mil personas –que llegó entre 1880 y 1902– tuvo serios choques con la población local. No había motivo para oponerse a su presencia pues los asimilaban a la comunidad judía existente.
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Seguramente les extrañaba mucho que vinieran de lugares lejanos para dedicarse a una actividad como la agrícola, para la cual no estaban preparados, y en condiciones climáticas tan adversas. Pero también comprobaron que muchos de los primeros pioneros que habían llegado de Rusia y Polonia abandonaban Palestina justamente por las dificultades para acostumbrarse a un clima cálido y húmedo tan diferente del europeo. Los problemas comenzaron cuando los judíos dijeron abiertamente que su objetivo era crear una sociedad sólo para ellos y las diferentes organizaciones judías les fueron comprando tierras a latifundistas árabes –muchos de los cuales ni siquiera vivían en Palestina–, expulsando a los campesinos. Excepto casos aislados, para la mayoría de los dirigentes sionistas no representó ningún conflicto moral o ético el hecho de comprar tierras y expulsar a los campesinos. El desarrollo de todas las instituciones judías no dejaba dudas del propósito de convertir en mayoría a la minoría judía.
En 1940 Iosef Weitz, director de la Agencia Judía, lo expuso con claridad meridiana: “Entre nosotros debe quedar claro que en el país no hay lugar para ambos pueblos (...). Con los árabes dentro del país no podremos alcanzar nuestro objetivo de llegar a ser un pueblo independiente en este pequeño territorio, la única solución la constituye un Eretz Israel (tierra de Israel) sin árabes (...). Y no queda otro recurso que trasladar a los árabes a los países vecinos, hay que trasladarlos a todos sin que quede una sola aldea ni tribu, y este traslado deberá hacerse en dirección a Irak, Siria e incluso Transjordania”. Con el correr de los años y la llegada masiva de judíos, los árabes comenzaron a tomar conciencia de que este proceso los obligaría a abandonar sus tierras e incrementaron su oposición al sionismo.
¿Cuándo se creó el Estado de Israel?
El Estado de Israel se proclamó el 14 de mayo de 1948. Sin embargo, hay que remontarse al año anterior para comprender cómo ocurrieron los hechos. El 30 de noviembre de 1947, un día después de la resolución de Naciones Unidas que decretó la partición de Palestina, comenzaron enfrentamientos violentos entre ambas comunidades. Para marzo de 1948 cerca de cien mil árabes habían huido de sus hogares por la manifiesta superioridad de las fuerzas militares judías que ya estaban organizadas como un verdadero ejército y habían decidido pasar a la ofensiva para consolidar la defensa de sus asentamientos, pueblos y ciudades.
Pero también para conquistar terrenos por fuera de las áreas asignadas por la partición al Estado judío, incluyendo la conquista de la ciudad de Jerusalén. El plan de partición planteaba un cronograma que buscaba evitar la violencia entre ambas comunidades. Se estipuló el retiro de Palestina de las tropas británicas y que una comisión de Naciones Unidas fijara las fronteras de los dos Estados, que para el 1° de abril de 1948 debían estar funcionando con sendos gobiernos provisionales. Los crecientes enfrentamientos y la incertidumbre llevaron a que la comunidad judía decidiera apresurar la declaración de independencia, a sabiendas de que los Estados árabes la rechazarían porque así lo habían declarado. El 10 de mayo una dirigente que luego sería primera ministra, Golda Meir, se trasladó a Jordania para conversar con el rey Abdala y tratar de negociar con él para que se hiciera cargo de la parte árabe de Palestina.
El 14 de mayo, un día antes de la finalización del Mandato, los judíos proclamaron oficialmente la creación del Estado de Israel. Respecto de las fronteras del nuevo Estado, Ben Gurion explicitó que si derrotaban a los árabes y se conquistaban más territorios estos formarían parte del Estado judío. El 15 de mayo los Estados árabes vecinos comenzaron una guerra que duró hasta julio de 1949, cuando se llegó a un armisticio. Para ese entonces las tropas israelíes habían ocupado gran parte del territorio asignado al Estado árabe. Si la partición de 1947 les daba un cincuenta y seis por ciento de Palestina, para después de la guerra ya ocupaban un setenta y ocho por ciento del territorio original de Palestina. Esto fue reconocido por Naciones Unidas y marcado por una línea fronteriza conocida como la “línea verde” por su color en los mapas. El veintidós por ciento restante –aproximadamente la mitad de lo que le habían asignado al Estado árabe que debía nacer– quedó en manos de Egipto y Jordania. La ciudad de Jerusalén, que debía ser internacional, quedó dividida en dos; la parte occidental de la ciudad quedó dentro del Estado de Israel y la parte oriental se unió formalmente a Jordania. Al momento de nacer el Estado de Israel, había en su territorio unos seiscientos cincuenta mil judíos y unos seiscientos mil árabes, aunque después de la expulsión de la mayoría de los árabes y cuando se consolidaron las fronteras del nuevo Estado quedaron tan sólo cien mil árabes. El parto para los israelíes había sido muy doloroso. Unos seis mil judíos murieron en los combates, uno de cada cien, un número extremadamente alto para una población tan pequeña.
¿Por qué la Guerra de los Seis Días en 1967 fue tan importante?
La guerra de 1967 marcó un cambio en el conflicto árabe-israelí porque fue la tercera derrota sucesiva de los países árabes ante el Estado de Israel, lo que demostró la imposibilidad de “liberar” Palestina de la “ocupación” sionista, como ellos venían proclamando desde 1948. Durante la guerra, Israel ocupó nuevos territorios: Cisjordania (perteneciente a Jordania), la Franja de Gaza y la península del Sinaí (Egipto) y el Golán (Siria). En tan sólo seis días, el ejército israelí barrió con los ejércitos enemigos y ocupó territorios pertenecientes a países consolidados. De facto Israel también incorporó a miles de egipcios, jordanos y sirios. Para la sociedad israelí, el resultado de la guerra era una nueva prueba de la superioridad moral de “pocos frente a muchos” y el mundo occidental celebró la paliza que se le dio a Nasser, referente del nacionalismo árabe considerado en su momento el principal enemigo de occidente. Mediáticamente, la guerra pasó a ser conocida como la Guerra de los Seis Días, reflejo del entusiasmo que despertó en Europa y Estados Unidos. Israel se había convertido en una potencia militar y su ejército parecía invencible.
Miles de nuevos inmigrantes llegaron atraídos por el aura de la victoria; creció la economía y se autoconvencieron de que la ocupación de nuevos territorios era “liberal” e incluso beneficiosa para la población. Para los árabes la derrota tuvo un efecto moral devastador y la guerra sigue siendo conocida como Naksa (el revés). Si en 1947 la partición de Palestina había dividido a la nación árabe emergente, la expansión de Israel en 1967 tenía todas las características de una humillación para los países árabes. La cuestión palestina cobró una nueva dimensión por la conjunción de los factores mencionados y porque miles de palestinos pasaron a vivir bajo directa ocupación militar israelí. Como los Estados árabes no habían podido derrotar a Israel y recuperar los territorios perdidos, los palestinos –que ya habían fundado la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) en 1964–, decidieron que ellos mismos llevarían adelante la tarea de liberar Palestina y dejarían de estar bajo la tutela de esos Estados.
Si hasta ese momento se solía hablar del conflicto árabeisraelí, la aparición en escena de los palestinos hizo que se comenzara a hablar cada vez más del conflicto palestino-israelí. Esto es así, además, porque después de 1973 el ejército israelí sólo se enfrentó con movimientos irregulares de diferente tenor pero que no representaban a un país. Esto fue así en el Líbano con la OLP en 1982 y con el Hezbolá en 2006 o con el Movimiento de Resistencia Islámico (Hamás) en la Franja de Gaza en diferentes oportunidades (2006, 2008-2009 y 2014) después de la retirada israelí del 2005 de Gaza. En este sentido, y salvo la resolución del territorio sirio del Golán que Israel anexó en 1981, el tema pendiente de resolución entre el Estado de Israel y el mundo árabe es la cuestión palestina.
¿Qué territorios ocupó Israel en la guerra de 1967?
En 1967 Israel ocupó territorios de tres países diferentes. Por un lado, todo el territorio original de la Palestina bajo el Mandato británico al apoderarse de Cisjordania que estaba en manos del Reino Hachemita de Jordania y la pequeña Franja de Gaza que había quedado en manos egipcias. Por el otro, la península del Sinaí llegando hasta el Canal de Suez que le pertenecía a Egipto, y que devolvería quince años después, en 1982. Y en el norte ocupó gran parte de la meseta del Golán, un territorio que formaba parte de la provincia siria de Al Quneitra. La particularidad de la ocupación del Golán es que expulsaron a la mayoría de los casi ciento cincuenta mil habitantes que vivían allí y destruyeron más de ciento cincuenta pueblos. Sólo dejaron en pie cinco pequeños poblados habitados por comunidades drusas, una corriente minoritaria del islam que es muy relevante en Siria y el Líbano. La capital de la provincia, Al Quneitra, habitada por unas setenta mil personas, quedó en ruinas y se apoderaron también de los ricos recursos naturales de la región como el agua. En 1981, Israel impuso la ley israelí en el Golán y lo anexó formalmente, aunque esto no fue reconocido a nivel internacional. Los sirios que vivían en los cinco pueblos que no habían sido destruidos fueron obligados a adoptar la ciudadanía israelí contra su propia voluntad.
¿Por qué Jerusalén es tan importante para judíos, musulmanes y cristianos?
Jerusalén tiene una carga simbólica muy fuerte para los tres grupos religiosos, especialmente la pequeña ciudad vieja de apenas un kilómetro cuadrado, rodeada de murallas antiguas y siete portones de entrada. Los cuatro barrios que se encuentran dentro de la ciudad reflejan las comunidades que históricamente la habitaban: la judía, la musulmana, la cristiana y la armenia. Para los judíos tiene que ver con los orígenes de su historia según está narrada en la Biblia y por eso también la llaman “la ciudad del rey David”. Por otra parte, “el año que viene en Jerusalén” es una frase que los judíos han repetido por siglos para resaltar su apego a la ciudad. Allí también está el kotel Hamaaraví (muro occidental), más conocido en castellano como el Muro de los Lamentos, una pared que, se dice, pertenecía al antiguo Templo judío de Jerusalén construido en el año 37 a.C. y destruido en el año 70 d.C. Para los cristianos es el lugar donde Jesús pasó sus últimos días, donde está la Vía Dolorosa, el lugar de su crucifixión y el de su resurrección. Los musulmanes veneran la ciudad que llaman en árabe Al Quds (lo sagrado) y donde está la explanada de las mezquitas, conocida en árabe como Al Jaram Asharif (el noble santuario). Allí están la mezquita Al Aqsa (la lejana) y la Qubbat A-sakra (la cúpula de la roca), desde donde la tradición musulmana dice que el profeta Mujamad (Mahoma) ascendió al cielo en el año 631 d.C.
Entre 1948 y 1967 la ciudad estuvo dividida en dos y no tuvo un lugar destacado en el discurso político de israelíes o palestinos. Su nombre no figura ni una vez en la Declaración de la Independencia del Estado de Israel, aunque el “muro de los lamentos” hubiera quedado en territorio jordano y los judíos no pudieran visitarlo. Tampoco figura en los documentos fundacionales de la OLP. La disputa por Jerusalén comenzó después de la guerra de 1967 por la ocupación israelí de la parte oriental de la ciudad y la expansión de su municipio tomando barrios enteros de poblados árabes que rodean la ciudad. En 1980 el parlamento israelí aprobó una ley declarando a Jerusalén “completa y unida” como capital de Israel que fue rechazada por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
¿Qué es el bloqueo a la Franja de Gaza?
Los palestinos que viven en Cisjordania tienen una cierta “ventaja” sobre los que viven en la Franja de Gaza ya que pueden ir a Jordania y de allí a otros países. Los de Gaza están casi siempre aislados del mundo, encerrados en lo que muchos definen como una cárcel a cielo abierto desde 1991, cuando quedó virtualmente clausurada al exterior. En algunas épocas, Israel les permitió a muchos palestinos entrar en su territorio durante el día para trabajar como mano de obra barata. La inmensa mayoría no sale nunca porque Israel no lo permite, y no son pocos los casos de enfermos que murieron frente a un puesto fronterizo a la espera de un permiso de salida. Entrar es poco menos que imposible. En más de una ocasión barcos que han llegado con ayuda humanitaria fueron atacados por la marina israelí y desviados de su costa.
La economía de la Franja es mínima, e Israel siempre obstruyó su desarrollo impidiendo el ingreso de materias primas o bienes de capital y poniendo innumerables trabas a la exportación de productos –muchos de ellos perecederos (como las flores)– que ni siquiera se exportan directamente, sino vía Israel por razones de “seguridad”. Además impidió –e impide– por largos períodos la entrada de insumos para hospitales, medicamentos o comida fresca y se apodera de los impuestos que pagan los productos que entran a la Franja (vía Israel), lo que debilita aún más cualquier gobierno palestino, que de por sí cuenta con escasos recursos para invertir en infraestructura o pagar los salarios del sector público. La ocupación desde 1967 creó una dependencia total de Israel que todavía subsiste. La electricidad, el agua, el gas y los combustibles siguen llegando de Israel, cuando llegan. Con el propósito de burlar el bloqueo en los últimos años se cavaron túneles para introducir desde Egipto todo lo que se pudiera.
El bloqueo viene acompañado de bombardeos diarios que han destruido gran parte de la infraestructura urbana como las plantas de energía, industrias, hospitales o mezquitas, hasta llegar al aeropuerto internacional que fue destruido en 2001, y la población suele estar sin electricidad por semanas y meses. Egipto tampoco ha sido ajeno al bloqueo de los palestinos por su frontera común con Gaza, aunque desde 1967 no ha tenido el control político y militar de la Franja como sí lo ha tenido Israel. Durante los treinta años que duró el régimen de Jusni Mubarak, Egipto no quiso confrontar ni con Estados Unidos ni con Israel, entre otros motivos por la estrecha relación de Hamás con los Hermanos Musulmanes que han sido opositores de Mubarak por años. Algunos de sus desprendimientos incluso realizaron actos terroristas dentro del país.
Si bien Egipto también bloquea la Franja de Gaza, para los palestinos el primer responsable es el Estado de Israel, por la ocupación militar directa con tropas en las calles que se prolongó durante 38 años, por los bombardeos incesantes sobre sus ciudades y porque es el Estado de Israel el que impide los desplazamientos entre Gaza y Cisjordania.
¿Cuándo se retiró Israel de la Franja de Gaza?
Los Acuerdos de Oslo planteaban que israelíes y palestinos tenían que negociar las formas por las cuales Israel se retiraría de Cisjordania y Gaza para crear un Estado palestino. Las sucesivas interrupciones y la negativa de los diferentes dirigentes israelíes de sentarse a discutir con los palestinos llevaron a que estos Acuerdos estuvieran estancados o prácticamente muertos. En diciembre de 2003, el primer ministro Ariel Sharon presentó lo que denominó “Plan de Desconexión”. Su objetivo era evacuar de manera unilateral los veintiún asentamientos israelíes en la Franja de Gaza y retirarse de ese pequeño territorio. En los asentamientos vivían unos nueve mil israelíes que controlaban cerca del cuarenta por ciento de la Franja rodeados de un millón y medio de palestinos. Cuidarlos implicaba un despliegue militar demasiado complejo y costoso. Cuando Sharon decidió retirarse de Gaza de manera unilateral, lo hizo diciendo que era una prueba de “buena fe” por parte de los israelíes y quiso aparecer ante el mundo como alguien dispuesto a hacer la paz, aunque siempre hizo pública su oposición a los Acuerdos de Oslo. En agosto de 2005 las tropas israelíes se retiraron, así como los nueve mil habitantes de los asentamientos
¿Por qué Estados Unidos influye tanto en Medio Oriente?
A principios del siglo XX, las potencias que dejaron su huella en la región fueron el Reino Unido y Francia. Después de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos y la Unión Soviética aparecieron como las potencias hegemónicas. Ambos países tuvieron una gran injerencia sobre distintos gobiernos según sus propios intereses globales. La desaparición de la Unión Soviética dejó a Estados Unidos como potencia hegemónica con influencia directa en casi todo el mundo. Numerosos países del Medio Oriente dependen de la ayuda económica, militar y política estadounidense para su supervivencia, entre ellos Egipto e Israel. Después de la expulsión de las tropas iraquíes de Kuwait en 1991 con el apoyo de casi todos los países árabes, y la invasión a Irak en 2003, Estados Unidos logró una presencia militar directa en la región que no había tenido hasta entonces. La desaparición del bloque soviético no sólo provocó que la OLP perdiera su principal aliado internacional, sino también el sostén político, económico y militar para crear un Estado independiente. Esto coincidió con el giro hacia la diplomacia que la OLP venía realizando desde que su dirección política tuvo que abandonar el Líbano para encontrar refugio en Túnez, lejos del centro del conflicto y sin frontera con Israel. La mayoría de los dirigentes de la OLP consideró que debía tejer lazos con la Casa Blanca como única vía para lograr sus objetivos
Los gobernantes israelíes siempre apostaron al apoyo incondicional de Washington. Incluso en momentos extremadamente álgidos y con una opinión internacional muy crítica hacia Israel (como durante las invasiones al Líbano de 1982 y 2006 y la de Gaza en 2008), Washington mantuvo un apoyo sin fisuras al Estado de Israel, justificando incluso lo que ni siquiera muchas comunidades judías estaban dispuestas a aceptar. Tanto israelíes como palestinos consideran que cualquier proceso de paz en la región pasa por Washington. Los países árabes creen que es el único país que puede presionar a Israel. Los israelíes, por su parte, saben que el apoyo incondicional de la Casa Blanca les otorga una especie de inmunidad frente a las presiones internacionales, incluso de las Naciones Unidas, donde Estados Unidos ha vetado numerosas resoluciones de condena a Israel.
¿Por qué se habla tanto de “la solución de los dos Estados”?
Si bien no hay un origen cierto de esta frase, fue planteada a mediados de la década del setenta por la Unión Soviética, los partidos comunistas israelí y palestino, y algunos grupos dentro de la OLP, antes de que la OLP en su conjunto la aceptara en 1988. El eje de la propuesta era la aceptación de la resolución 242 de las Naciones Unidas y el retorno de las fuerzas armadas israelíes a la frontera del 4 de junio de 1967, el día anterior a la guerra. En ese entonces, la mayoría de los palestinos consideraba inviable la creación de un Estado sólo en Cisjordania y la Franja de Gaza renunciando a la Palestina histórica y despectivamente hablaban de la solución del “mini-Estado”. Para esa época la mayoría de los israelíes rechazaba de cuajo la creación de un Estado palestino, sea cual fuere su carácter. Desde que la OLP aceptó la idea de un Estado palestino al lado del Estado de Israel hubo un movimiento interno dentro de la sociedad israelí por el cual varios grupos pacifistas también comenzaron a levantar la consigna “dos Estados para dos pueblos”. Sin lugar a dudas para ambas sociedades fue un giro significativo la aceptación del derecho del otro a un Estado propio.
El problema con la frase es que tiene múltiples interpretaciones. Para los palestinos la consigna es muy clara; significa un Estado palestino en Cisjordania y Gaza, con Jerusalén oriental como su capital en el marco de la resolución 242 de Naciones Unidas. Salvo pequeños retoques de fronteras es lo que plantean hace años. Con los israelíes es más complicado. Una consigna que fue patrimonio de la izquierda durante mucho tiempo hoy es repetida por gran parte del arco político, ya que es “políticamente correcto” plantear –mínimamente– el derecho de los palestinos a un Estado propio. Esto incluye a diferentes sectores de la derecha, aunque no siempre quede claro a qué se refieren y suelan eludir una definición precisa al respecto pues la mayoría de la derecha israelí rechaza desmantelar los asentamientos o retirarse de Jerusalén oriental. Un caso elocuente es el de Benjamín Netanyahu, uno de los políticos más importantes de los últimos años en Israel. En un discurso en 2009 aseguró haberle dicho al presidente Obama que “si los palestinos reconocen Israel como un Estado judío, estamos dispuestos a lograr un acuerdo de paz verdadero, un Estado (palestino) desmilitarizado al lado del Estado judío”, sin alusión a ninguna frontera concreta. En julio 2014, a pocos días de comenzada la invasión a Gaza, Netanyahu fue citado por David Horovitz –editor del diario israelí The Times of Israel– diciendo que nunca aceptaría un Estado palestino soberano en Cisjordania.
En el mismo artículo se recordaba que en 2005 Netanyahu también se opuso a la retirada de Gaza ordenada por el entonces primer ministro Ariel Sharon, lo que motivó que renunciara a su cargo de ministro de economía en protesta por la medida adoptada por Sharon. Existe un amplio consenso internacional de que la solución debe contemplar la creación de un Estado palestino viable al lado del Estado de Israel, es decir la solución de “los dos Estados”. Incluso los últimos gobiernos de Estados Unidos plantean la solución de los “dos Estados”;, pero en sintonía con las posiciones israelíes tampoco especifican el tema de las fronteras ni la decisión de tomar la resolución 242 de Naciones Unidas como base para la resolución del conflicto.